Capitulo 24: En tus labios sabe mejor.

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La noche llego rápidamente. Amelia se encontraba acostada en su cama junto a Chispita, esperando a que llegara, pero ya había pasado mucho tiempo y aun no estaba aquí, ¿será que no llegara? Se preguntaba a si misma mientras lanzaba un suspiro cansada. Había pasado tanto tiempo que cerró los ojos y justo cuando estaba a punto de caer en un profundo sueño escucho como la puerta se abría lentamente.

Amelia: ¿Quién anda ahí? –pregunto algo asustada, el silencio era muy tenso y apenas escuchaba unos pasos acercarse hacia ella.

Oliver: Soy yo... ¿acaso no me estabas esperando? –pregunto un poco desconcertado al ver su expresión.

Amelia: Si, pero pensé que ya no venias, como ya es tan tarde –y era cierto, todo ese tiempo se la había pasado pensando si era buena idea esa salida, después de lo que Teo le había dicho ya no estaba muy seguro si quería continuar con eso.

Oliver: Perdón, me había quedado dormido –mintió rascando su cabeza- pero si quieres, podemos dejarlo para otro día –tal vez era mejor empezar a hacer distancia entre ellos, y mientras más rápido mejor, pensó mientras la observaba detenidamente entre la oscuridad de su habitación, solo una pequeña luz entraba por la ventana pero le permitía tener una clara visión de su figura. En ese momento tenía unas ganas enormes de subirse a la cama con ella y hacer muchas cosas que le llegaron a la mente, pero simplemente tuvo que apartar esos pensamientos, no lo dejaban escuchar lo que decía.

Amelia: Oh bueno... está bien, aunque... en verdad quería salir.

Oliver: ¿Qué? –quedando sorprendido ante lo que acababa de escuchar, ella quería salir con el- ¿Enserio?

Amelia: Si, bueno... creí que sería una buena ocasión para conocernos mejor, dado que somos hermanastros y no sabemos muchos el uno del otro.

Hermanastros, eso eran para ella, ignoraba el dolor tan fuerte que le causaban esas palabras a el, la quería y para ella solo eran hermanastros.

Oliver: Entonces, ¿estamos esperando que amanezca para salir? –Dijo divertido tratando de liberar sus propias tensiones- ¡Vamos! Ven, te ayudo –la ayudo a incorporarse y vio que traía un pijama muy descubierto, sus ojos analizaron rápidamente su escultural cuerpo, lo que para el significaba una verdadera tortura, tenerla así frente a el, y no poder darse el gusto se recorrer con sus manos y besar cada centímetro de su piel. Sus mejillas ardieron al tiempo que maldijo por lo bajo, mordiendo ligeramente su labio inferior buco con la vista algo que ponerle encima- creo que esto servirá –dijo cuando tomo un abrigo y lo puso en su espalda- así te cubres del frio.

Amelia: Gracias –le dedico una ligera sonrisa.

Oliver: Chispita, ¿quieres acompañarnos? –el cachorro bajo de la cama contento y salió por la perta que antes había sido abierta por él.

El lugar donde la quería llevar no era más que su área del jardín preferida, donde podía sentarse en el suave pasto, y el viento que soplaba en las noches le golpeaba suavemente sobre su cara, el frio de un otoño ya avanzado, donde estaba cerca la época más fría del año, eran os acompañantes perfectos después de Amelia y Chispita. Oliver se las había arreglado para preparar el lugar, había colocado un mantel para no sentarse directamente en el pasto, coloco la canasta que había traído de la hacienda junto a una botella de vino bien fría, y dos copas, perfectos para animar el ambiente y quitar las perezas.

Amelia: Oliver, ¿Qué hacemos aquí?

Oliver: Este... quería un lugar para hablar, y aquí me siento realmente cómodo –hizo un silencio durante unos segundos- contigo es la única persona con quien me siento realmente bien.

Ciego AmorWhere stories live. Discover now