Capítulo 3:

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Ambos se amaron. Se quisieron. Se adoraron. Sus corazónes irradiaban felicidad. Sus peleas eran sin sentido y su duración era corta, ya que al minuto corrían a los brazos de su amado, implorando perdón. Se besaban apasionadamente, como si no hubiera un mañana.

Él la recogía luego de la universidad. Ella lo esperaba ansiosa y feliz. Feliz de estar a su lado. Feliz de tener a alguien que la ame de esa manera.

Todos los días, todas las noches, encendían el fuego de su pasión. Se acurrucaban. Se abrazaban. Se besaban. Como dos enamorados. Porque así era. Estaban enamorados. Uno del otro.

Paseaban por la plaza con sus manos entrelazadas, unidas. No les importaba la gente, no les importaba los camarógrafos, no les importaba nada. Nutrían su amor.

Pero ese amor, tan puro, tan divino, que ellos nutrían día a día, se esfumó. Desapareció. Todo comenzó cuando su fama creció. Él cambió. Su fama lo consumió por completo. No era el mismo. El Nate del que Babi se había enamorado desapareció. Su banda era su principal objetivo. Le preocupaba su vestimenta. Su peinado. Sus zapatillas. Su rostro. Presentaba a Babi como su novia, pero parecíase que fuera su acompañante.

"Mi amor te voy a amar hasta que el mundo nos separe, hasta que la muerte nos separe, por siempre, tú y yo." Aquéllas hermosas palabras que él le había recitado, se murieron. Se fueron.

Babi lo sabía. Sabía que el amor entre ellos se había muerto, pero no lo quería reconocer.

¿Porqué no reconocerlo? ¿Porqué no mejor dejarlo e irse? Sería más feliz. No. No sería más feliz. Ella ya era feliz al lado suyo. Era..

La última vez que despertó al lado de él fue hace aproximadamente un mes. ¿Cómo es posible que de todos los días en que el se quedaba a dormir junto a ella, acurrucados, abrazandose, y sintiendose el calor de sus cuerpos enamorados, todos esos maravillosos días se redujeran a una vez por mes?

- Mi amor, te quedarás hoy conmigo-

-No puedo, tengo una entrevista-

-Por favor mi amor...quédate-

-¡Babi por dios, entiendeme, no puedo!- y luego de pronunciar aquéllas palabras tan hirientes, que destrozaron el corazón de Babi haciendólo añicos y redujendólo a la nada. Se marchó.

Ella estaba cansada, siempre la misma rutina, siempre era lo mismo. ¿Cómo pudo ser que haya pasado de la persona más importante en su vida a ser absolutamente...nada.? En la mente de Babi una pregunta le atormentaba la existencia. Aquélla pregunta le rebotaba en la cabeza como una pelota sin rumbo. Ésa pregunta cruel, que pensó que jamás iría a formularsela. La respuesta a esa pregunta le destrozaría el corazón.

"¿Me seguirá amando?"

No quería pensar en esa pregunta. Su corazón y alma estaban lo suficientemente dañado como para clavarles otra estaca. Necesitaba aire. Necesitaba salir. Hoy no debía ir a la universidad, ¿porque no salir?. Se cambió, agarró sus auriculares y su celular, y cerrando las puertas del ascensor, se marchó.

Quería caminar, a donde el destino la llevara, a cualquier lugar. Sin importar la hora. Caminó y caminó. Se alejó de su vecindario. No sabía exactamente en donde estaba, pero eso le fascinaba.

"Hay que estar perdido para hallar lo inhallable."

Siguió caminando. El lugar en donde se encontraba era hermoso, no se parecía en nada a su vecindario. Era luminoso y hogareño. Los niños correteaban por todos lados, jugando y divirtiéndose. Aquél vecindario le traía hermosos recuerdos de su niñez.

Distraída por el ruido de aquellos niños tan felices, Babi choca contra una moto estacionada, provocando que ésta se cayera sobre la calle. Un grito se escuchó desde el fondo de una confitería haciendo que Babi se sobresalte por el susto.

-¡Oye! ¿Qué haces?- una voz masculina se acercó a ella para levantar la moto

-Perdón, perdón, estaba distraída...lo siento muchísimo...no quería...- mientras se disculpaba ayudaba al muchacho a levantar el desastre que había ocasionado.

-Tranquila, no pasa nada, no te disculpes- aquél muchacho era amable.

"Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino, esa vieja roca muda"

Aquél muchacho amable, penetró en los ojos de Babi. Nunca antes había visto belleza como esta. Aquéllos ojos negros como la oscuridad, una oscuridad misteriosa, que al adentrarse en ella, su mente se perdía. Ese muchacho se había perdido en sus ojos.

Ambos se encontraron. Se miraron. El lapso de tiempo fue infinito.

Él tenía unos hermosos ojos miel, vestía una chaqueta de cuero, unos jeans azules, y unas zapatillas desgastadas.

Élla vestía un buzo de lana violeta, unos jeans y sus zapatillas favoritas.

Se miraron detalladamente. Lo único que separaba a estos dos cuerpos humanos era la moto.

De él rebosó una diminuta sonrisa, ella se lo devolvió. Ambos se perdían en la mirada del otro.

-¡Oye Harry! ¿vienes o qué?- aquélla vos provenía de la cafetería.

"Con que se llama Harry" pensó Babi. -Hermoso nombre- murmuró, aunque el chico oyó su murmuro

-¿Te gusta?- le preguntó el muchacho

-¿Qué cosa?-

-El nombre, dijistes "que hermoso nombre"- Los pómulos de Babi se tornaron de un color rojizo. Estaba avergonzada. La había escuchado.

El rió. Se rió de ella.

- Emm...si... es un lindo nombre- nunca sintió tanta verguenza como en aquel momento, su rostro se torno de un color violeta.

-Emm...me tengo que ir...lamento lo...de la moto...estaba...distraída- Babi tartamudeaba. ¿Porqué tartamudeaba? ¿Acaso no se daba cuenta el ridículo que hacía?

Babi avergonzada, se sacó el pelo que le cubría el rostro, agachó la mirada y se retiró de la escena.

-¡Espera! ¿a donde te diriges? Si quieres puedo llevarte-

¿Era verdad? ¿Estaba sucediendo? Aquél muchacho le propuso llevarla.

-No...no esta bien... yo voy... hacia...- ella, perdida, señalaba en cualquier dirección

-Yo te llevo- y preparando la moto, le entregó un casco. Babi jamás se había subido a una moto, nunca se atrevió.

-¿Le tienes miedo?- Se le estaba riendo en la cara. Ella no quería quedar como una miedosa, aunque así fuese. Se puso el casco y se subió a la moto.

-Agarrate fuerte-

Los brazos de Babi abrazaron con fuerza su cuerpo. Estaba aterrada, le incrustó las uñas en el pecho. Tenía miedo. Era un ser humano, por supuesto que iba a tener miedo.

-La dirección por favor-

-Sigue todo derecho, luego yo te indico-

Y terminando esta frase, Babi cerró los ojos,lo abrazó como si no hubiera un mañana, hasta que llegaran a su destino.

Nuestro amor.Where stories live. Discover now