CAPÍTULO 51 "NECESIDAD DE TI"

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Katniss miró el Big Ben sin realmente verlo. Eran las 2:00 de la madrugada y no había podido pegar el ojo en toda la noche, no luego de que su padrino le mostrara el sobre con todas aquellas imágenes de cómo estaba cuando fue llevada al hospital de Los Ángeles, de cómo se veía cuando Brutus la salvó. No, no podía dormir después de eso. Había creído verse mejor en ese entonces pero luego se recordó ¿Cómo las cicatrices que tenía en su espalda podían verse mejor como heridas? Cerró los ojos y pegó su frente al pasamanos intentando por todos los medios sanos olvidar los malos recuerdos, las pesadillas que no la dejaban dormir de noche.

-¿Estás bien?- La voz de Peeta la hizo saltar asustada. Después de recuperar el aliento lo miró molesta antes de intentar relajarse un poco

-¿Necesitas algo?- Preguntó Katniss intentando pasar a su lado pero Peeta fue rápido y la detuvo, tomándole el brazo.

-Quiero hablar contigo- Dijo en un susurro. Katniss cerró los ojos y se soltó de su agarre rápidamente porque empezó a sentirse vulnerable.

- No tengo ganas de hablar, de verdad Peeta. - Dijo Katniss intentando ignorar lo que Peeta quería decirle, pero Peeta la detuvo. No pensaba dejar pasar más tiempo. Sabía por Plutarch que se le había enseñado unas fotos, pero este no le había querido mostrárselas a él, diciendo que si Katniss quería decírselo, era cosa de ella. Así que ya era hora de que ella hablara.

-Quiero saber qué fue lo que Enobaria te hizo- Peeta se giró para ver a Katniss con las manos hechas puño, aun de espaldas.

-No- Susurró esta, girándose para verlo.

-Sé que la audiencia es la próxima semana y tú estás incluida para dar testimonio. También sé que Plutarch te ha enseñado las fotos que se incluirán en el proceso para evitar que testifiques frente a Enobaria - Argumentó Peeta dando un paso hacia ella y luego continuó:

-Quiero que me digas lo que pasó, Katniss. Necesitas desahogarte.

Katniss negó. Después se sentó en el sofá diciendo:

-Enobaria no me hizo nada que tu debas saber

-Voy a averiguarlo, me lo digas tú o no, al final lo sabré- Dijo Peeta sentándose también. Katniss lo miró un momento antes de decir

-¿De qué te sirve saberlo? Esa mujer solo nos hizo mucho daño a todos y ha pasado mucho tiempo de eso. No creo que sea prudente recordarlo- Peeta suspiró pesadamente. Katniss tenía parte de razón pero él quería saber. Además ella necesitaba liberarse. Sabía que todavía le atormentaba mucho, sino no se hubiera puesto así cuando vio las fotos. Por lo que no hacía más que preguntarse ¿De qué manera la había lastimado esa mujer? ¿Por qué Katniss no dormía?

-¿Tanto daño te hizo?- Preguntó en voz alta.

Katniss suspiró, harta de que Peeta tocara una herida que, aunque en su espalda fueran cicatrices horribles, en su corazón aun estuvieran vivas. Se levantó del sofá y se giró. Cerró los ojos con fuerza antes de quitarse la blusa color melón que llevaba puesta.

Peeta se puso nervioso en cuanto la vio darle la espalda y que comenzaba a quitarse la blusa, haciendo que sus mejillas se vieran más coloradas. Pero eso no fue lo que lo hizo jadear como si le hubiesen golpeado el estómago tan fuerte que lo hubieran dejado sin aire.

La espalda de Katniss estaba marcada por cicatrices largas, finas, que se unían unas con otras. Eran rosadas y resaltaban sobre su piel. Latigazos. Escuchó un sollozo que lo trajo de vuelta a la realidad y luego la voz rota de Katniss

-Querías saber qué fue lo que Enobaria me hizo- Katniss lo encaró y Peeta seguía mirándola. Sus ojos estaban llenos de dolor, al igual que sus mejillas estaban llenas de lágrimas. Ahora sabia de que hablaba Enobaria cuando la confrontó. Katniss continuó.

La Maestra De Mi Hijo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora