CAPITULO 9

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Sin pensarlo dos veces, Chris la besó, solo desaseaba sentir esos labios tan suaves, tan carnosos. Fue recostando a Dul en el capó de la limusina, lentamente, sujetándola con sus fuertes brazos. Mientras su mano derecha viajaba por el cuerpo de ella. Tocaba sus brazos, muy despacio, deleitándose con al suavidad de su piel. Su mano siguió por su cintura y la subía lentamente hasta llegar a uno de sus pechos. Posó su mano en el y comenzó a masajearlo por encima del vestido. Un gemido espacó de la garganta de Dulce y él se excitó más.

- Estás tan buena. -dijo Chris con sus labios pegados a los de ella.
-Y todavía no me has visto desnuda. -dijo ella sonriendo mientras le acariciaba la espalda.
-Estoy deseando llegar a esa parte. -y se volvió a poseer de su boca.

Chris deslizó la mano por su pierna, bajando hasta donde el vestido permitía el acceso a su cuerpo. Comenzó a subirlo mientras acariciaba su pierna hasta que tropezó con una suave tela de encaje. Chis se separó de su boca y la miró arqueando una ceja.

-¿Qué llevas debajo? -dijo mientras tocaba la fina tela de encaje.
- Pues la ropa interior.
-¿Es encaje?
-Sí.
-¿Te has propuesto volverme loco? -dijo mientras metía las manos dentro de las braguitas.
-No. -dijo Dul tensa por el acercamiento de Chis a ciertas partes de su cuerpo.
-Me encanta el encaje ¿lo sabias? -dijo mientras acariciaba sus labios de su sexo.
Dul apretó los labios para evitar que un grito saliera de su boca.
-Tienes una piel muy suave, ¿lo tienes todo así de suave? -preguntó con la voz más sexy que Dulce pudo escuchar.

Pero antes de que ella pudiera contestar, el entrujo un dedo dentro de ella. Dulce cerró los ojos fuerte y apretó los puños.

-Estás muy mojada, ¿tan cachonda estás? -preguntó Chris con una sonrisa arrebatadora en los labios.
-Ya lo sabes. -dijo Dul con la poca fuerza que le quedaba.

Ya no había un dedo dentro de ella, sino dos y los movía sin parar e intruduciéndolos hasta el fondo mientras que con el pulgar le acariciaba el clítoris. Dul gemía más y más fuerte cada vez, no podía explicar las sensaciones que le producía Chris. Era fantástico, la tocaba sabiendo perfectamente donde tenía que tocarla, donde tenía que hacer más presión con sus dedos, ni si quiera ella conseguía aliviarse de esa manera tan brutal. Dejó de pensar, su cuerpo estaba pasando por una fase impresionante, sentía como venía el placer, el orgasmo se acercaba.

Chris comenzó a mover sus dedos más rápido y cuando notó que su cuerpo iba a comenzar a convulsionarse le metió otro dedo más. Su cuerpo se movía rápidamente, temblaba, necesitaba agarrarse a algo, sentía que se desmayaba y sin poder aguantarlo lanzó un grito que anunció el esperado orgasmo.

Cerró los ojos, esperando que su cuerpo se relajase. Tenía la respiración acelerada y los labios secos. Se pasó la lengua por ellos y abrió los ojos. Allí estaba él, con la vista fija en sus boca, viendo como su lengua se pasaba por sus hinchados labios. Chris la miró a los ojos para luego sonreírle. Esa sonrisa la estremeció, era pícara, como si le anunciara lo que le esperaba. Con el vestido otra vez en su sitio, volvió a meter las manos.

Un escalofrío recorrió la espalda de Dulce al recordar lo que había pasado la última vez que tuvo sus manos ahí. Agarró las bragas y las fue bajando lentamente. ¡Dios! él no se iba a parar iba a seguir continuando, ahí en mitad de un parkin encima del capó de una limusina.

Le quitó las bragas y comenzó a bajarle la cremallera del vestido que calló al suelo cuando acabó. Vio como la miraba, como tragaba saliva al bajar su vista hasta su intimidad desnuda. Sin poder esperarlo más Dulce se incorporó y se quitó el sujetador, quería estar completamente desnuda para él. Una gota de sudor resbaló por la sien de Chris y ella se dio cuenta del esfuerzo que estaba haciendo para no tomarla sin más. Ella se acercó a él y le quitó la chaqueta para luego desabrocharle la pajarita y empezar con los botones de su camisa. Se la quitó y se quedó maravillada comprobando su pecho musculo. Estaba totalmente definido, cada musculo, sus pectorales, sus abdominales...como deseaba ver el resto. Mirándolo a los ojos empezó a desabrochar su cinturón, el botón del pantalón.

La cremallera le costó trabajo bajarla debido al gran bulto que asomaba entre sus piernas. Él mismo se quitó los zapatos y los calcetines. Dulce se puso de rodillas frente a él y le bajó los pantalones, que él mismo, con un puntapié, mando a la otra punta. Ella posó su mano en la cinturilla de sus boxers, ya no podía más, quería verlo, así que se los bajó muy lentamente. Se quedó maravillada con todo su cuerpo, pero no podía apartar los ojos de su erección, era enorme y muy gruesa. Con manos temblorosas lo cogió y comenzó a masajearle, de arriba abajo. Cada vez más rápido, quería que él disfrutara como ella lo había hecho, pero entonces el la cogió de los brazos y la alzó sin ningún esfuerzo.

-Quiero correrme dentro de ti, no aquí.
-No podemos hacerlo, es imposible que pueda mantenerme tumbada en el capó.
-Por favor, dime que tomas la píldora. -dijo Chris ignorando a Dulce,
-Si si tomo la píldora, pero ya te he dicho que aquí es imposi...

Pero antes de que Dulce pudiera acabar la frase Chris le dio la vuelta para que quedara de espalda a él. Ella apoyó sus codos en el capó para no caerse y la penetró por atrás. Lo unicó que pudo hacer Dul fue soltar un grito que llenó todo el parkin. Él puso una mano en su espalda y empezó a moverse dentro de ella. Dulce solo podía gemir. Chris posó sus manos en sus pechos para masajearlos y pellizcarle los pezones, haciendo que Dulce gimiera más. Estaban a punto, notó como Dul arqueaba la espalda para recibirlo entero, por lo que él aceleró el ritmo. Ambos estaban sudando, jadeando y deseando llegar al orgasmo.

Sin poder aguantar más, Dul se fue, y Chris al notar como Dulce se corría encima de su miembro, se fue también.
Ambos cayeron al capó del coche, con la respiración acelerada y temblando por el maravilloso orgasmo que acababan de compartir.

PASION EN LA OFICINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora