Felicidad.

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— Hoseok tuvo una crisis hace unas horas.— Namjoon se tumbó cansado en la silla.

Levanté la vista de mi libro y lo miré preocupada.

— ¿Qué? ¿Por qué no me dijeron?— Cerré el libro y me enderecé, mirando a Yoongi también.— ¿Cómo está él?

— Por lo que tengo entendido, está descansando en una habitación.— Dijo Namjoon.— Y no te dijimos porque estabas en tus terapias.

— Eso no importa.— Dije parándome.— Vuelvo más tarde.

Con el libro aún en mano, me adentré en los pasillos del hospital, buscando las habitaciones. Conocía ya este lugar, cuando Jin sufrió su crisis lo trajeron aquí. Y hablando de Hoseok... Dios mío, había tenido una crisis. Y él teniendo una crisis, pudo haber sido capaz de muchas cosas. Cosas que lo llevarían a la muerte. Tragué duro de tan sólo pensar eso.

Si yo llegara a perder a unos de estos chicos, sinceramente no sabría el por qué seguir respirando.

— Disculpe, ¿en qué habitación está Jung Hoseok?— Pregunté amable a una enfermera que pasaba.

— Él se encuentra en la habitación 104, por este mismo pasillo al final.— Sonrió.— Hace un rato Jimin estaba con él.

Sonreí al escuchar eso. Le hice un reverencia a la enfermera y me apresuré a buscar el cuarto 104. Toqué varias veces pero no atendieron, de todas maneras iba a entrar. Empujé la puerta lentamente y asomé mi cabeza, echando un vistazo a cada rincón, paredes claras y tristes, aparatos y una camilla blanca, todo en su lugar, menos Hoseok y ni rastro de Jimin. En la esquina se encontraba el baño.

El lavabo. La llave está abierta.

La puerta chirrió cuando la abrí para poder pasar. Todo se sentía tan denso. Mis piernas temblaban por cada paso que daba y me acercaba más al puerta del baño, estaba abierta, no toda, pero sí lo suficiente para poder ver dentro. Apreté el libro y contuve la respiración al ver a Hobi en el lavabo, una de sus manos apretaba el borde, la otra sostenía unas píldoras. Él, miraba su mano y después a él mismo en el espejo. No se había percatado de mi presencia aún.

— No lo voy a hacer, Yuhwa.

Creo que sí sabe que estás aquí.

Estiró sus dedos y las pastillas cayeron entre ellos, directo en el agua y yéndose por la tubería. Pude respirar de nuevo. Hoseok cerró la llave y se giró, caminando a la puerta y abriéndola por completo. Sentí una punzada en el pecho; sus ojeras se habían extendido y puesto más oscuras, su cabello y labios resecos, los ojos rojos, lucía tan cansado, triste y deteriorado. Me dolió. Hoseok pasó de largo, sentándose en la cama y posteriormente recostándose, puso su brazo sobre sus ojos y soltó un fuerte suspiro.

— Jimin se fue hace unos minutos.— Dijo de lo más normal, pero su voz seguía apagada.

Presioné mis labios por lo inquieta que estaba, me acerqué y me senté en la orilla de la camilla. Hoseok levantó un poco su brazo para verme y después volvió a cubrirse.

— Me dijeron que tuviste una crisis.— Mi voz salió en susurro.

— Intenté matarme.

Mi corazón se detuvo al escucharlo, esa dureza y firmeza de su voz me dejó congelada. Mis ojos empezaban a arder y un poco de molestia me abordó. Él no podía ser así. Pero tampoco yo era alguien que podría reclamarle.

— ¿Y lo dices así de tranquilo?

— No tengo ningún problema con morir.— Esta vez me miró, pasando su brazo que lo cubría abajo de su nuca.— Es lo que quiero.

— Hoseok no puedes hablar así.

— Sí puedo y lo estoy haciendo.— Sonrió y quise golpearlo.— Estoy harto, Yuhwa.

Traté de tranquilizarme. Por algo estaba él en este lugar y yo también, problemas y problemas que nos hacían seres totalmente distintos. Seguramente éramos tachados de locos y bueno, no había por qué negarlo. Sin embargo, éramos locos con pensamientos muy diferentes.

— ¿Harto de qué?

— De toda esta mierda.— Se sentó y se movió hasta tener su espalda pegada con la pared, sus manos rodeando las piernas y sus ojos con los míos.— Harto y cansado de las sonrisas falsas.

— ¿Qué sonrisas falsas?

— Las mías.

Tragué duro de tan sólo asimilarlo. Hoseok sonreía siempre, era extraño verlo sin esa alegre sonrisa suya. Pero sólo él sabía cuáles eran reales y cuáles no. Y eso debía ser duro.

— Si son falsas, ¿por qué sonríes, entonces?— Cuestioné y él sonrió. Una sonrisa burlona y vacía.

— Tal vez quiero engañarme a mí mismo.— Suspiró y asintió.— Sí, eso debe ser. Quiero creer que todo está bien, que nada está mal conmigo. Quiero sentir esa felicidad y alegría que muchos sienten.— Confesó.— Es por eso que sonrío. ¿Las sonrisas son significado de felicidad y alegría, no?

— No todas.

— Como sea. De todas maneras, todo es falso.— Dijo entre dientes.— Me diagnosticaron bipolaridad y hasta ahora no sé el por qué. ¡Maldición estoy deprimido las veinticuatro horas del día!

— Hos...

— ¿Sabes el infierno que es eso? No, no lo sabes. Pero es un jodido calabozo en el que se vive. No hay luz, no hay esperanza, no hay apoyo, no hay felicidad.— Mis lágrimas no aguantaron al ver las de Hoseok brotar de sus ojos.— Estás solo totalmente y estás consciente que nadie vendrá a rescatarte nunca.

Mi corazón estaba haciéndose añicos. Podía sentir la desesperación de Hoseok, me la estaba transmitiendo.

Y lamentablemente, no sabía como sacarlo de ese calabozo.

— Yuhwa dime algo.— Su voz salió rasposa.— Dime una palabra que me caracterice.

— Alegre.— Dije sin pensarlo dos veces. Esa era el aura de Jung Hoseok, una alegre y vivaz, completamente diferente a la de estos momentos.— Sí, afuera eres una persona alegre.

Una sonrisa más de su parte.

— ¿Estar alegre significa ser feliz?— Su mirada penetró la mía, sentí como le faltaba aire a mis pulmones. Estaba siendo duro.— No para todos. No para mí.

— Sí, de eso estoy segura.

— Es como estar ebrio, ¿sabes?

— ¿A qué te refieres?— Pregunté mientras limpiaba mis lágrimas.

— Cuando un borracho está pasando un buen rato, se dice que está en su estado alegre.— Explicó.— Cuando yo me comprometo a ser "alegre", es como si hubiera ingerido litros de alcohol.

Esta visita me estaba poniendo sensible. No podía seguir escuchando la depresión de Hoseok, sin embargo tenía que hacerlo. Él se estaba desahogando, estaba sacando todo y yo tenía que escucharlo.

— Pero como todo ebrio, cuando los efectos y toxinas salen de su cuerpo, sufre de una espantosa resaca.— Siguió.— Y cuando yo me quito esa máscara feliz, sufro de la cruda realidad en la que vivo.

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Diosssssss, Hoseok me dueles bebé 😭💔 ¡Ya casi acaba!

Comenten pls✨

¡Espero les haya gustado el capítulo!

Madhouse ➳ BTSWhere stories live. Discover now