Capítulo 11

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Los oficiales y Aeryn me llevaron hasta mi casa. Agatha estaba ya dormida, pero mi padre no estaba. Era muy extraño, pues él nunca se perdería su programa favorito de por la noche, a no ser que fuera importante.

- Buenas noches Gaby. – me dijo Aeryn al dejarme en casa.

- Buenas noches. – dirigiéndome a los agentes de policía - Adiós, gracias.

- Adiós chico. – respondieron.

Subí a mi dormitorio sin hacer ruido y sin despertar a Agatha. Me tumbé en la cama y me intenté dormir, pero era imposible, después de todo lo que había ocurrido antes.

Hubo un momento en el que empecé a ver sombras, pero después todo cesó y me dormí. La verdad, fue la primera vez que dormía bien en Delaware. Ni visiones, ni ruidos... nada.

A la mañana siguiente me levanté perfectamente. Ya había descansado. Me vestí y bajé a desayunar. Allí estaba Agatha, y cuando me vio dijo:

- ¡Gabe! ¿Estás bien? Me he enterado esta mañana de que habías estado en el hospital, y éste luego ardió en llamas. ¿No te ha ocurrido nada?

- Pudimos escapar a tiempo. Y dos días antes se incendió la casa de Aer... de mi amigo. Nosotros escapamos, aunque me hice daño en la pierna.

- Déjame verla... - me dijo.

- Ya está curada. – dije mientras se la enseñaba.

- ¿Te ocurre algo, Gabe? Te noto extraño.

Empecé a ponerme triste, y a llorar.

- No viniste a verme al hospital. – dije llorando.

- Cariñito... No me había enterado hasta esta mañana.

- ¿Y no podías haber preguntado a alguien, o por lo menos preocuparte porque tu "hijo" lleva dos días sin venir a casa?

Permaneció callada un rato, luego contestó:

- ¿Y a quién iba a llamar: a la policía? ¡Acabamos de mudarnos, no conozco nada de Delaware! He estado cuatro días en casa guardando y ordenando todo. Ni siquiera tu padre me ha ayudado... Por cierto, ¿y tu padre? Lleva varios días sin aparecer. He intentado llamarle y no contesta.

- Yo le vi hace dos días, cuando me dio este reloj. – Saqué el reloj familiar del bolsillo y se lo enseñé. – Iba a venderlo.

- ¡Pero si es de su ex!

- ¿Te da igual que papá haya estado antes con otra?

- Yo solo quiero hacer feliz a tu padre. Me da igual con quien esté. Solo me enfado con él cuando sé que se junta con otra persona a quien quiere más que a mí.

- Bueno... me voy, he quedado con Blake, mi amigo. – evité la conversación.

- Vale. Ten cuidado esta vez. Te quiero.

- Adiós Agatha.

Salí de la casa con el reloj e bolsillo en la mano y con la nota que encontré en mi casa en el bolsillo, y me dirigí hacia la casa de mi verdadera madre.

- ¿Tienes todo lo necesario? – me preguntó al llegar.

- Sí.

Aeryn me montó en su coche y arrancó.

- ¡Espera! Falta Blake. – dije.

- Me dijo ayer que hoy no podía venir. Iremos los dos solos, mañana sí que vendrá.

Durante el camino empecé a pensar cómo Aeryn se las apañó para que la policía nos ayudara con la búsqueda del espectro. ¿Les había ofrecido una gran cantidad de dinero? ¿Les amenazó para que nos ayudaran? No creo que haya hecho eso... Ella es muy amable con todo el mundo... incluso con mi padre. Él le odia, pero a ella le da igual.

Finalmente llegamos al cuartel. Allí estaba el general de policía y un oficial, el mismo oficial que vi ayer llorando en la entrada del hospital.

- Hola... - le dije.

- Hola. ¿Ya estás mejor? – me preguntó.

- Sí... ¿Y tú?

- ¿Cómo dices?

- Ayer te vi llorando cuando estábamos fuera. Tú fuiste el que me dijo que os sería de ayuda, ¿no?

- Sí... es verdad. Y no, no estoy... bien del todo. Coraline era mi esposa. – dijo melancólico. Y si es verdad que la mató el espectro juro que lo capturaremos, aunque no sé cómo.

Mientras hablábamos, Aeryn y el general empezaron a planificar, hasta que él dijo:

- No sé cómo nos va a poder ayudar un niño. Apenas conoce el tema, y no quiero asustarle más, ya lleva suficientes sustos.

- No es sólo un niño, él es capaz de ver dónde y cuándo va a aparecer el espectro, e incluso a quién va a matar. Cuando él tiene una visión, tenemos apenas unos minutos para buscar. – contestó Aeryn. – Y no lo trate como un niño, es un adolescente.

- Aeryn. – me metí en la conversación. – Da igual, en verdad soy casi un adolescente.

- Bueno, - continuó el general, ignorando todo lo que habló con Aeryn. – Vamos a ver cómo capturar a un espectro.

- No se puede capturar a un espectro. – dije.

- ¿Y qué piensas hacer? – rio.

- Averiguar quién es, saber qué quiere y por qué quiere esto.

- ¡Pues adelante, pregúntaselo! – siguió burlándose.

En ese momento, la luz se apagó durante unos segundos, y en la mesa del despacho apareció el signo del caballo con la serpiente, esta vez no con sangre, sino con fuego. Cuando éste se apagó, la luz volvió.

- Vale, vale, vayamos por partes... - dijo asustado el general.

- Un momento... - dije. – Creo que he descubierto algo muy importante.

- ¿Y qué es? – dijo el oficial de policía.

- Creo que el espectro me sigue, pero no me mata. Creo que esto también puede explicar el vínculo que tengo con él.

- Entonces... ¿qué quiere decir eso? – preguntó.

- Que creo que me quiere advertir de que va a matar.

Cuando Aeryn empezó a hablar, yo estuve perdido durante un tiempo. Unos segundos en los que vi imágenes, entre ellas una visión nueva en la que aparecía el espectro asesinando a alguien más. Cuando terminé de ver todo, me mareé.

- ¿Estás bien? – preguntó el oficial.

- Acabo de tener otra visión. El espectro reaparecerá esta tarde.



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