Capitulo 5: Un beso, un error.

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Al llegar a casa, Oliver se encontró a Teo saliendo, recordó que su padre había llegado de viaje, eso significaba que también su mujer, una noticia que no era de su agrado. Llegando donde Teo, pudo ver como su rostro estaba triste.


Oliver: Hey, ¿Qué paso? No me digas que no pudiste pedirle la cita a mi hermanastra.


Teo: Lo hice –lo miro unos segundos para luego bajar la mirada.


Oliver: Te dije que aceptaría, no iba a desaprovechar la oportunidad de salir con alguien de nuestra clase, ella es igual a todas las mujeres, ¡No sé cómo pudiste fijarte en ella!


Teo: No acepto.


Oliver: Por supuesto que... ¡¿Qué?!


Teo: Amelia no acepto salir conmigo.


Oliver se quedo boquiabierto ante lo que había dicho Teo, ¡No había aceptado! ¿Cuál seria su juego?


Oliver: No lo puedo creer –dijo mientras negaba con la cabeza una y otra vez.


Teo: Ella se siente una carga. Me dijo que lo mejor era que no me molestara en salir con una ciega, ¿puedes creer? Ella nunca me molestaría, pero no le pude decir que...


Oliver: No entiendo cual es su juego, pero lo voy a averiguar.


Teo: Oliver, debes entender que no hay ningún juego. Amelia es sincera.


Oliver: No estoy tan seguro de ello.


Teo: Pues créelo. No quiero que molestes a Amelia.


Oliver: Ahora eres su defensor.


Teo: Solo no voy a permitir que siga sufriendo –dijo para después subir a su coche y marcharse.


Oliver entro a la casa, se encamino hasta su habitación. Se quedo pensando en Amelia, no había aceptado salir con Teo, pero ¿Por qué?, si ella fuera interesada habría aceptado. Teo le había mencionado que ella había dicho que no se molestara para salir con una ciega, ¿si en verdad es ciega y no está mintiendo como había pensado todo ese tiempo? De ser así, tenía que confirmarlo.


Al día siguiente estaban todos desayunando, menos Oliver que aun no bajaba a desayunar.


Rubén: Blanca ¿Dónde está mi hijo que no ha bajado a desayunar?


Blanca: Eh... creo que aun no se ha despertado, señor.


Rubén: ¿Qué? Hazme el favor y dígale que lo quiero ya mismo en mi despacho –dijo y después Blanca se fue a buscarlo.

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