Capítulo 11: El lago Negro

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Lía estaba tumbada en pijama con el brazo escayolado, se lo había roto del golpe que se había dado en la pared de piedra, pero la enfermera de Hogwarts, la señora Pomfrey, había dicho que posiblemente si no hubiese estado transformada hubiese muerto. Eso medio animaba a Lía, que había asentido mientras intentaba sonreír. La habían visitado todos los alumnos de Erenbragh, que habían celebrado la victoria a su lado, observando de cerca el huevo de oro, que nadie se atrevió a abrir.

- Has estado genial. – Harry había venido a visitarla con sus amigos al día siguiente, mientras ella sonreía con suficiencia.

- No lo llegaste a ver, Harry. – Lía estaba jugueteando con su varita en la mano izquierda. – Me han dicho que mañana ya estaré bien, que no haga esfuerzos y que evite transformarme en nada hasta dentro de una semana o el hechizo une huesos no funcionará.

- Fue impresionante. – Ron comentó, mirando fijamente a Lía, con los ojos azules y las pecas características de la familia.

- ¿Todo lo que hago te impresiona, Ron? – Lía movió la cabeza y Harry sonrío, mientras Hermione la miraba fugazmente. – Me dio la idea Harry, el cola cuerno que sacó era bastante más pequeñito que el mío, y pensé en utilizar la agilidad de este en contra del vientre de hierro.

- Es que fue impresionante. – Ron volvió a decir. – Yo no me atrevería a darle en la cara a un bicho que escupe fuego.

- No es para tanto, solo fue espectáculo. – Hermione asintió mientras Lía explicaba el suceso, sonriendo. – No quiero abrir ese huevo ahora, ¿lo has abierto tú, Harry?

- Sí... pero... grita, mucho. – Lía miró su huevo, tenía una abertura encima, y supuso que se le daba una vuelta y se abría, pero lo que contenía era para ella desconocido.

- Grita. – Se lo quedó mirando y levantó una ceja, observándolo de cerca. – Le echaré un vistazo pronto, quizá cuando lo descubra pueda ayudarte, por lo de los dragones.

- No será necesario, de verdad. – Lía lo miró de reojo y lo ignoró, sonriendo hacia adelante, ambos sabían que Harry iba a necesitar ayuda de Lía.

La semana se volvió rápida y estaban ya a fin de semana cuando Lía se encontraba sola de nuevo en la biblioteca, con su brazo ya curado y buscando varios libros sobre transfiguración, la noticia del baile del torneo había volado como la pólvora, y de repente, Lía se había encontrado quitándose a chicos de encima con una pala, que le preguntaban si quería ir al baile con ella, pero a todos les sonreía y les decía que no educadamente, alegando que ya tenía una pareja. Ella quería elegir, no ser elegida.

Suspiró mientras observaba los estantes y bajaba con cuidado, no quería partirse un brazo de nuevo, pero todavía era ágil y rápida al bajar, y de un salto, se colocó en la mesa donde se había decidido sentar, abriendo su libro con una mueca aburrida.

- Lía, qué sorpresa. – Levantó la mirada y se encontró con George Weasley de nuevo, como haría varias horas, y días, y semanas, pero esa semana en concreto, ambos gemelos habían estado muy interesados en ella, demasiado para su gusto, pero aun ser ambos unos pesados (y un poco acosadores) le sonrío mientras se sentaba.

- Me encuentras siempre en la biblioteca solo, ¿tu hermano le tiene alergia a los libros? – George sacó sus cosas de una mochila gris y se cruzó de brazos, mirándola.

- Un poco, ahora mismo estaba buscándote por los alrededores de vuestra sala común. – A George se le caía el flequillo encima de los ojos mientras se echaba adelante, y Lía entrecerró los ojos. – Quiere que vayas con él al baile.

Purple Blood - George Weasley [#Wattys2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora