La habitación de Seokjin estaba cerca, no podía esperar por mostrarle lo que por fin me había traído mi hermano; finalmente, yo había cumplido mi parte del trato.
— Perdón por entrar así...— Traté de recuperar el aire después de cruzar por su puerta.— ¡Pero por fin está aquí!
Saqué de mi espalda el bonito y detallado álbum de fotos que me había traído mi hermano, a Seokjin pareció que se le iluminaron los ojos al verlo y sin decir nada, con una gran sonrisa en su rostro, fue a la mesita de noche al lado de su cama y sacó un grueso sobre color amarillo.
— Vamos.— Tomó mi mano y tiró de mi cuerpo.— El día está muy bello.
Cuando salimos de los dormitorios, él con el sobre, yo con el álbum; fuimos directo a la parte del jardín donde siempre nos juntábamos con los chicos, los cuales de seguro no tardan en llegar, nos tumbamos en el césped y mientras Jin sacaba el contenido del sobre, yo me quedé observando el cielo. Me encantaba como se miraba el atardecer desde este punto, algo tenía que se miraba tan hermoso.
Ni en los techos más altos apreciaba algo así.
Bajé mi mirada al sentir un empujoncito por parte de Jin, al toparme con su sonrisa y sus ojos en los míos, le sonreí también, pero no tardé en bajar mi mirada y ver todas las fotografías esparcidas. Así es, el día de visita más reciente, yo le había pedido a mi hermano que me comprara un álbum, y Jin le había pedido a un primo suyo, que le revelara las fotos de la cámara. Ese era el plan, llenaríamos un álbum de fotos con todos nuestros recuerdos juntos. El primo de Seokjin fue rápido, al siguiente día las fotos ya estaban en el hospital, pero mi hermano se tardó cuatro días.
— Supongo que mi hermano se tardó días por estar buscando un lindo álbum.— Comenté, tratando de excusarlo, aunque posiblemente era lo más seguro.
Él era muy perfeccionista. Casi como Jin.
— Es muy bonito.— Jin lo tomó, viendo la pasta, tenía decoraciones y justo en el centro una placa que decía "amigos".— Y será muy especial.
— Sí...
Empezamos a ordenar las fotos por fechas, riéndonos y sonriendo mientras recordábamos las historias tras las fotos.
— Ésta es mi favorita.— Agarré la que estaba frente a mí y la observé con detalle. Sonreí.—Es la que yo les tomé.— Era la foto que les había tomado en nuestra escapada, mientras dormían.— Creo que me haré fotógrafa.
— ¡Qué dices!— Jin se hizo el ofendido, lo que me causó gracia.— Yo las tomo mejor...— La miró y se volvió a mí con una pequeña sonrisa.— Lo ideal sería que tú y yo creáramos nuestro propio studio fotográfico, ¿qué dices?
— Eso me parece genial.
Me percaté de que Jin jugaba con un flor de pétalos blancos entre sus dedos, girándola. Era una linda flor.
— Mi favorita es ésta.— Se estiró para tomarla y me la tendió.— Es la mejor.
Fue la última foto que nos tomamos todos juntos, aquí mismo, el día que nos levantaron el castillo. Suspiré, sonreí levemente y asentí ante las palabras de Seokjin.
— Tienes razón, es la mejor.
Empezamos a poner y acomodar las fotos en las páginas del álbum, luchamos con unos cuantos papeles adheribles, pero tuvimos todo bajo control. Decidimos dejar la foto favorita de Jin al final, ya que era la más linda y memorable, sería como el sello del álbum. Lo haríamos juntos; quitamos la hoja adherible y colocamos la imagen justo en el centro, sellamos la página, Jin me abrazó por los hombros y yo aproveché para entrelazar nuestras manos, nos miramos el uno al otro y sonreímos, volvimos a ver la fotografía y sonreímos más al vernos todos juntos; Jin hizo un movimiento, el que me hizo girar a verlo, él hizo un ademán con la cabeza y miramos al frente.
Ahí estaban nuestros amigos.
Jimin sonreía y reía mientras agitaba sus manos. Jungkook levantaba sus pulgares y a su vez mostraba su linda sonrisa de conejo. Taehyung saltaba y agitaba sus manos. Yoongi mantenía su semblante serio, pero aún así se miraba feliz. Namjoon mantenía sus ojos en nosotros y mostraba una sonrisa ladina. Hoseok agitaba una de sus manos en lo alto y sonreía a lo grande. Ellos se estaban despidiendo.
Seokjin y yo sonreímos y también agitamos nuestras manos. De poco en poco, ellos estaban yéndose.
Y cuando volvimos nuestra mirada a la fotografía... Ellos ya no estaban en la foto. Ni en sus vidas.
— No sabes cuánto deseo que ellos estén aquí de verdad...
Te lo dije.
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