01. Un viaje al principio

3.6K 235 4
                                    

  —La verdad no puedo creer cómo dejaste estas  cosas para último minuto, Sophie— Mi hermana dijo, después de haber salido de una pelea con una señora por el último pernil que quedaba en el supermercado. Bueno, al menos había resultado ganadora —. ¿Qué sigue? ¿Me quedaré calva tras pelearme con algún señor por el último pino en la tienda?

—Claro que no— Reí —. Compré el pino ayer—  Dije por lo bajo, aún así asegurándome de que Sue escuchara.

—¿¡Cómo dijiste!?— Sí, bueno, era bastante cruel de mi parte. Pero era bastante chistoso verla enojada —Entonces tendré que ayudarte a decorarlo... ugh, Dios mío. ¿En qué momento te volviste tan irresponsable, jovencita?

"En el momento en el que Justin se fue, y ya no estaba aquí para ayudarme con los preparativos navideños" Dije para mis adentros.    

Y de pronto la melancolía me invadió. Ugh, aquí vamos de nuevo. Desde que Justin se fue a la guerra, hace más de dos años, nada ha sido igual. Este año, especialmente, me sentía peor de que costumbre.

La última vez que pude comunicarme con Justin; es decir, el mes pasado, me dijo que haría un esfuerzo por venir esta navidad. Pero luego recibí una carta donde me comentaba que las cosas se habían complicado y no le sería posible venir.

Mi error estuvo en decírselo a Zack. Se emocionó demasiado, tanto que comenzó a llorar. Desde entonces no ha parado de contar los días que faltan para conocer a papá, y eso me rompe el corazón. No he tenido el valor de decirle que Justin ya no vendrá, desde luego. El hecho de que Justin me haya creado esperanzas para luego destruirlas —claro que no es su culpa, pero debo ser realista— me dejó bastante mal, descuidando los arreglos de navidad y dejando todo para última hora. Lo cual nos trae hasta aquí.

—Sabes que Justin y yo nos detestamos desde siempre, pero cómo me gustaría que estuviera aquí. Quizás podría ayu...—  Su voz se desvaneció en tanto vio como ya no estaba tan alegre como antes —¿Pasa algo, Sophie? ¿Dije algo malo?

Sólo bajé la mirada hasta mi mano izquierda, especialmente donde se encontraba mi anillo de bodas. Esto era simplemente... demasiado para mí.

—Oh—  Alargó, comprendiendo —. Lo siento, Sophie. Soy una tonta de primera, ya lo sabes.  Ven aquí— Me envolvió en un abrazo.

—¿Están ciegas? ¡La fila avanzó hace siglos! Muévanse o pasaremos nosotros.

Volteamos nuestra mirada ante los ojos de los demás en la fila para pagar, los cuales nos miraban con cólera. No pude evitar dejar escapar una pequeña. No es la primera —ni la segunda—  vez que esto me sucede.

—Yo conduzco— Me dice mi hermana, tomando las llaves de mi mano.

—No está en mis planes morir en vísperas de navidad, así que hazlo con cuidado— Alcé una ceja. Sue podría ser muy buena en muchas cosas, pero conducir no era una de ellas. Sin embargo, no había chocado ni una sola vez, así que le permití conducir.

Entrando en el asiento del copiloto, cerré la puerta del coche al mismo tiempo que lo hizo Sue, encendió el motor y seguidamente salió conduciendo por la carretera.

—¿Te importa si tomo un atajo?— Preguntó. Aunque realmente no tomaría en cuenta mi respuesta, pues antes de que yo pudiese replicar ya había desviado el coche hacia una calle menos concurrida.

En tanto vi el gran árbol caído a un lado de la carretera, maldije para mis adentros. No debí dejarla conducir.

—Sue, no me gusta pasar por esta calle.

—¿Por qué? Es un gran atajo. No hay casi coches, llegaremos más temprano a casa.

Tenía razón, era un buen atajo en ese sentido. Pero esas calles tenían un gran significado para mí. Un par de navidades atrás, esas calles cubiertas de nieve presenciaron cómo fue que Justin y yo nos conocimos.

—No entiendo cómo es que quieres un helado con el frío congelante que hace aquí— Se quejó mi hermana. Aunque ya estaba acostumbrada, durante toda mi infancia y hasta ahora, mi adolescencia, he sido una fiel amante de los helados, muy independientemente del clima.

—¡Así es mejor! De este modo no se derriten tan rápido— Señalé, mientras le pasaba un billete al señor de los helados, obteniendo mi cono a cambio.

—Nunca vas a cambiar, ¿No es así?— Negué con mi cabeza, al mismo tiempo que probaba mi helado de chocolate.

íbamos hablando sobre nuestros pedidos a Santa Claus. Teníamos catorce y dieciséis años, y sabíamos que el hombre barbudo de traje rojo no existía, pero somos una familia apegada a las tradiciones, y los regalos no faltan bajo del árbol cada veinticinco de diciembre.

—¡Cuidado con esa piedra, Sophie!— Me dijo mi hermana, pero ya era muy tarde. Había tropezado con una bastante inoportuna piedra, y hubiese caído al suelo, de no ser por unos brazos que me atraparon justo a tiempo.

Genial. Ahora probablemente tenía a todos los presentes del pequeño parque con sus ojos puestos en mí. Levante la vista, por fin dignándome a ver a mi salvador. Unos ojos mieles chocaron con los míos marrones. Era un chico, bastante guapo, que me miraba con las cejas alzadas como diciendo "¿Estás cómoda? Pues podemos estar así toda la tarde, por mí esta bien" De manera sarcástica, por supuesto.

Cuando me levanté, quería que la tierra me tragase. Como si no hubiese sido suficiente el hecho de haberme caído en sus brazos, mi cono de helado había ido a parar... en su cara. Sí, ahora su cara estaba un poco cubierta del helado que era mío.

—¡Lo siento tanto!— Dije, tratando de que eso pudiese arreglar un poco lo que había hecho. Él sólo se rió y negó con la cabeza —Soy una idiota, lo siento tanto. Fue totalmente mi culpa, debí haberme fijado...

—Hey, hey, hey— Rió, no sé bien si conmigo o de mí —. Cálmate y respira, cariño. Me estampaste un helado en el rostro, ¡no un cuchillo, o un pescado podrido!— Dijo, haciéndome reír —Pero aún así, me gustaría saber el nombre de la muy hermosa chica que fue tan amable de darme un poco de su helado.

—Sophie.

—Bueno, señorita Sophie...— Me tendió su mano, de la manera más caballerosa y carismática que alguien lo había hecho antes —Me llamo Justin Bieber, y es un placer que haya caído en mis brazos este día.

Caí enamorada desde aquel momento. Simplemente me cautivó, su personalidad, era arriesgado, carismático y sabía como ganar tu atención. 

Resulta ser que Justin era un buen amigo de mi hermano Dean. Comenzó a ir a mi casa, a frecuentar los lugares a los cuales yo iba, y comenzar una amistad fue inevitable.

Y aquella amistad, no tardó tampoco en convertirse en amor.

—Este era nuestro lugar, Sue... ¿Sabes?— Sonreí entre la melancolía —Aquí podíamos escondernos un rato y olvidarnos del mundo— Señalé a la casa de los abuelos Jackson. En la parte posterior de la misma había un gran roble donde pasábamos el rato cada vez que queríamos. A los Jackson no les molestaba. Ellos no salían mucho de su casa, ni siquiera nos notaban ahí.

Los recuerdos de Justin eran bonitos, pero me partían el alma. Tan sólo desearía que él pudiera venir, estar conmigo y nuestro hijo. Es todo lo que deseo para esta navidad.


Home This Christmas → j.b [one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora