Thomas

7 0 0
                                    


Thomas había pensado en su esposa y su amor a ella durante el recorrido de la oficina a su casa, dispuesto a pedirle perdón por la horrenda vida que le había hecho pasar y dispuesto a salvar su matrimonio.

Tocó la puerta de la casa, quería sorprenderla con un ramo de sus flores favoritas: peonias. Beth no abrió, ni si quiera parecía haber escuchado el timbre. Thomas entró y se dirigió enérgicamente a la cocina. Por un segundo creyó ver a Beth cocinando, pero la melena rubia le impidió acercarse. Hayden se dio la vuelta, encarándolo con una gran sonrisa.

-Hayden, ¿qué haces aquí?- Preguntó Thomas en un murmullo insistente, sin saber qué hacer o cómo reaccionar.

-Yo la invité- Contestó una voz a sus espaldas. Thomas se giró y vio a Beth muy molesta con los brazos cruzados sobre su pecho. Ella miró por encima de su hombro-. Ya está puesta la mesa, Hayden. Tenemos mucho de qué hablar.- Thomas pasó saliva ruidosamente, sabiendo que estaba en problemas.

Los niños estaban fuera, en algún lugar remoto, a nadie le interesaba. Los tres se sentaron en la pequeña mesa donde había una cena como cualquier otra, pero la tensión era mayor. Beth se veía frustrada, Hayden en cambio parecía muy feliz, sonreía de oreja a oreja y sus ojos brillaban. Beth inhaló ruidosamente y exhaló de la misma manera antes de empezar a comer como si nada.

Prepárate, lo mejor está por venir.

Los tres comieron en silencio, sin mirarse. Hayden le echaba el ojo a cada uno, expectante, pero nadie decía nada o se inmutaba. La cena acabó y se quedaron callados por unos segundos. Entonces Beth se decidió a hablar.

Le dijo que vio los estados de cuenta y descubrió su amorío, dijo que no le sorprendía en absoluto. Luego le habló de la versión de Hayden, y su voz se cortó cuando habló de "la pobre chiquilla que ilusionó sin razón" y lo decepcionada que estaba de él. Dijo que esperaba más. Entonces empezó a llorar, le dijo que aún lo amaba y le recordó los mismos momentos que Thomas había tenido en mente esa misma tarde. Las lágrimas corrieron por los ojos de ambos, se dieron cuenta de cuán roto estaba su matrimonio. Hayden se quedó en su silla, paralizada, sintiéndose como una destroza hogares.

Esto no tiene que ver contigo, tú no eres culpable.

Beth terminó de hablar, Hayden dijo una que otra cosa, detalles, pero nada más pues Beth lo había dicho todo. Thomas quedó congelado en su asiento, alternando su mirada entre ambas mujeres. Ellas esperaban a que respondiera, como una pareja que se separa y esperan a que el perro decida con quién quedarse.

Hayden, Hayden, Hayden, Hayden... Te va a elegir a ti.

|_޿


Una noche en Las VegasWhere stories live. Discover now