Capítulo 4

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-¿A donde iremos?
-Sí te dijera, dejaría de ser sorpresa. Hasta te traje un pañuelo para que te tapes los ojos. - rieron
-¿Qué es esto? ¿Una película romántica? -se burló de él
- Algo así
Siguieron hablando de cosas al azar un largo rato.
-Alto! - gritó él de golpe y ella no pudo evitar reír. - No me distraigas pequeña, tienes que ponerte tu venda. - rezongó al principio pero por dentro le encantaban las sorpresas, así que se la pusó y él la observó hasta que se la pusiera bien. Recargó su cabeza contra el asiento y dejó que el viento entrará por la ventanilla y le diera directo en la cara.

No tenía idea de cuánto habían viajado y ni sabía cuánto viajaron después, ya que nunca se había divertido tanto con alguien en una cita. Pero al bajar supo que lo que pisaba era arena y no era la de un arenero en una plaza claramente.
-Te me adelantaste preciosa- le dijo ayudándole a sacarse el pañuelo y bajar del auto. Ella amaba que le dijera esas cosas. Le subían mucho el autoestima y le parecía muy tierno de su parte.

-Gracias- fue lo último que dijo, ya que su mandíbula se había caído. ¡Estaban en la playa! ¿Cómo podía ser que habían viajado tanto? No lo había notado en verdad. Se largo a correr y él la siguió. Comenzaron a jugar como niños persiguiéndose, pero en un momento los dos cayeron rendidos en la arena. Luego se sentaron y contemplaron por un rato el mar. Aaron trajo unas mantas y unas cestas con comidas hasta donde estaban ellos.

-¿Quieres comer?

-No, luego- él la miro extrañado.- Vamos al mar.- la miro sorprendido y rió.

-Esta bien, traje toallas y ropa. - asentío

-No mires- dijo ella parándose para sacarse la ropa y cuando se dio vuelta, se aseguro que no espiara y se sacó el pantalón y la remera. - Espera- dijo y se echó a correr, metiendose en el agua y haciéndole señas para que venga.

-Oye! Eso no es justo, espérame.- gritó sacándose como pudo la remera y el pantalón,  siguiéndola. 

Ella lo sabía, las cosas con Aaron estaban yendo demasiado rápido, pero es que en verdad sentía como se conectaban, con él se sentía una adolescente de nuevo. Y eso le gustaba, ya que se estaba dando cuenta de que se había perdido de tanto estos últimos años. Ahora verdaderamente podía ver una nueva oportunidad en su vida y eso era simplemente genial.

No pararon un segundo de jugar, pero de pronto no lo vio más y se preocupo, pero solo estaba jugándole una broma, porque salió por detrás y le rodeo la cintura, haciendo que ella pegué un grito. Luego se dio cuenta que era él y se dio vuelta para golpearlo, comenzando una guerra de agua. De pronto algo le tocó el pie y termino colgada de sus brazos, algo asustada. Luego de que comprobaron que no hubiese nada, los dos se echaron a reír. Cuando cesaron las risas, se quedaron mirandose el uno al otro a unos centímetros. Comenzaron a acortar distancias y pronto estaban besándose. Empezaron tranquilamente y luego se convirtió en una necesidad. Se colgó de él entrelazando sus piernas en su cintura, el agua la sostenía así que él solo la rodeo con sus brazos por la cintura. Se besaron por un largo rato.
Sus sentimientos en ese momento hacía él comenzaron a ser inexplicables, excitantes y irresistibles. Pero en ese momento una punzada, terminó con el momento especial. Lo que dijo a continuación le fue muy difícil. El dolor ganó.

-Tenemos que parar. Lo siento. No quiero equivocarme de nuevo. Quiero esperar- dijo esto entrecortadamente. Se bajó y camino unos centimetros, hasta que escucho su voz.

-Esperaré lo que sea necesario- se acercó a ella y suavemente agarró sus piernas, con una mano, y con la otra, la parte superior de su espalda, y la cargo. Ella recostó su cabeza en su hombro, no sin antes darle un beso en la mejilla. Notó desde abajo como la cara de él se contrajo en una sonrisa. Salieron del agua, él cargándola y la deposito sobre la manta lo más suave y rápido posible para luego alcanzarle un par de toallas. Mientras ella se secaba las piernas, él la rodeo con una toalla. Luego fue a buscar ropa y se sentó a su lado con unos boxers. 

-Es lo único que tengo. 

-Esta bien- dijo riendo. - Gracias- lo besó cortamente en los labios antes de pararse e ir por su ropa para cambiarse en el auto. 

Se sacó su corpiño mojado y sus bragas, y se puso su boxer. Esto era extraño, pero no tenía otra cosa. Se puso su vestido playero arriba y salió del auto. Él ya se había cambiado la parte de abajo y se secaba el pelo ahora. Lo miro embelesada y respiro profundamente, para luego acercarse y abrazarlo.

-¿Ahora si quieres comer? - él le sonrió mordiéndose su labio inferior y casi se le aflojan las piernas a Becky.

-Si, estoy hambrienta- dijo ella agarrando una toalla y secándose el pelo también. Luego se sentaron y comieron. Era simple la comida, pero igual le encantaba. Por que sabía que los había hecho él y se había esforzado. Después de comer, levantaron los restos de comida, los guardaron y pusieron todo, menos la manta, en el auto que estaba a su lado. Por último se recostaron los dos juntos en la manta. Ella se acomodó en su pecho y él la rodeo con su brazo. Se quedaron mirando las estrellas un largo rato y hablaron de todo un poco, conociéndose mejor, hasta quedarse profundamente dormidos. 

Esa cita había sido la mejor, la que todos esperan tener. Se conocieron mucho más, se divirtieron, nunca hubo nada incómodo y fue muy romántico. Nada podía arruinarlo salvo Patrick, que los observaba a unos cuantos metros desde el estacionamiento de la playa. Tuvo que cerrar la ventana varias veces, para evitar que lo escucharan por los gritos de rabia. El auto ya olía demasiado a cigarrillos y alcohol que ni él podía soportarlo. Además no aguantaba más lo que veía, pero no podía hacer nada y arruinarlo ahora, tenía que esperar el momento correcto. Quería recuperarla a toda costa y a su hijo, y él se los estaba robando. Estaba robando a su querida familia, que por cierto él no había cuidado muy bien.















Sounds Like YouWhere stories live. Discover now