Habían pasado 2 semanas de la primera clase, pero ella no bailaba más con Aaron, porque había llegado un nuevo alumno y ahora bailaba con él.
Aaron se dedicaba a observarla, más de lo que debería y eso la incomodaba mucho, ya que no podía evitar ruborizarse.
Un día Becky estaba terminando de prepararse, mientras él estaba apoyado en el umbral de la puerta, esperándola. No había nadie más. Solo ella y él.
-Eres una excelente bailarina- dijo mirándola fijamente. - ¿Lo sabías?
-Gracias- dijo ella evitando su mirada y tratando de avanzar para irse, pero algo la detuvo.
-Espera- la agarro por el brazo y ese rose provoco sensaciones inexplicables por un momento -Eres muy hermosa. - ella le sonrió. Hacía mucho que no escuchaba un cumplido tan lindo y dulce.
-Gracias- repitió tímidamente. Él la soltó y se quedaron un buen rato observándose -¿Quieres ir por un café? - soltó repentinamente.
-Claro, me encantaría. - dijo este algo sorprendido y salieron de ahí sin más. No sabía que la había impulsado, pero estaba feliz de que haya pasado.
Caminaron hacía un Starbucks, que quedaba a unas cuadras y mientras hacían la fila para comprar unos frappes, comenzaron a charlar.
- Te queda una semana, ¿cierto?- pregunto Becky. No quería que se fuera, era muy buen profesor.
- Sí. - dijo y se quedo pensando por un momento. - Pensé que no me iba a gustar dar clases, pero me sorprendí a mi mismo.- le sonrío.
-Mi sueño siempre fue dar clases, pero cuando quede embarazada no lo pude concretar.
-Todavía tienes tiempo.
-Oh, si, lo sé, pero tener un estudio ahora se me haría difícil. Viviendo con mi padre y teniendo un hijo es complicado.
-Sí, te entiendo. -hubo un silencio- ¿Cómo se llama tu hijo?
-Robert.
-¿Y estas casada?
-No, estoy separada. Terminamos nuestra relación... hace 6 meses- respondió ella con un dejo de tristeza en su tono.
-Lo siento. No debería haber preguntado.
- No, ya no importa. - dijo tratando de sonreír.
-¿Cuál es tu nombre real? - dijo Aaron tratando de cambiar el tema.
-Rebecca- río - pero mi madre me decía Becky, así que ese apodo es el que quedo para mi- Becky miro hacía el piso rápidamente para evitar llorar. Aún le era delicado el tema de su madre, la extrañaba mucho.
-¿Estás bien? ¿Fue por algo que dije? - se preocupo Aaron.
-No, no es nada. Es solo que mi madre murió cuando tenía 16.
-Lo siento- dijo, esta vez sin saber que decir. También pensó que no tendría que haber preguntado.
- Gracias.
-¿Por qué?- pregunto él, algo confuso.
-Por escucharme.
-No hay de que- fue lo último que dijo Aaron debido a que habían llegado al mostrador para poder pedir sus frappes.
Decidieron ir a caminar, mientras tomaban sus cafés y hablaban. Hablaban de sus hobbys, su familia, su vida y sin quererlo se estaban conociendo el uno al otro más y más. Pero lo bueno dura poco, porque algo hizo que Becky mirará el reloj.
- A..Aaron, se me había olvidado. Tengo que ir a buscar a Robert.
-¿Quieres que te lleve? Tengo el auto a unas cuadras.
-No, esta bien. - dijo apurada- Gracias. - Aaron la siguió hasta el borde de la calle, justo venía un taxi. Ella lo paró. Cuando se estaba por subir le dijo "Adiós", le dio un beso en la mejilla y se fue, dejándolo solo. Él se quedo mirando como se alejaba embobado.
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-Buenos días- saludo Aaron a la clase. - Hoy es mi última clase, así que bailaremos un poco de salsa, como nuestra primera clase. - Prendió la música y todos se pusieron con sus respectivas parejas a bailar, menos Becky, por que su pareja había faltado. Pero de pronto Aaron se le acercó y la agarró por la cintura dándole la vuelta para bailar.
-Como la primera vez que bailamos juntos- dijo y ella se acerco más a él, sintiéndose tan bien en sus brazos. Bailaron un rato mientras él marcaba el ritmo y le hablaba a Becky, pero sin querer darse cuenta, la clase termino y era hora de irse.
Becky junto sus cosas algo triste. Cuando lo fue a saludar, le dio su número. Becky lo guardó sonriente, y antes de irse le tiró un beso y traspaso la puerta con ganas de verlo de nuevo.
