Prólogo

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  (Ellos son de quien se habla, sólo les pido que los modifiquen un poco para que se ajusten a mi descripción. La imagen no me pertenece.)

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  Había una vez una chica con el cabello tan negro como el cielo nocturno a las altas horas de la noche y los ojos de un color tan puro como el resplandor de la misma Luna, enmarcados por párpados delineados con densas y gruesas pestañas. Su piel, tersa y pálida, formaba una delicada figura entre circular y ovalada que destacaba entre sus oscuros mechones. Ella era una de las armas más poderosas de todas, su carácter tranquilo y centrada personalidad la hacían una excelente creadora de estrategias y gran compañera.

  Él, por el otro lado, era impulsivo y de carácter fuerte. Su cabello era un rubio dorado cual rayos de Sol y sus irises un azul celeste como una tarde de verano. La tez de dicho maestro era morena, lo cual resaltaba sus ojos y cabello. Era honesto y poseía una impresionante fuerza de voluntad, lo cual lo hacía mejor en su puesto a la hora de dirigir a su arma. 

  Ambos no se conocieron sino hasta después de varios años, durante una misión. Verlos pelear era todo un espectáculo, pues se complementaban perfectamente. Se enamoraron uno del otro y al poco tiempo se casaron. Casi inmediatamente después de la boda, desaparecieron. Parecía como si la Tierra se los hubiera tragado.

  Sin embargo, hay rumores por ahí sobre que sólo han mantenido su perfil bajo y que siguen juntos, que tuvieron hijos. Dos hermosas gemelas, tan idénticas que no podías distinguirlas si usaran un gorro y cerraran los ojos. Sí, eran idénticas, pero al parecer, una de ellas era como la noche y la otra como el día. Se decían muchas cosas sobre dichas niñas: que ambas tenían los ojos iguales, que una tenía el cabello negro y la otra rubio, que eran iguales a su madre y padre respectivamente...pero en algo todos coincidían: que la niña heredera del poder del Sol era toda una preciosidad y que, cuando creciera, sería una de las más poderosas.

  Pero...los rumores son rumores. Y uno no debe confiar en ellos, porque hay otras personas que decían que la madre había muerto en trabajo de parto y que el padre, por tristeza, se mató, dejando a las niñas solas a morir. Algunos contaban que la señora sospechaba que su marido la engañaba, que se volvió loca y lo mató, luego se suicidó cuando sus hijas nacieron deformes o sin vida. 

  En fin, nadie los volvió a ver como los héroes que mataban demonios y aniquilaban brujas, y su recuerdo fue disminuido a rumores y mitos urbanos de los que nadie sabe distinguir entre la verdad y el engaño.  



Soul Eater: Eclipse entre AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora