Pocas horas habían pasado cuando le dieron el alta a Harry. Un poco cansado, y aún dolido, fue directamente a su departamento, junto a Flor.
-¡Es enorme! Bien Harry.- fue lo primero que dijo Flor al ver su gran departamento. Lo recorrió varias veces, impresionada y observando cada detalle. Harry sólo se limitó a caminar hasta su habitación, y tirarse de lleno a la cama, se cubrió con la frazada y se quedó dormido.
Sin nisiquiera notar una carta que había tirado por la fuerza con la que arrojó la almohada. Una carta, perfumada y escrita a puño y letra por Babi. Cerró los ojos y se durmió, sin notar nada.
El ruido de la puerta delantera lo despertó de repente, se levantó para verificar que todo estaba bien, y pudo observar como Flor comía de una caja de telgopor.
-Ahí está el tuyo.- apuntó con su tenedor otra caja de telgopor que yacía caliente e inmóvil sobre la mesada. Y comieron juntos.
-¿Qué hora es?- le preguntó observando la oscuridad proveniente del exterior.
-Las nueve, dormistes bastante. ¿Encontrastes algo de Babi?- mordió su tenedor, desgarrando los fideos que se habían enroscado ahí.
-No.- dijo luego de pensar, meditar y razonar diferentes posibles mentiras o señales que Babi alguna vez le había dicho, se rindió con facilidad, y dejó la lucha atrás, con todo en él.
-Tiene que haber algo, ¡Lo que sea! ¿Te fijastes bien? ¿Ni siquiera te fijastes verdad?- luego de un silencio desgarrador, dejó su plato de telgopor y lo miró impresionada, ver a su amigo rendido, era una cosa no sólo rara, sino también denigrante.- ¡Por favor! ¿Quién eres? ¿Qué pasó con mi amigo? ¡Ese amigo luchador, fuerte, que no temía luchar por lo que quería! ¿Dónde está?-
-Al lado tuyo. Pero cambió. Me cansé, posiblemente de todo. No doy más, no puedo, simplemente no puedo seguir luchando, es pelear por nada, es esforzarse para jamás recibir recompensa. Me cansé.-
-Patrañas.-dijo luego de un mutuo silencio.- ¿Te acuerdas ese juego de cartas? Mentíamos para ocultar la verdad. Era un gran juego, yo siempre ganaba, tu huías al final, cuando ya no te quedaban cartas.- Harry la miró de reojo, pero luego volvió a posar su mirada en la caja de fideos.- Eso estás haciendo ahora, huir. ¿No te cansas de escaparte siempre?. Tú no estás cansado de luchar, estás cansado de intentar, intentar y fracasar, de eso estás cansado.- apoyó su mano sobre su cabello, acariciándolo.
-Lo sé, pero no puedo seguir. Es imposible seguir, jamás consigo ser feliz, obtener mi recompensa, lo que quiero. Para qué seguir si sé que volveré a fracasar.- respondió entre lágrimas. Logró quebrarse hasta llorar.
-Cuando una persona lucha por algo que desea, lo hace, fracasa, y vuelve a intentarlo, de una manera diferente, pero lo intenta. De los fracasos aprendemos, de los éxitos no mucho. Por eso no debes dejar de luchar por lo que quieres Harry, sabés, tú y yo, ambos, que Babi no se iría así porque sí. Razón, cometido, algo la debió impulsar, pero es imposible que se largara sin dejar rastro o una carta.-
El cerebro de Harry reaccionó como una máquina sin pilas, que al colocarlas vuelve a funcionar. Se levantó precipitado del sillón, y se dirigió a la cocina.
-¿Qué buscás?- le preguntó Flor observando la rapidez con que movía los cajones, abría y cerraba latas, y la caja de recuerdos que ellos tenían en la alacena, ocultado por los alfajores de chocolate que Babi había comprado en un tiempo, metió la mano, buscando algo, lo que sea. Una señal, una pista, algo, o una carta, como había dicho.
-Babi siempre fue buena en ocultar y enredar las cosas. Le encantaba buscar y pensar, el razonamiento era su fuerte.-
-Entonces...¿Querés decir que Babi dejó un rastro por algún lado de la casa, para que la encontraras?-
