Definitivamente esta es mi cura, me siento mejor. Mucho mejor.
Los ojos oscuros ayudan bastante.
He pasado de buscar esos ojos claros a todas horas a no querer ni pensar en él.Cada vez lo extraño menos. Cada vez duele menos.
Pero cada vez que me lo cruzo... muero.
Lo evito a él y a esos ojos preciosos e increíbles que tiene.Intento sacarlo de mi mente de diferentes formas.
Intento no verlo.
Intento no pensar en él.
Intento odiarlo, incluso.Odiarlo... odiarlo sería la solución más inteligente.
Porque si no lo odio... la alternativa es demasiado deprimente.
El odio y el amor siempre van enlazados, ¿No?Los días pasan y parece que mientras más intento evitarlo, más lo encuentro en mi camino.
Pero soy fuerte. Cada vez más. Mi chico oscuro hace que nada importe, así que he aprendido a no mirar esos ojos claros.Alzo la cabeza con prepotencia y evito el contacto visual.
¿Por qué lo evito? Bueno, tal vez si nuestras miradas se cruzasen, me hundiría.
No podría soportar su ignorancia. Su indiferencia.Los días eran lentos y terribles al principio. Ahora pasan incluso más deprisa que cuando me pasaba las horas y los días hablando con él.
Los fines de semana son los días que más ayudan a superar mis penas.
Locura, alcohol, y oscuridad. Dulce oscuridad.Es halloween. No es algo que se celebre demasiado en España, pero... me encantan los vampiros.
Me coloco un vestido negro ajustado de transparencia y me disfrazo de vampiresa.En mitad de la discoteca abarrotada unas manos agarran mi cintura. Es él.
Hay unos ojos enormes y desconcertantes observándome.Se acerca a mi oído y dice:
-¿Por qué me odias?
Se me encoge el corazón. ¿Odiarlo? Ojalá, todo habría sido más sencillo.
-No me toques. Y no te odio.
Digo impasible y en un tono que me sorprende incluso a mí.
-Sí... me odias.
Me hace cosquillas y hago una mueca.
¿Qué hace?