Capítulo veinte.

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La espera me mata, los niños están cansados y a doloridos por dormir en las incómodas sillas del hospital, mi cabeza está a punto de estallar y temo que Lee se haga una herida por lo fuerte que grita sus manos.
Llamamos a los Collins tan pronto como pudimos y ellos prometieron regresar a Londres tan pronto como pudieran. Eso fue sencillo, pero las cosas se complicaron cuando intente hacer que los niños fueran a su casa con Lee. Ninguno quiere volver a pisar el lugar y es comprensible luego de todo lo sucedido. Y como para empeorar las cosas aún más, sigo sin saber qué decirle a los padres de Aaron. ¿Siquiera debería llamarlos? ¿Qué pueden hacer desde Estados Unidos? Nada.

- ¿Podemos ir a tu casa? - pregunta Mitch, arrullando a Sue en sus brazos. - Allí descansaremos unas horas.
- Mitch, yo...
- Summer, él tiene razón. - le apoya Lee. - Deberías llevar al apartamento para que se den una ducha, coman y duerman unas cuantas horas.
- Pero no quiero dejar a Aaron. - me lamento y muerdo mi mejilla para evitar que se me quiebre la voz.
- Yo me quedaré y si tengo noticias, serás la primera a la que llame.

Volteo a ver a los niños, ambos se ven mal y creo que, sino lo hago por mi, debería hacerlo por ellos.

- Bien, vamos a mi casa. - accedo, cargando a Sue para irnos. - Llama a penas sepas algo. - es mi modo de despedirme de Lee.
- Lo haré, cariño. - ella se acerca a darme un beso en la mejilla y luego se despide de Mitch.

Sue se despierta llorando a mitad de camino a mi apartamento y Mitch intenta tranquilizarla. Ambos están muy mal, pero sé que Mitch aparenta ser fuerte por su hermana y por mi. Mitch se está comportando como todo un hombre adulto y le agradezco que sea así porque yo a penas puedo mantenerme en pie.

- Bien, Mitch, tú puedes ducharte en la habitación de Lee, yo llevaré a Sue a la mía. - digo rápido en mi camino por el pasillo con la mano de Sue sujeta a la mía. - Hay toallas en el estante y... - Mitch sujeta mi muñeca y me hace voltear a verlo. - ¿Qué sucede?
- Gracias, Summer. La forma en la que nos protegiste y... - él suelta un suspiro. - Ninguna persona, aparte de mis padres, ha dado tanto por nosotros.
- No podía dejar que les sucediera algo. - Sue se abraza de mi pierna y Mitch le acompaña, abrazándose de mi cintura. - Todo estará bien. - les aseguro contradiciendo a mi mente.

Les preparo un sandwich dejamos a cada uno y sirvo jugo de naranja. Ambos comen por primera vez en 5 horas, pero que yo sigo sin apetito. No hago más que pensar en Aaron.
Dejo que ambos lleven su comida a la sala y vean caricaturas mientras yo decido revisar mi celular por primera vez desde el robo, es decir, desde hace casi 8 horas.

"¿Qué sucede? ¿Por qué no respondes?"
"S, comienzas a preocuparme."
"S, no podré ir esta noche. Tengo que hablar contigo."
"Summer, deja de ignorarme y déjame explicarte."
"Summer, no entiendo que te sucede."

Y la lista de mensajes continúa. Matthew debe estar como loco.

- Summer, cielos, he intentado comunicarme contigo toda la noche. - dice rápidamente Matthew del otro lado de la línea y siento una rabia inexplicable cuando percibo su tono de voz soñoliento. - Lamento no haber ido, tuve un problema con mi manager y...
- Le dispararon a Aaron. - suelto repentinamente y muerdo mi labio inferior para evitar llorar.
- ¿Qué?
- Robaron la casa en la que trabajo. - explicó lo más conciso que puedo.
- ¿La casa de los Collins? - emito un sonido parecido a un sí como respuesta. - Lo vi en las noticias, pero no sabía que tú estuvieses allí.
- Sí, bueno, estaba cuidando a los niños.
- ¿Tú estás bien?
- Sí.
- Eso es un alivio.
- No, no lo es. - le contradigo entre dientes.
- ¿Por qué?
- Le dispararon a mi mejor amigo, Matthew, le dispararon porque intento protegerme.
- Bueno, él sabía el riesgo que tomaba.
- ¿Enserio estás diciendo esto? - escucho un ruido en la puerta de mi habitación y me vuelvo solo para encontrar a Mitch.
- Summer, solo digo que no deberías culparte a ti por...
- Tengo cosas que hacer. Adiós. - y cuelgo sin esperar por su respuesta. - Hola, tú, ¿sucede algo? - le preguntó, usando un tono de voz más tranquilo y extendiéndole una mano.
- Sue se quedo dormida en el sofá y yo quería hablar contigo. - explica, acercándose lentamente. - Pero veo que tú también tienes tus propios problemas como para fastidiarte con los míos.
- Oh, ¿te refieres a la llamada? Es algo sin importancia.
- ¿Matthew? - pregunta con una ceja arqueada y yo asiento alto avergonzada. - Bueno, ya sabes mi opinión respecto a él.
- No quiero hablar de eso, ¿bueno? - esta vez es Mitch quien asiente. - Cuéntame de qué querías hablar.
- No hago más que pensar en el robo. - admite, sentándose junto a mí en la cama. - Y trato de que no me afecte, pero las imágenes se reproducen cada vez que cierro los ojos.
- Te entiendo perfectamente porque me pasa lo mismo. - le digo. - Pero va a llegar un momeo en el que solo será un recuerdo y podremos seguir adelante.
- ¿Enserio crees eso?
- Claro que sí, Mitch. Eres un joven fuerte y valiente.
- Gracias. - reposa su cabeza en mi hombro y yo lo rodeo con el brazo. - Espero que todo salga bien con Aaron.
- Yo también, Mitch, yo también.
- Lo que hizo por nosotros fue admirable.
- Lo fue.
- Va a ponerse bien, verás que sí. - me asegura con una media y no me queda más que devolvérsela.

Mitch se queda dormido entre mis brazos y lo acomodo en mi cama suavemente para que no se despierte. Lo cubro con una manta y luego voy a la sala a hacer lo mismo con su hermana. De todo el tiempo en el que he trabajado con ellos, esta es la primera vez que los veo dormir fuera de su casa. Es una lástima que la razón sea tan horrenda.
Menos de una hora pasa y todavía no puedo conciliar el sueño, por lo que comienzo a caminar de un lado a otro del apartamento. No es hasta que mis piernas comienzan a hormiguear, que me detengo y me siento en el suelo.
Necesito saber de Aaron. No voy a poder dormir si no sé que está mejor.
Saco mi teléfono y marcó el número de Lee, pero no presiono el botón de llamada.
¿Qué pasa si tiene noticias malas?
No tengo tiempo de pensar en una respuesta porque mi celular comienza a vibrar en mi mano y el nombre de mi mejor amiga aparece.

- ¿Hola? - saludo con miedo.
- Tengo noticias. - su tono de voz es indescifrable, lo cual me pone más nerviosa.
- ¿Qué sucedió? - Lee suspira.
- A los pocos minutos de tu salida del hospital, un doctor vino a avisarme que Aaron salió de sala de operaciones.
- ¿Qué? ¿Por qué no dijiste algo? - le reclamo, cuidando de no levantar tanto mi tono de voz para no despertar a los niños. - Han pasado más de 2 horas.
- Aaron estaba en cuidados intensivos. - explica con la tranquilidad que la caracteriza. - Pero,e acaban de decir que despertó y lo trasladaran a una habitación para que se estabilice.
- Eso... Eso es maravilloso. - digo, sin evitar que una sonrisa se forme en mi rostro.
- Hay más. - anuncia antes de tomar una bocanada de aire. - Me dijeron que lo primero que dijo fue tu nombre. - eso me quita el aire. - Cariño, él quiere verte.


Nuevo capítulo, perdón por demorar en subirlo. Comencé a escribir en la tarde y justo cuando iba por la ultima parte, me llamaron para salir y ya no pude acabarlo. Pero espero que las que aún no duermen, lo disfruten.
Gracias a todas las chicas que están siguiendo la historia, son un amor!
¿Qué piensan de que Aaron haya salido de peligro? En el último capítulo casi me matan.
Espero sus comentarios!
Las amo!

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