XLV✨

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No había logrado sacar la escena de Shawn engañándome de mi cabeza, la única diferencia era que ahora se mezclaba con recuerdos del pasado, lo que simplemente lo hacía peor.

Aseguré la puerta de mi habitación y, con la intención de distraerme, me dispuse a buscar mi viejo cuaderno de dibujos.

Al abrirlo me di cuenta de que la mayoría de los dibujos estaban relacionados a Shawn, y a momentos vividos juntos hace un par de años. No tardé en cerrarlo rápidamente, y lanzarlo a la cama.

Sacudí la cabeza, intentado sacar todo de mi mente.

Todo había estado frente a mí todo este tiempo, y aun así no había sido capaz de darme cuenta. Me sentía como una estúpida, como una total y completa estúpida.

Lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Lagrimas de tristeza, de rabia, de cientos de cosas mezcladas.

Tomé la foto ubicada en mi mesita de noche y la observé detenidamente. Yo sonreía ampliamente mientras Shawn besaba mi mejilla y me abrazaba por detrás. Bruscamente la lancé al mismo lugar donde había ido a parar el cuaderno.

Escuché el timbre sonando, mas no me moví de mi habitación. El sonido se repitió varias veces, y fue ahí cuando recordé que estaba sola en casa, hecho por el que decidí bajar. Podía ser Travis, ya que siempre olvida sus llaves.

Bajé las escaleras despacio, y antes de abrir, limpié las lágrimas que habían estado cayendo por mi rostro.

Suspire, y abrí la puerta.

Me quedé pasmada ante la escena por unos segundos. Todos los chicos estaban de pie en el umbral de mi puerta.

—¿Qué hacen aquí?

—Tienes que venir —intervino, Matt—. Nina, es importante, por fav...

—No —interrumpí, en tono severo—. No quiero verlo, no por ahora.

—Nina por favor —habló, Cameron—, tienes que oír su versión de la historia.

—No tengo que oír nada, joder —me negué—. Lo que vi es suficiente, con eso me basta e incluso me sobra.

—Las cosas no pasaron como tu crees —argumentó, Aaron—. Si lo escucharas, sabrías lo que sucedió realmente.

—¡Estaba borracho! —exclamé, enojada y triste a la vez—, ¡estaba jodidamente borracho!, ¿cómo podría recordar con claridad lo que sucedió?

Todos me observaban suplicantes.

—Hablaré con él —aseguré—, necesito hacerlo, pero ahora tengo muchas cosas en la cabeza.

—Nina...

No puedo —declare—. Lo siento mucho, chicos.

(...)

Miré la hora por enésima vez. Casi las cinco de la mañana y no había podido dormir ni un minuto.

Bajé hasta la cocina por un vaso de agua, y en ese mismo momento el teléfono fijo de la casa comenzó a sonar. ¿Quién podría ser a esta hora? Dudosa, y con el ceño fruncido, me acerqué para contestar.

—¿Hola?

—Nina, no cuelgues —de inmediato reconocí aquella voz.

—¿Cameron?, ¿sabés qu...?

—Tienes que escucharme —interrumpió—. Por favor, Nina, es realmente importante.

—¿Qué ha pasado? —pregunté, con tono nervioso.

Es Shawn.

Mi respiración se agitó levemente.

—¿Qué pasa con él?

—Ese es el problema, no lo sabemos. No llegó al show de esta noche, tampoco estaba en el hotel. Estamos desesperados, lo hemos buscado por todas partes y no aparece. Ni siquiera contesta su celular. Tememos... que algo malo le haya sucedido.

Me mantuve en silencio.

—Lo llamaré, si sé algo de él les avisaré de inmediato.

—Los mismo digo, te llamaremos cualquier cosa —concordo—. Nos vemos, Nina.

Colgué sin decir más.

El posibilidad de que a Shawn le hubiese sucedido algo me atormentaba. Era mi culpa por haberlo dejado solo. Y si algo sucedía... jamás me lo perdonaría.

Rápidamente subí hasta mi habitación en busca de mi celular. Tomé mi chaqueta y busqué en el bolsillo de esta; allí estaba, pero algo más llamó mi atención.

Desdoble el papel y lo leí rápidamente. Me llevé una mano a la boca, ahogando un gritó, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

No, no podía estar pasando...

Marqué el número de teléfono anotado más abajo.

—Haz demorado mucho —habló un hombre, del otro lado de la línea—. Pero aún no es tarde para llamar, amor.

Inmediatamente reconocí esa voz, y junto con eso más de un recuerdo comenzaba a volver. Era la misma voz que hace unos meses atrás no había logrado recordar.

—¿Dónde está? —exigí saber.

—Tranquila, querida. Volverás a ver al chico, pero tengo algunas condiciones.

Tragué saliva, sabiendo muy bien las consecuencias que traería si aceptaba.

—Habla —dije, luego de unos minutos.

—Ven a la dirección que voy a mandarte, habláremos entonces. Te espero mañana en la noche.

—Allí estaré.

—Pero escucha con atención Nina; si le dices de esto a alguien, si llego a ver una sola sirena de policia cerca de aquí, si noto cualquier movimiento sospechoso, ten por seguro que no dudaré en disparar directo en la frente de tu querido novio.

Colgó el teléfono, y en cosa de segundos el mensaje llegó.

Rápidamente limpié las lágrimas que habían comenzado a caer. No tenía tiempo para llorar. Tenía que idear un plan. Tenía que salvarlo.

Releí las tres palabras anotadas en el papel, con una letra que se me hacía bastante conocida, mientras mi corazón parecía encojerse cada vez más.

“Tenemos a Shawn.”

Strings; memories never die✨ ➳s.mWhere stories live. Discover now