¿Estas loca?

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Caroline estaba perdida, no consiguió encontrar a Nathan.
Deambulaba por las calles frente al centro comercial, pensando que quizás su amigo siga adentro.
O quizás... este de camino a su casa. Quizás... ya esté allí. Y, si no lo estaba, lo esperaría.
Necesitaba su teléfono.
Caroline se encaminó hacía el hogar de Nathan, de seguro se encontraba con Marcus, su padre, pero aún así decidió ir.
No tenia opción.

***

- Ven para aquí.- Le ordenó Nathan.

- Dime donde quieres ir. Y tal vez vaya.- Respondió.

- Vendrás quieras o no.- Amenazó.

- Tu menos que nadie me mandarás.- Hizo una pausa.- ¿Quién te crees que eres?

- ¿Quién te crees tú para golpearme?- Refunfuñó.- ¿Estas loca?

- Puede que sí. - Soltó una carcajada.

Nathan la miró extrañado.

- Vayamos a la plaza. Allí podremos hablar tranquilos.- Pensó un poco.- Y si quieres una lucha libre, hay mas espacio para que me enfrentes.

La chica rió. - Está bien.

¿En serio no sabe quien soy? Se preguntó la pelirroja en su mente. Quizás no debí pegarle, fui demasiado violenta.
Bah, igual se lo merece.
O no... no lo sé.

Es mucho mas lindo en persona que en fotografía. Frente a ese pensamiento, se sonrojó y esperó a que Nathan no se diera cuenta.

El tenía la vista fija al frente. Su cabello se sacudía con el viento y sus hermosos ojos grises mostraban inseguridad que solo ella podía ver. Su forma de vestir era moderna y simple. Su andar era tranquilo y calculaba cada paso, haciendo desaparecer por un momento la inseguridad en su mirada.

Le gustaba.

Ashley jamás pensó que lo conocería. Al menos, no de esta forma.

Ella había cambiado, luego de iniciar sus clases en la nueva institución. Quizás por eso no la reconocía. Ella se había presentado a el con una foto de la antigua Ash, completamente diferente a la que caminaba ahora a su lado.

Hizo teñir su cabello castaño claro a un rojo oscuro y comenzó a delinearse los ojos de negro.
Se vestía casi siempre con ropa oscura, como le gustaba a ella, a diferencia de la ropa horrible que le compraba su madre. También cambió sus antiguos anteojos por lentes de contacto.

Era otra Ash, la verdadera Ash.
Y cambiar a lo que ella quería ser, la hizo sentir bien luego de muchos años.





Solo te conozco por WhatsApp [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora