cuarenta y dos.

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Dylan estaba recostada sobre su casillero en el pasillo de la escuela, ya después de clases. Esperaba encontrarse con Chris para hablar sobre el baile. O a Brooke, quien fuera primero.

Pero al ver a él salir de su aula, fue corriendo a abrazarlo. Él tardó en notar que era ella, y sin querer, la tiró.

—Creo que no te está yendo demasiado bien en educasión física, torpe —dijo ella desde el suelo, mientras se frotaba el brazo.

—¡Dylan! Lo siento —le extendió una mano para ayudarla a levantarse, y los dos quedaron frente a frente —. No te había visto, y...

—No importa —se avalanzó a abrazarlo otra vez —. Eres el mejor mejor amigo de todos, ¿lo sabías?

—Bueno, últimamente me lo dices muy seguido. Así que, si —dijo Chris.

—¿Ya sabes qué vas a ponerte? Estaba pensando en algo elegante, pero...

Dylan sintió la mirada de alguien sobre ella, y volteó. Se encontró con la vista fija de Colin, quien siguió hablando con sus amigos cuando ella lo notó. Lo ignoró, él era la última persona a la que quería dirigirle una palabra.

—¿Pero...?

—¿Qué? —preguntó desconcertada.

—¿Qué estabas diciendo? —preguntó Chris.

—Ah, lo siento, creo que me perdí... estaba pensando en un vestido rojo, ¿tú que dices? He visto uno muy lindo, no sé si a ti...

—A mi me gusta el azul.

Dylan se dio cuenta de que le encantaba mirar a Chris; sus ojos verdes eran hermosos, demasiado; la extraña inclinación que hacía su sonrisa le parecía muy tierna; y ni hablar de su cabello despeinado, pensó en que jamás sabría si era a propósito.

Podía mirarlo un largo tiempo sin parar, y no le importaría parecer una acosadora (bueno, tal vez lo era, pero sólo un poco); él seguía hablando sobre un vestido celeste (¿o había dicho azul?) que había visto el otro día con su hermana, y que seguramente le quedaría muy bien.

Pero a ella no le importaba nada de eso.

Y no se le ocurrió otra forma de decírselo que besándolo.

Entonces, ella se acercó a él, y pensó: <<¿Qué estoy haciendo?>> pero no lo dudó, porque de alguna forma, sentía que quería hacerlo.

Chris la tomó de la cintura, y Dylan se puso en puntas de pie.

No sabía si le sorprendía más que ella haya tomado la confianza para haber hecho eso, o que él no la haya parado.

Al separarse los dos, vio que todos estaban mirándolos. Hasta el profesor de historia, eso si que era vergonzoso.

Pero seguía sin importarle, porque él sonrió al ver que estaba tan nerviosa, y por fin habló.

—Pensé que yo daría el primer paso, quiero decir, el día del baile, pero te me has adelantado.

Dylan volvió a abrazarlo como por décima vez en el día, pero esta vez, con más ganas que nunca. Jamás se había detenido a pensar en cuántas ganas había tenido de besar a ese idiota; y ahora que por fin lo había hecho, de algún modo se sentía muy completa.

—Creo que arruiné todo, supongo que hubiera sido mucho mejor en el baile, y no aquí, con el profesor de historia mirándonos —dijo.

—Me gusta mucho más así.

Esta vez, él fue quien abrazó a ella. Chris pudo ver a Colin con la mirada en ellos dos, y sintió satisfacción, pero solo por unos pocos segundos.

—Dylan —le dijo, intentando separarla de él, aunque ella no lo dejaba —, Dylan, de verdad... ya está.

—¿Qué? ¿Por qué? Podríamos pasar algo más de tiempo juntos —insistió. Quiso volver a acercarse, pero Chris la apartó.

—En serio, Dylan.

—Ahora tú eres el que lo está arruinando todo, lo sabes, ¿verdad? —bromeó.

Chris la miró con cara de culpa, y se fue sin contestarle. Y ella, sin saber por qué, prefirió no seguirlo.

—¿Es que beso tan mal? —se preguntó en voz baja.

Chris & DylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora