20. Extrañar

139 19 0
                                    

Había tenido las palabras de Pitch en mi mente toda la semana. Era muy extraño, se apareció y no intento dañarme. Era demasiado raro.

Jack era otro que había estado demasiado raro conmigo.

Y no lo justifico, yo he estado cortante y fría, como cuando lo conocí. Con constantes cambios de humor.

Anna y Kristoff son los únicos que no se ven inmersos en todo esto, a decir verdad, no les ha pasado nada. ¿Eso es bueno o malo? Por dios. ¿Ahora desconfío de mi propia hermana?


Esto no puede ser posible.

Me puse a pensar, el resto de los chicos, por ciertas razones o no. Ya no hemos sabido más de ellos, quizás sus vidas son tan aburridas como las nuestras ahora mismo.

Esta anocheciendo y yo doy mi paseo por el reino, como era costumbre, veo a los niños jugar, a los demás habitantes felices. No tienen miedo, pero, tal vez piensan que estoy haciendo un buen trabajo como reina. O tal vez no. Siempre se me cruzan esas cosas por la mente. Me preocupo demasiado por todo. No dejo un cabo suelto.

Eso es bueno.

Creo.

Quizás, solo así, llegue a perder mi miedo. Solo así, atendiendo a mis deberes, centrada en lo más importante. Alejándome de los problemas...


Veo el puesto andante de Oaken y me acerco, tiene unas lindas flores. Mamá me había mostrado una de estas en una pintura de sus viajes a Egipto con papá. Flores de Loto, tienen un divino olor. Ah, como los extraño. Me pregunto, para ellos, ¿seré la gran reina que mi madre decía que sería? ¿O solo soy un fracaso que lleva Arendelle a su ruina?

Tantas preguntas sin respuesta.


Sigo caminando y llego por fin al castillo Anna, Kristoff, Olaf y Lily están la sala principal. Riendo y cantando de aquellas baladas de hace algún tiempo. Se ven cómodos, mejor no interrumpo.

Los esquivo victoriosamente y voy a mi habitación.


Al llegar veo a Jack en mi estado, pensativo. No quiero molestarlo, pero me tropiezo con la alfombra y caigo encima de él.

- wow, que forma de seducirme – dice y yo me rio.

- tonto, me caí. – intento levantarme pero él me sujeta de la cintura, ay dios, ¿Dónde he visto esto antes? ¿Dónde lo he visto? – ya, suéltame. – suplico.

- extrañaba tu risa – me dice, ahí caigo en la cuenta de que tal vez he estado algo más, demasiado, cortante con él. Me inclino y le doy un beso, pero él no lo sigue.

Frunzo el ceño y me separo.

- ¿Qué pasa?

- no... no es nada. – me responde.

- ¿tiene que ver con lo que pensabas? – el evita mi mirada y me doy cuenta. – es eso. ¿En qué pensabas?


- en Emma. - ¿Emma? Nunca había escuchado su nombre. Una chispa de celos se enciende y comienzo a imaginarme alguna amante de su pasado. – extraño a mi hermanita. – caigo en la cuenta de que me he equivocado y escondo mi cara en su cuello.

Nos sentamos sobre la cama y comienza a relatar la historia de cómo se volvió inmortal. Salvo a su hermana y prefirió morir antes que perderla a ella.

Le acaricio la mejilla y limpio el inicio de una lagrima que recorre su cara.

- la extraño, la vi crecer, tener hijos, morir. No pude hacer nada. Siempre la protegí, a pesar de que no me viera... - lo abrazo y siento su peso jalarme para recostarnos en la cama. Siento su dolor. – te envidio Elsa.


Yo levanto mi cuello y lo miro con el ceño fruncido.

- tú, tienes tan buena relación con Anna qué...

- no todo es color de rosa Jack. Anna y yo tuvimos que pasar por mucho para poder ser lo que somos ahora. Y, no me mal entiendas. Pero yo tengo hambre amorcito. – él sonríe mostrando una hilera de dientes blancos y me ayuda a levantarme.

Bajamos riendo a la cocina y nos damos cuenta de que la conversación anterior se ha terminado. Así como las ganas de salir corriendo y mandar todo a la mierda.


Jelsa: Viviendo En Nuestros Sueños ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora