Capítulo 19

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SPENCER

Me sentía feliz estando a su lado, era algo extraño lo que me sucedía estando con ella. Aunque también es cierto que, no podía evitar que mi corazón se acelerara cuando iba a verla.  Sin embargo, cuando estaba con ella, no me sentía incómodo como normalmente me pasa con las chicas. Podía hablar con ella de todo, teníamos gustos comunes y, a ella, le encantaba aprender cosas nuevas. Por eso, siempre me dejaba hablar de teorías tanto de física cuántica como de filosofía. Teníamos debates que podrían durar horas y horas; y, realmente nos lo pasábamos bien.

Reíamos, hacíamos pequeñas bromas y nos contábamos anécdotas de nuestras vidas. Fue así como supe todo por lo que había pasado: el acoso en el colegio por el simple hecho de ser inteligente y querer aprender, el sentirse solo en una clase rodeada de gente, preferir un libro a la compañía de ciertas personas,... Era como mi pasado en un espejo. Aunque ella pudo conseguir a sus amigos al llegar a la facultad. Realmente, había tenido una vida de superación y este golpe no era merecido. Todo por lo que había pasado en ese zulo hasta que abrí aquella trampilla, no tenía que haber ocurrido. Lo peor era que estaba dejando heridas sin cerrar en ella y ambos éramos conscientes de eso.

Una de las noches, en las que me quedaba con ella en el hospital, tras un buen rato de risas y debates sobre la filosofía de Kant, nos quedamos en un silencio que solo fue roto por un suspiro de ella.

-Spencer, necesito tu ayuda. -Me miró a los ojos tras decir eso y un escalofrío recorrió mi columna.

-Claro, ¿qué necesitas?

-Sabes, tan bien como yo, que no estoy bien. Soy incapaz de dormir y tengo tanto miedo... No puedo con esto, necesito ayuda.

-Puedo buscarte al mejor psicólogo, tengo ciertos conocidos que...

-No, no hablo de eso. -Hubo unos segundos de silencio en los cuales mi confusión fue aumentando-Quiero que me ayudes a buscar una clínica, necesito aislarme de todo y pensar. Creo que sería lo único que de verdad podría ayudarme.

La miré entre incrédulo y orgulloso, puesto que, no había conocido a nadie nunca que hubiera elegido ese camino por si misma. El más difícil.

-Te ayudaré en todo lo que necesites.

-¿Sabes? En todo este tiempo no me he quejado de nada, no he llorado por nada, ni siquiera me he permitido pensarlo... pero siento que todo se va acumulando y que va a explotar. Pero a pesar de no querer que ocurra, no puedo evitarlo. Ese ser del inframundo, me lo ha quitado todo de la noche a la mañana.

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos con cada palabra que decía y me sentía tan impotente, nada de lo que pudiera decir iba a cambiar las cosas. En ese momento recordé algo que García me dijo hace unos meses. "hay veces que los gestos valen más que las palabras". Así que, siguiendo su consejo, me levanté de mi habitual asiento y la abracé. Nunca había hecho algo semejante pero me sentía bien. Por un momento sentí como si solo fuésemos uno.

Tras un rato que podían ser horas, me tumbé a su lado y la acurruqué junto a mi pecho mientras seguía llorando, hasta que finalmente se durmió. Era la primera vez en todo este tiempo que la veía dormir. Y a pesar de no creer en los ángeles, supe que si existían deberían de ser como ella. Tenía el rostro más dulce que jamás he visto y un reflejo de su dolor en el. Puesto que las lágrimas habían dejado su marca.

Pude pasar así toda la noche, y de hecho lo hice. Ya que lo siguiente que sentí fue los rayos de sol.

Inconscientemente le moví un poco y ella se despertó. Me miró a los ojos y mi corazón empezó la latir con fuerza. Esos ojos eran indescriptibles.


VICTORIA

Poco después de despertar, Spencer fue a por el desayuno. Entonces comencé a pensar en todo lo que le había contado anoche. Nunca me había abierto de esta manera con nadie, pero no podía evitar confiar en él.

Y teniendo en cuenta como me sentía al estar a su lado, no iba a pedirle que se marchara nunca. Además me hacía sentir feliz con tantas horas de charla, estaba casi todo el día conmigo pero me dejaba mi espacio. Cuando estaba con él era diferente al resto de gente que venía a verme. Ellos me miraban con pena, cosa que entiendo, y no sabían muy bien que decir, por lo que no dejaba de ser un momento incómodo. Mientras que con él, las palabras fluían.

Tomamos un buen desayuno, y hablamos un poco más hasta que él se fue a su hotel. En unas horas volvería a recogerme, ya que ese mismo día me darían el alta.

Tuve un par de visitas de amigos y vecinos, que fueron agradables y así la mañana se pasó algo más rápida. Sin embargo, no me quité a Spencer de la cabeza ni un segundo.



Oscuridad (Spencer Reid)Where stories live. Discover now