Capítulo 24

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Me despierto y al encontrarme con Verónica se ofrece voluntaria para acompañarme a casa, ya que conoce las calles.

Transcurrimos unos veinte minutos caminando en silencio. Querría hablarle de algo, pero no se me ocurre qué tema sacarle.

Cuando ya llegamos a mi portal observo un cartel de un curso de fotografía pegado en el cristal de la puerta.

Siempre he querido ir a uno de esos. De pequeño, en unas navidades, me regalaron una cámara digital. No tendría más que cinco megapíxeles, sin embargo yo me creía el fotógrafo de la familia. Sacaba tantas fotos que tenía que llevar dos tarjetas memorias porque sino me parecían pocas.

Decido coger el cartel y subírmelo a casa.

Verónica me da un papel minúsculo con un número de teléfono; supongo que el suyo.

Lo cojo y tras unos cuantos intentos fallidos de hacerla subir me rechaza y se vuelve a casa.

Yo subo a casa mirando el cartel con asombro. Creo que sería buena idea apuntarme. Tengo mucho tiempo libre y creo que sería mejor gastarlo en ése cursillo que en beber de bar en bar todos los días.

Al llegar al piso abro la puerta y me doy cuenta de que Sergio no está. Busco el cargador y llamo al número que aparece en el cartel.

—¿Diga?—se oye. Por su voz tiene que ser una mujer mayor.

—Em... Estoy interesado en el cursillo de...

—¿Su nombre?—interrumpe y se le escapa un gallo al final de la última palabra.

—Adam Loger—añado—.

—Vale, sus datos por favor—dudo sobre si en verdad está despierta al completo, y a continuación le recito mi número del DNI, de la seguridad social y por último, mi dirección.

Me comunica que el cursillo comenzará el catorce de junio a las 13:00.

Miro el calendario que está colgado en la cocina y miro que día es hoy.

—¡Pero si es mañana!—me doy cuenta del enorme grito que he exclamado y pido perdón mentalmente a los vecinos.

—Ah, sí—dice la mujer con el menor interés posible—.

Le pregunto por el precio y creo que no podría asimilar ése gasto. Podría buscar un empleo para verano, y así poder hacer el cursillo. Me quito los pájaros de la cabeza en cuanto la mujer cuelga el teléfono. Miro el reloj. Las 19:30. ¿A qué hora me habré despertado?

Dejo de pensar en ello e introdujo el número de Verónica a mis contactos. Abro la puerta de la habitación de Sergio para comprobar si ésta, no me sorprendo por no verle.

Entro en su cuarto para bajar su persiana(la verdad, no sé porque lo hago, pero siento la necesidad de hacerlo). De repente una luz invade la habitación.

~¿Habrá vuelto Sergio?~

Me giro y descubro que la luz ha sido provocada por su móvil. La curiosidad corroe hasta el último centímetro de mí y decido mirarlo. Es un mensaje de Nuria.

Ya lo sé.

Abro la conversación y decido leerla, ya que no creo que vuelva hasta dentro de un buen tiempo.

Lo de ayer fue por .

No sé de que va esto así que decido leerlo antes de buscarle sentido.

Sergio: Te teníamos que decir una cosa personal. Lo del sábado. ¿Le as preguntado algo?¿Qué te a contado exactamente?¿Te a pedido algo?

No me estoy enterando exactamente de nada.

Nuria: Jajaja. Sí, dos cosas.

Sergio: Okey. Supongo que ya sé que cosas... ¿Qué le as respondido?

Nuria: Que no.

Sergio: ¡¿Enserio?! Iré a consolarle.

Nuria: ¿Consolarle?¿Porque?

Sergio: Te creeras de hierro, pero en realidad eres tan frágil como el cristal.

Nuria: ¿Que dices? Creo que me estoy perdiendo. :)

Sergio: Antes, me as dicho que te había pedido dos cosas. No estoy seguro... ¿Cuales?

Nuria: Me pidió perdón y...

Sergio: ¿Salir?

Nuria: Más bien lio. Joder ¿tan corto eres?

Sergio: Ah. Y le has respondido que no ¿verdad? Por eso le quería consolar.

Nuria: ¿Qué le has dicho?

Sergio: De momento nada. Pobrecito. Ya te vale.

Nuria: Ya ves. Es que no sé que quieres que te diga.

Sergio: Que le vas a decir que sí, ostia.

Nuria: ¿Sí a qué?

Sergio: Que le perdones.

Nuria: Que perdonado, hostia.

Sergio: Y que le digas qué sí a lo de salir.

Nuria: No le voy a decir que sí porque los demás lo queréis.

Sergio: Yo sólo es para que no lo pase mal.

Nuria: Ya lo sé.

Me quedo sorprendido. No sé quien será el amigo de Sergio, el que rechazó Nuria, pero no le presto demasiada importancia. Me meto a mí cama y retomo la lectura de After.

Desafortunadamente caigo rendido en cuestión de minutos.

5:23.

Se oye un golpe y seguido de ese se le escucha a Sergio maldiciendo.

Me medio siento en la cama y le veo pasar por la abierta puerta de mi habitación. Me levanto definitivamente y enciendo la luz del pasillo.

Sergio se me queda mirando. Tiene las manos llenas de sangre y la camiseta salpicada de ella.

—Pero...—no soy capaz de pronunciar una sola palabra más. Noto mis párpados abiertos de tal manera en la que impactan contra la ceja. La boca debe de estar tocando el suelo del asombro.

Mi asombro dura el tiempo que tardo en asustarme. No sé que ha echo pero me giro y vuelvo a mi cuarto. Una voz me interrumpe antes de llegar.

—Me había llamado maricón—exhala—. Me discriminó por ser diferente.

—Empieza desde el principio...—y hago un esfuerzo por escuchar su respuesta-desde que te perdí de vista.

—Estábamos en aquel parque. Ian, Ruben y yo...

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Ésta es mi primera nota de autor.

La he echo para saber que opináis sobre la historia, ya que ha sufrido un gran descenso de visitas y votos. No sé si os agrada u os parece una horrenda historia, por eso os pido por favor que me comenteís por los capítulos las razones por las que no os gusta o por la que sí.

Atentamente:
Koldoidl

Nunca volaré sin ti.Where stories live. Discover now