Cap. 21 | ¿QUIEN ERES Y QUE QUIERES DE MI?

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Se me aceleró la respiración y el pelo del cuello se me erizó; Brian acababa de decirme que quería hacerme el amor. La sangre me hirvió como la lava que fluye de un volcán en erupción y de repente comenzó a hacer mucho calor en la habitación. Sus besos insistentes me quemaban los labios y consumían el poco sentido común y lógica que tenía al alcance. Estaba tan fuera de mí que era como si estuviera viendo todo desplegarse ante mis ojos desde la perspectiva de otra persona. Desconecté el cerebro y ahora no me importaba nada. Nada salvo estar rodeada entre sus brazos sin estas molestas ropas que escondían hasta nuestros secretos más íntimos.

Brian me presionó más hacia la pared y yo apreté mis piernas en su cintura, como una víbora lo hace con su presa. Pasé desesperadamente mis manos por su cabello y lo estreché contra mi cuerpo, intentando, en vano, saciar toda esta sed de él que me estaba matando de forma clandestina desde que nuestras miradas se cruzaron por primera vez.

Definitivamente quería pertenecerle a Brian. Aunque esta rápida y fugaz traslación del odio a lo que posiblemente era amor me preocupaba tanto que una vocecita en mi cabeza me pedía a gritos que pensara las cosas...pero cuando tienes a Brian mordisqueándote el cuello y acariciándote un muslo resulta muy difícil tener claro ese misterioso concepto de "pensar".

Su lengua rozó la mía con dulzura, y entre besos, no pude evitar sonreír.

—¿Y bien, cariño?—jadeó pegando su frente a la mía. En su voz pude detectar desesperación, inseguridad y más que nada, deseo. Un haz de ilusión apareció iluminándo mi mente al pensar que Brian estaba...enamorado de mí.

Cuando iba a decirle que sí, que sí quería ser suya y que no me daba miedo qué podría pasarnos después, mi celular se encargó de romper en mil pedazos la preciosa burbuja de cristal que nos rodeaba en estos momentos. Brian bufó un siseo de exasperación y recargó la frente en mi pecho. Yo gruñí y reprimí una sarta de maldiciones, echando la cabeza hacia atrás y apoyándola en la pared, ahora sintiéndome desgraciadamente estúpida.

Esto...no estaba pasando. Y si no fuera por la sobreprotección de Flo, los dos hubiésemos cometido algo de lo que podríamos arrepentirnos para toda la vida.

Volví a culpar el zumo de naranja.

Brian me colocó en el piso a regañadientes y retrocedió unos pasos mientras se acomodaba el cabello y se alisaba el traje. Aclaré mi garganta, sentí un leve rubor pintar mis mejillas al verificar que sí se trataba de la abuela de Brian y tomé el celular.

—Florence—dije fingiendo sorpresa, evitando encontrarme con la mirada de "te lo dije" de mi hermanastro.

—Oh, ______, gracias al cielo. Cambio de planes.

Esta vez no me quedó de otra que ofrecerle una veloz mirada mientras Florence me decía que regresáramos lo antes posible a Holmes Chapel porque mamá y Brian Sr. volvían esta noche. No pude pedirle más explicaciones porque me cortó la llamada en cuanto terminó de contarme lo de nuestros padres. Con la cabeza dandome vueltas, agarré el brazo de Brian y lo arrastré hasta la salida.

—Mamá y tu papá regresan esta noche—susurré con cierta timidez mientras bajábamos las escaleras de la discoteca. Quería que me tragara la tierra hasta su centro más caliente y me rostizara como a un pollo. Dios...¿cómo se suponía que lo vería a la cara después de..?

—Papá siempre tan inoportuno—musitó negando con la cabeza, con una expresión divertida y decepcionada a la vez.

Fruncí el ceño y lo seguí insegura hasta el aparcamiento. ¿Entonces Brian sí hablaba en serio? Suspiré. Brian era más complicado que resolver un crucigramas o una sopa de letras. Me costaba un mundo saber cuando hablaba en serio y cuando estaba de broma, pero...teniendo en cuenta el estado de nosotros dos hace un par de minutos, antes de que Flo echara todo a perder, parecía más decidido que nadie a..."hacerme el amor".

Trouble Boy (Synyster Gates y tu)  [TERMINADA] [ADAPTADA]Where stories live. Discover now