Nunca volaré sin ti.

Capítulo 34

Sergio:

—Bien, ¿entonces está decidido?— me pregunta el señor mientras se vuelve a colocar las gafas en su sitio.

—Sí. No pinto nada aquí.

—Bueno, creo que sabrás que no puedes echarte atrás a partir de ahora— dice y se levanta del sillón de cuero.

—Sí—repito con más ahínco.

—A tus padres no les gustaría que huyeras de ésta manera...

Hijo de puta. Sabe perfectamente lo que les pasó a mis padres, y que no lo he superado. No sé por qué coño saca el tema.

—Cállate si no quieres que te de tal hostia que te deje la cara cruzada— suspiro para contenerme— ¿entendido?

Pone los ojos en blanco y prosigue.

—¿Entonces te parece bien el trasladarte al País Vasco?

Joder, es como hablar con una pared.

—Mira, esta conversación ya no lleva a ningún lado, así que si no te importa, me voy.

Me levanto de la incomoda silla y atravieso el despacho hasta llegar a la puerta.

—¿De verdad no me has perdonado?

Le respondo cerrándole la puerta de un golpazo. El muy capullo ni ha intentado levantarse de la silla.

Paseo por los pasillos laberínticos, hasta encontrar la puerta de salida.

Noto un temblequeo en mi pierna derecha y caigo en cuenta de que es por el teléfono.

Descuelgo rápidamente sin leer el nombre del destinario.

—¿Si?

—Sergio...—reconozco fácilmente la voz de Adam—esto... Nuria está aquí... preguntando por... ti.

Miro al rededor de la calle y pienso repetidas veces qué decirle. No sé que hacer con mi vida. Creo que la estoy encabezando bien por ese camino; huyendo, creo que todo será más fácil. No tendré que aguantar situaciones incómodas como esta, o tener que plantearme mi sexualidad. No tendré a Nuria metiéndose en mis sentimientos como un jarro de agua fría que me despierta de un sueño.

—Me parece bien — separo el cacharro de mí y finalmente cuelgo.

¿Y ahora, qué hago? ¿Debería hacer algo al respecto sobre Nuria? ¿Debería hablar con Ian? Definitivamente, tendré menos problemas mudándome...