T R E S

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—Si, fue algo aburrido. Pensé en volver y darte un poco de compañía.

Louis sollozó.

—Gracias.-Me senté en la cama junto a él y puse mi mano sobre su espalda.

—Siento haberte dejado solo esta noche.- Se encogió de hombros.

—Está bien. Eres un chico joven con una vida. Sé que vienes a casa el fin de semana. Pero no es necesario que andes con un tipo viejo como yo. —Frunció el ceño.

Me di cuenta de que estaba mucho más triste de cuando lo había dejado, y me molesté más conmigo mismo. Louis era importante pará mí. Mucho más que un padrastro. Tomé su mano y la apreté suavemente.

—Sabes que yo estaba bromeando cuando dije que eras viejo. Siempre has sabido que era uno broma, ¿verdad?

Louis suspiro.

—Sí, claro.

Me reí.

—Realmente, es una broma. Siempre he pensado que eres muy lindo.

Él se volvió hacia mí. Podía ver como sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero su expresión sonriente me hizo reír.

—Eres tan dulce.

—No, lo digo en serio. —Abrí los dedos para él. —Siempre has parecido diez años más joven de la edad que realmente tienes. Y tienes todo este pelo, castaño sin canas.

—No , no lo esta .Tu mamá me ha dado unas cuantas canas.

—Bueno, estoy seguro que no las puedo ver.

Louis asintió con la cabeza.

—Tú siempre sabes cómo hacerme sentir mejor.

—Bueno. Ahora, ¿todavía quieres ver esa película juntos?

—Si, si tú quieres.

—Por supuesto que sí—Sonreí. —Sólo déjame ir a cambiarme de ropa. Mientras haz las palomitas de maíz y te reúnes conmigo en la sala de estar.

—Está bien. - Louis miró hacia el suelo con la tristeza dibujada en sus ojos.

Tal vez el vino que bebí en la cena, me hizo sentir muy valiente. Pero me levanté de la cama y miré hacia abajo a Louis . En primer lugar, puse mis brazos alrededor de su cuello, como de costumbre, pero en lugar del abrazo de costumbre lo besé en los labios. No hubo ninguna lengua, pero sin duda era más que un beso.

Él respiro hondo, pero no dijo una palabra. Nos miramos a los ojos por un momento, y luego salí de la habitación hacia el pasillo de mi habitación, con la intención de cambiarme y ponerme una pijama cómoda. Pero en cambio, todo lo que pude hacer fue sentarme en la cama y mirar la pared, preguntándome si él había sentido lo que yo había sentido. La misma sensación de excitación que sentía, tenía mi pene ardiendo de deseo. Yo lo amaba. Él significaba mucho para mí. Quería besarlo otra vez. Me puse un poleron que casi tapaba mi trasero y unas medias hasta los muslos como siempre. Nunca vi que a Louis le molestara mi forma de vestir, al contrario, el me elogiaba todas la veces. Cuando lo conocí el me había confesado que era bisexual y eso hizo despertar los deseos de mi hacia Louis, ya que también el era un Daddy antes, y yo espearaba a alguien que me dominara. Sólo pedía que el también lo quisiera.

Pasaron unos minutos antes de que escuchara que la puerta se abría.

—¿Estás aquí? —Louis pregunto.

—Oh. Si. —Miré sus hermosos ojos azules. —Lo siento. Supongo que perdí la noción del tiempo.

Él sonrió. —


Un poco corto lo se. He tenido muy poco tiempo para continuarla.

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"Déjame cuidarte" l.s DADDY KINK, ADAPTADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora