Capitulo 7

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"El comandante"

Tras las ventanas apareció mi planeta azul con sus nubes blancas, sus
mares, selvas y desiertos.
La Tierra se agrandaba rápidamente. Nos fuimos sumiendo en la parte
oscura, en donde era de noche.
Se vieron manchas luminosas. Eran ciudades, pero “al revés”; las
ciudades “arriba” y las estrellas “abajo”; sin embargo, dentro de la nave yo
sentía que el verdadero “abajo” era el piso del vehículo.
- Tenemos gravedad artificial - explicó Ami -. Ahora vamos a ver cómo
se las arreglan nuestros amigos para evitar un gran terremoto.
Avanzamos sobre el mar iluminado por la Luna, mejor digo, “bajo” el
mar, porque todavía estábamos al revés.
Divisé las luces de una ciudad costera más allá.
- Este es el punto - dijo Ami, observando una pantalla lateral -.
Ingresaremos.
Todo se oscureció tras los vidrios.
- Vamos hacia el fondo. Observen por esa pantalla para que vean mejor.
Como en el viaje anterior, la pantalla frente a nosotros mostraba con
claridad todo cuanto había alrededor, a pesar de la oscuridad reinante.
Ami enderezó la nave. Me pareció que estábamos volando por sobre
tierra. Allá abajo se veían montañas y valles muy áridos. Cuando vi que de
trecho en trecho nos cruzábamos con las “aves” del lugar, es decir, con peces,
ballenas, cardúmenes de sardinas, recordé que estábamos bajo las aguas del
mar; sin embargo, todo se vela transparente, como en el aire.
- Esto es muy hermoso, Ami - dijo Vinka.
- Hermoso es todo, a cada instante... para el que sabe ver.
Al fondo, a lo lejos, apareció un objeto alargado, como un puro en
posición horizontal. Se agrandaba rápidamente. Muy pronto comprendí que se
trataba de una imponente nave espacial sumergida bajo las aguas, suspendida
cerca del fondo. Era algo impresionante. Parecía una ciudad gigantesca.
Cuando estuvimos cerca se me hizo imposible ver sus limites. Se fueron
haciendo borrosos, de lo lejanos que estaban. Miles y miles de iluminadas
ventanitas indicaban que tenía decenas de pisos o niveles.
- ¡¿Qué es eso, mi Dios?! - exclamó Vinka, con maravillados ojos.
- Es una nave nodriza. La más importante de las que participan en la
tarea de ayuda a la Tierra. Por alguna extraña excepción descendió.
Normalmente se mantiene en el espacio. Es una especie de “portaaviones”,
sólo que en lugar de aeroplanos, transporta naves espaciales. También puede
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albergar a varios millones de seres humanos. Debe mantenerse siempre
cerca... Nunca se sabe cuándo será necesario rescatar a mucha gente. Allí
viaja el Comandante de todo el plan de ayuda a la Tierra. El habita
permanentemente en esta nave. Veremos por qué está aquí.
Ami operó el tablero. Apareció un rostro de hombre en la pantalla.
Comprendí al momento que aquel ser no era terrestre, porque su apariencia
recordaba las imágenes de los grandes Maestros de la humanidad. Su
serenidad interior se transparentaba en rasgos mucho más hermosos que los
habituales en los terrícolas. Esa tranquila felicidad, esa armonía, esa dulzura y
paz. Ni siquiera en Ofir pude ver un rostro como aquél; sin embargo, parecía un
verdadero terrestre en cuanto a las formas de sus facciones, excepto la mirada:
los ojos extraordinariamente grandes y llenos de bondad. Sentí de inmediato
simpatía por aquel ser.
- Les presento a nuestro hermano Comandante.
El hombre de la pantalla nos saludó en un idioma extraño, pero en el
audífono recibí la traducción:
- Bienvenidos a nuestra nave, Vinka y Pedro. Yo soy el encargado de
supervisar todo el plan de ayuda al planeta Tierra.
- M-mucho gusto - dijimos con gran timidez.
Una tenue sonrisa iluminó su rostro cuando expresó:
- Les espero con cariño en mi morada. - Su imagen se esfumó.
Miré por los vidrios. Nos acercábamos a una abertura bajo la gigantesca
nave. Ingresamos verticalmente. Aparecimos en un recinto no muy grande y
perfectamente seco. Otras naves, pequeñas como la de Ami, se encontraban
allí estacionadas. Mientras nos posábamos sobre el piso, pude ver que una
compuerta cerró la abertura por la cual ingresamos.
Ami se puso de pie.
- Vamos a descender.
- ¿Eso quiere decir que vamos a salir al exterior?
- Por supuesto. Vamos a conocer al Comandante.
Yo hubiera querido hacer un millón de preguntas, pero no tuve tiempo,
porque Ami nos llevó a la salida. Al abrirse la puerta, había esta vez una
escalera. Mientras descendíamos vi que nuestra nave se encontraba apoyada
sobre tres patas. Aquella era la primera vez que “aterrizaba” conmigo a bordo.
Antes, siempre estuvo suspendida en el aire.
Caminamos hacia una puerta. Cuando llegamos a ella, se abrió.
Apareció un brillante y largo pasillo. El techo, muy alto, era cóncavo. Tenía luz
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propia, iluminaba con un suave color crema. El piso, de un material suave y
mullido semejante a la goma, también iluminaba, con un hermoso color azul
claro. Las paredes parecían de algún tipo de metal suave y opaco. Varias
puertas de gran tamaño completaban el panorama. Algunas de ellas tenían
letreros luminosos con una escritura que me era desconocida.
- Es el idioma de la Confraternidad - explicó Ami.
- Yo pensé que cada mundo tendría el suyo propio.
- Y lo tiene, pero utilizamos también un lenguaje común para
comprendernos entre todos, especialmente en forma escrita. Es un idioma
artificial. Todos debemos estudiarlo desde niños. Nos es más fácil escribirlo
que hablarlo.
- ¿Por qué?
- Porque no todas las variedades humanas tienen la misma forma de la
lengua, garganta y cuerdas vocales. Para algunos es más fácil emitir ciertos
sonidos, para otros resulta dificultoso. Es como los chinos: les cuesta
pronunciar la letra R.
- ¿Quiénes son los chinos? - preguntó Vinka.
- Un pueblo de mi mundo. Tienen los ojos así. - Me los estiré para
explicarle.
- ¡Qué bonitos! - opinó. Los tres reímos.
Llegamos al final del pasillo. Frente a nosotros habla una puerta
bastante ancha. Se abrió, era un ascensor. Entramos. Busqué un tablero de
botones, pero no lo había. Ami simplemente dijo “Comandante”, y la puerta se
cerró. Percibimos un suave movimiento, subíamos, pero de pronto
avanzábamos horizontalmente. Más que ascensor, aquello era un vehículo que
podía transitar en varios sentidos.
- Esta nave emite una radiación que mata los gérmenes que se
encuentran en el aire o en cualquier superficie; por eso no hay peligro de que
vuestros microbios puedan afectar a los miembros de la tripulación. Además,
todos ellos serán.... por decirlo de algún modo, “desinfectados”, antes de que
ingresen a cualquier mundo de la Confraternidad.
Se abrió la puerta, pero no aquélla por la cual hablamos entrado; sino
otra, a nuestras espaldas. Apareció un salón hermoso como un sueño. Estaba
decorado con plantas naturales de varios tipos y colores. No sé por qué, pero
jamás hubiera imaginado plantas en una nave espacial...
Una serie de ocultas fuentes de luz, de diversas tonalidades, producían
una atmósfera más bien amarillo - dorada. Varios compartimientos del salón
estaban separados por cristales. Vi una fuente con una caída de agua. Imitaba
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una cantarina cascada bajando entre piedras, musgos y algas naturales. Allí
retozaban algunos peces y otros animalitos, por mí desconocidos.
Vinka no pudo ocultar su emoción.
- ¡Esto es precioso!
- Las almas evolucionadas necesitan rodearse de belleza - explicó Ami -,
y nada puede ser más bello que lo natural.
Nos condujo al interior. A la izquierda, tras un corto pasillo, estaba de
pie, esperándonos, el hombre que hablamos saludado por la pantalla: el
Comandante. Tras él, vi un enorme ventanal. Daba hacia un arroyo que corría
suavemente por entre piedras y vegetación. Al fondo, un sol azul se escondía
tras unos cerros... No supe si aquello era un paisaje artificial, fabricado en un
gran recinto de la nave, o si se trataba de otra cosa. Más tarde, Ami nos explicó
que el Comandante gusta recordar los paisajes de su mundo de origen, por ello
sintoniza vistas de la naturaleza que dejó atrás. Pero aquel gran ventanal, en
definitiva, era una pantalla...
Vestía de blanco. Utilizaba un traje parecido al de Ami, pero más
holgado, dejando el cuello y parte del pecho al descubierto. Su estatura
impresionaba: no debe haber medido menos de un metro noventa y cinco.
Parecía irradiar un resplandor, parecía brillar...
Ami nos hizo acercar a él. Yo iba lleno de respeto, de temor casi, de
vergüenza, inclusive... Es que me sabía, gracias a Ami, lleno de
imperfecciones; en cambio aquel ser estaba rodeado por un halo de tal pureza,
que por comparación, yo quedaba al nivel de un cerdo.... al menos así me
sentí.
Habló con voz suave y tranquilizante:
- El comparar a veces nos ayuda, otras nos perjudica.
Al igual que Ami, captaba los pensamientos..., para colmo...
Vinka habla caído en una especie de trance ante la presencia del
Comandante. Avanzó hacia él, tomó su mano, la besó e intentó ponerse de
rodillas.
- No lo hagas - dijo él, levantándola del brazo -. Yo soy, como tú, un
servidor, hermano tuyo y de los que aman a Dios. Sólo ante El puede el
humano postrarse.
Impresionada por aquel ser, Vinka tenía lágrimas en los ojos.
- Siempre hay alguien más arriba y más abajo que nosotros. Al de arriba
debemos escuchar su consejo. Al de abajo debemos guiar. Yo cumplo las
instrucciones de mi hermano mayor.
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- “Arriba” y “abajo” significa, en este caso, el nivel evolutivo - explicó Ami.
El Comandante se dirigió a un mueble muy moderno de líneas
aerodinámicas. Parecía un “escritorio cósmico”. Sentado tras él comenzó a
decir
- He descendido a este planeta con la sola finalidad de establecer este
contacto.
En aquel momento no capté la trascendencia de lo que decía; no pude
concebir la grandeza del hecho: el Comandante de una operación gigantesca,
llevada a cabo por seres extraterrestres, descendiendo a la Tierra en su nave
del tamaño de una ciudad, con miles, o tal vez millones de tripulantes a bordo,
solamente para comunicarse con dos niños...
Ami intervino:
- Ustedes llevarán su mensaje a vuestros mundos. Lo que va a decirles
sirve tanto para la Tierra como para Kía, porque el Comandante está
comunicado con nuestro hermano que dirige el plan de ayuda a Kía. Ambos
mundos están en situación semejante. Presten atención.
El Comandante tomó la palabra:
- Como se les ha informado, ustedes están insertos dentro del
gigantesco Plan Cósmico Evolutivo para vuestros mundos. En este Plan
participamos una gran cantidad de servidores. Algunos, encarnados en esos
mundos participan en forma, por el momento, inconsciente; otros lo hacen
conscientemente. Hermanos de planetas superiores a los vuestros también
trabajan en esta misión de ayuda y, por último, otros hermanos que ya no están
sujetos a las limitaciones de un cuerpo densamente material colaboran
estrechamente en el Plan. Todos lo hacemos a tiempo completo, hasta el
último aliento de vida en el cuerpo que ocupamos, hasta que el Intimo nos
llame a servirle en otros planos. De esta labor desinteresada no esperamos
otra recompensa que la de cumplir con el dictado de nuestra conciencia. Sólo
nos mueve el amor.
Deben saber que se aproximan cambios muy importantes y profundos.
Nosotros estamos haciendo cuanto podemos para evitar el impacto negativo de
esos acontecimientos, el resto deberán hacerlo ustedes mismos.
Deben comprender que lo que rige el fluir de la vida en el universo es el
Espíritu de la Fuerza Creadora, el cual es todo amor. Si no se rigen por el
amor, están actuando en contra del sentido natural del universo, por lo tanto,
no pueden tener armonía en vuestras vidas personales ni en vuestras
relaciones sociales o internacionales.
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El desconocimiento de la Ley de Dios por parte de las inmensas
mayorías, es la causa, la raíz de la dolorosa situación por la que atraviesan, y
que puede llevarles a la destrucción total.
Estamos inspirando a muchas personas en todos los países. Nosotros
enviamos mensajes con enseñanzas e instrucciones, pero no podemos evitar
que algunos de ellos sean distorsionados por las creencias particulares de
quienes los reciben. Esto produce confusión y desaliento, pero día a día todo
irá siendo cada vez más claro. También estamos inspirando obras literarias,
musicales, películas y otras manifestaciones culturales. Haremos cuanto sea
posible para que sean muy difundidas, porque son una semilla de amor para
las conciencias, y también una preparación para el “gran encuentro”.
Ami intervino para explicar a qué se refería:
- No siempre estarán separados de vuestros hermanos del universo.
Cuando dejen de vivir divididos, en injusticia y violencia, ignorando al Rector
del universo, el Amor, ingresarán a la Confraternidad.
“Algo como para el año cinco mil quinientos”, pensé al recordar a la
gente de las calles de mi mundo. El Comandante, por supuesto, me “escuchó”.
- Si no fuera a ocurrir algo diferente, el proceso podría tardar milenios, o
nunca realizarse; pero se avecinan fenómenos que no podrán ser explicados
por ninguna teoría. En esos momentos, deberán recordar nuestras palabras,
expresadas también por Maestros de la historia y actuales. Deberán
comprender que lo único que puede salvarles de la destrucción inminente es el
reconocer la universalidad del amor, y regirse por él en todos los dominios de
vuestras vidas. Sí no lo hacen, no merecerán ni podrán sobrevivir.
Rescataremos a quienes si lo hayan hecho. El “trigo” será separado de la
“cizaña”.
El Plan en el que nos encontramos sirviendo es un Plan Divino,
decretado por los designios del Creador, desde la eternidad. Nosotros somos
sus ejecutores.
Se puso de pie.
- Eso es todo, queridos niños. Ahora les dejo en manos del Capitán que
dirige el trabajo que estamos efectuando para evitar grandes pérdidas de vidas
en este punto del planeta.
En ese momento ingresó el hombre de quien se hablaba.
Vestido como nuestro pequeño amigo, no tan alto como el Comandante,
nos dijo:
- Voy a mostrarles cómo vamos a disminuir los efectos de un sismo que
se aproxima. Síganme, por favor - nos guió con cariño y gran suavidad.
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- Vayan con Dios - expresó el Comandante, mientras ponla sus grandes
manos sobre nuestros hombros -, y recuerden que ustedes están protegidos.
Nunca teman. Nosotros les salvaremos de todos los peligros, pero no abusen
de esa protección cometiendo violaciones a lo natural y prudente. En esos
casos no podremos hacer nada. No olviden estampar mi mensaje en vuestros
libros. Si pudiéramos, lo proclamaríamos desde los altavoces de nuestras
naves, nos introduciríamos en vuestras emisiones radiales y televisivas, nos
haríamos plenamente visibles; pero no nos está permitido hacerlo. Sólo
podemos enviar nuestra palabra fraterna mediante canales que pueden ser
comprobados únicamente por el sentir interno, justamente lo que deben
desarrollar para evolucionar y salvarse. Esa es otra poderosa razón que nos
impide mostramos abierta y masivamente... Mediten en ello.
Nos dejó en la puerta del ascensor. Lo último que nos dijo fue:
- Mi amado hermano mayor me encarga transmitirles su gran amor por
todos los que sufren y padecen. Quiere que sepan que no ha descansado un
solo día desde la aparición del hombre, y que no lo hará hasta que vivan en
paz y felicidad, pero tampoco vosotros debéis descansar, porque todos sois
sus manos y bocas. Hasta pronto, amigos.

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