Nunca volaré sin ti.

Capítulo 25

A partir de ahora, la historia será narrada desde la perspectiva de Adam y Sergio.
En este fragmento el narrador será Sergio.

Sergio:

Estábamos en aquel parque. Ian, Ruben y yo. Empecé a pegar a Ruben porque estaba furioso con él, por haberme quitado a Ian.

Después Ian y Adam me separaron de él dejándolo en suelo lleno de sangre.

Recuerdo que discutí con Adam pero no sabía exactamente porque, pero lo hice.

Decidí escoger la violencia como alternativa al diálogo. No fue la mejor opción, pero sí la más eficaz. Cuando Adam se fue, Ian me dijo que me iba a denunciar y que se arrepentía de haberme querido.

—Eres un puto creído—le dije—. ¿Quién te crees que eres para abandonarme?

—Estaba empezando a sentir lástima por ti, pero ya as dejado claro que nunca cambiarás. Te vas a quedar solo-me atacó Ian—.

—Gilipollas—contraataqué—. Muérete.

Me di cuenta de lo que acababa de decir, pero me la sudaba.

Me metió de ostias y después le aparté de un empujón.

Decidí no devolver las ostias porque no merecía la pena entrar en una pelea por una causa perdida. Salí por patas de allí. Pasé por al lado de un local con los cristales repletos de periódicos y vi a Nuria con otro adolescente de cabello oscuro, bastante alto y delgado apoyada contra la puerta. El tipo estaba llorando y le oi diciendo:

—Te quiero ¿entiendes? No lo he elegido yo, simplemente, te quiero.

Nuria le lanzó una mirada asesina seguido de un rechazo sin afecto alguno:

—No te quiero.

—Ya me habían dicho que no me acercara a ti.

—¿Como?

—Que simplemente eres una puta zorra-me acerqué antes de que terminara de insultarle-.

El chico se alejó y me dio una patada en los huevos. El dolor desapareció en cuanto le lancé al suelo. Me subí encima de él y le di muchísimos puñetazos en la cara. Cuando estaba sangrando incluso más que Ruben le dejé en paz y me fui con Nuria a otro bar.

—Lleva queriendo salir conmigo desde que le conocimos—me informó Nuria después de un buen rato de silencio—.

—¿Le conocimos?—inquerí. No se me hacía nada conocido.

—Sí. ¿Te acuerdas del día en el que nos conocimos?-asentí y prosigió— Él también estaba en aquella fiesta. Nos conocimos a la vez los tres. No sé que pasó exactamente sin embargo perdimos la relación hasta hace unos días volvió a hablarme.

—¿Cuando exactamente?

—Anteayer. Me envió un Whatsapp y entré al trapo—sacó su teléfono del bolsillo y me lo extendió con la conversación abierta—.

Miré a Nuria con una ceja enarcada.

—Por cierto—solté—. ¿Cómo se llama?

—Aron—respondió—.

Cogí el teléfono y comencé a leer.

Aron: ¡Cuanto tiempo!

Nuria: ¿Quien eres?

Aron: ¿No me recuerdas?