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Un día más sin ella y un día menos hasta mi final.

Me he recompuesto luego de un par de días de intentarlo. Supongo que lo he hecho.

Como sea.

Como el macho que soy me pongo a ordenar el departamento para que deje de lucir como si fuese de un recién soltero.

Ya ha pasado tiempo.

La loza está ya guardada y el piso de la sala brillante. Huele a lavanda; me he vuelto muy nenita.

Abro la ventana junto a las cortinas de mi pieza para poder darle la luz que necesita. Está horrible. La ropa sigue tirada en el suelo, hay un par de cajitas tristes del McDonald y otras de la pizzería que le gustaba a ella.

Suspiro y empiezo a levantar todo, comenzando con la basura para meterla dentro de una bolsa.

Mientras recojo mi ropa encuentro su vestido negro tirado entre el revoltijo. Lucía muy linda en él y me encantaba todos los beneficios que tenía cuando lo ocupaba.

Ella lucía bien en todo. O más bien, luce bien en todo.

Si tan sólo la pudiese volver a ver.

Cambio las sabanas y el olor de ella se termina de deshacer.

Tengo que empezar nuevamente aunque me cueste.

Me tiro sobre la cama con la guitarra en mano y los ojos cerrados.

No dejo de imaginármela frente a mi sonriendo emocionada como cada vez que tocaba el instrumento.

Vaya...

Un cuaderno, un lápiz y todo se vuelve mejor.

Es la única manera de soltar todo lo que siento.

Cambió su número de teléfono, lo sé porque cuando la llamo dice que está fuera de servicio.

Sé que aún me ama y me duele; yo también lo hago.

Dios.

Voy por una chaqueta al ropero y saco la que a ella le gustaba usar sin siquiera darme cuenta.

La vida me odia.

Llaves, dinero, teléfono y parto hacia la playa sin razón aparente.

No puedo dejar de querer golpearme la cabeza cuando llego ahí. Tal vez no le gusta la playa, pero podríamos habernos quedado en el auto viendo el atardecer y besándonos sin control.

Soy un idiota.

No hay nada de gente aquí, o eso suponía hace unos instantes.

Una silueta a un par de metros me logra parecer conocida, está al borde de la playa abrazando su cuerpo y mojando sus pies.

Me levanto y camino hacia ella decidido. Cuando estoy a punto de agarrarla del hombro, se gira hacia mi. Su ceño se frunce, pero luego sonríe.

Se pone de puntitas y me besa en los labios tratando de llegar a un tono más fuerte. No tardo demasiado en separarla.

-Esto es todo tu maldita culpa. Desde los mensajes hasta el haberme hecho hacer eso.- murmuro entre dientes.

Suelta una carcajada que me hace querer tirarla al agua.

-No recuerdo haberte obligado a nada, Mikey.

-Te aprovechaste de la circunstancia.

-No, no lo hice.- agita la cabeza.- Tú llegaste a la puerta de mi casa sabiendo muy bien lo que yo sentía. No tuviste problema cuando quise darte una mano.- alza las cejas mirando hacia mi parte baja.- Supongo que nuevamente podrías necesitarla. Desde cuando no tienes algo de acción ¿eh? ¿Desde que te dejó la tipa esa? Sabes que puedo ayudarte.

-Me das asco, maldita perra.

Tira de mi camiseta hacia ella, sonriendo como si hubiese logrado lo que quería. Quizás lo hizo.

-No deberías tratarme mal.

La empujo lejos de mi sin cuidado alguno.

-No quiero que me sigas llamando, no te quiero cerca.

-Tú eres el que viene a mi.- cruza sus brazos.- Siempre eres tú. No intentes tirarme la culpa a mi cuando intenté ayudarte.

-Puta.- mascullo dándome la vuelta.

-¡Llama en cuanto quieras!- dice cuando ya estoy bastante lejos.

Pateo la roca en la que estaba sentado anteriormente y me aguanto el dolor del pie.

La odio.

Me odio.

Me subo al auto mientras contesto mi teléfono que ha estado sonando hace bastante.

-Estoy en el bar ese que te gusta, por si quieres.- Calum dice, la música resonante.

Corta la llamada y enciendo el auto.

Ya es momento de terminar con esto. No volverá y no puedo vivir con sus recuerdos.

Guío el auto hacia donde está mi amigo, entrando al local sin problema alguno.

Lo localizo cerca de la barra con una chica.

Me entrega un vaso cuando llego junto a ellos, dándole comienzo a la noche.

-Ashton se perdió en lo que entramos y Luke dijo que nos encontraría acá.

-Eso está bien por mi.

Doy un buen sorbo al vaso cerrando los ojos fuertemente.

Cuando los abro puedo notar una chica mirándome a un par de asientos de distancia. Me sonríe cuando se da cuenta de que la noté, pero sólo doy vuelta la cara. Ella no me llama la atención.

-¿Por qué tan sólo, amor?

Giro la cabeza hacia él soltando una carcajada.

-Por fin has salido de entre las sabanas, maricón.- sonríe quitándome el vaso para beber de él.

-Creo que llegaste emocionado.- alzo las cejas.- Sólo procura llegar casto a casa.

Alza los hombros y se da la vuelta para pedirle algo al barman.

-Vamos que hoy te olvidas de todo.- estira el vaso hacia mí.

El choque de estos resonan en mis oídos por más nulo que haya sido y pronto estoy sintiendo mi garganta quemar una vez más.

-Estoy conduciendo, Luke.

-A la mierda.- murmura.

A eso de la media noche pierdo la completa conciencia de lo que sucede.

Para la mañana siguiente despierto con un par de imágenes repetitivas en la cabeza, en una cama que no es la mía.

Me alivia saber que si tuve sexo con alguien fue con Luke.

Aunque no es cierto.

-Esto realmente duele.- se queja entrando a la pieza apenas caminando.

Los ojos se me abren demasiado.

-¿Por- Por qué estoy en tu cama y tú estás...?

-Anoche me empujaste y me pegué con la esquina de una mesa.- frunce el ceño.

-Yo...

-Estúpido.- resopla.

Ebrio, pero siempre hetero.

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Muke wey.

Estoy muriendo. Oren por mi.

Espero que estén disfrutando esto :)

Bai.

Swollen eyes || m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora