PASION EN LA OFICINA

CAPITULO 20

-Vaya, menudo cambio de secretaria.
-¿Te gusta? -preguntó Dul rodeando la mesa para acercarse a él.
-Me encanta. Tan guapa, tan exótica y sexy. -dijo cogiéndole de la cintura aun sentado.
-Pues a mi con un jefe como tú no me importaría hacer horas extras.

Chris la alzó y la sentó en su mesa mientras él seguía sentado. Ella cruzó las piernas muy sensualmente y vio como él no le quitaba los ojos de encima.

-¿Cómo has dormido preciosa? -dijo Chris acariciándole las piernas.
-Genial, de un tirón. -dijo ella dejándose llevar por sus caricias.
-Cuando me he despertado y te he visto ahí, con el pelo revuelto sobre la almohada, boca abajo, totalmente desnuda, dándome la mejor vista de tu trasero, créeme me ha costado mucho no despertarte para volver hacerte mía.
-No me hubiera importado nada que me despertaras. -dijo Dul coqueta inclinándose hacia él.
-¿En serio? -dijo Chris a unos milímetros de su boca mientras seguía acariciando sus piernas.
-En serio, no veo mejor forma de empezar la mañana que con un poco de sexo. -preguntó Dul agarrándolo de la corbata para a traerlo más hacia él.
-Te tomo la palabra. -dijo Chris sonriendo

Y sin poder aguantarse más se fundieron en un apasionado y deseado beso. Chris seguía acariciando las piernas de Dulce, pero ahora con más urgencia, estaba deseoso de volver a tenerla entre sus brazos. Subió sus manos hasta su cintura para alzarla y sentarla en su regazo. Dul pudo notar la excitación de Chris, así que se acomodó más sobre ella.

-¡Dios! Me vas a matar. -dijo Chris en un suspiro.
-Pues te quiero vivo, todavía no me he acabado contigo. 
-Dulce...me estás poniendo peor. -dijo acariciándole las piernas que tenía alrededor de su cintura.

De pronto se escuchó unos golpes en la puerta, alguien estaba pegando. Dul se levantó rápidamente y se colocó bien la ropa, mientras que Chris se ajustaba la corbata y se limpiaba la boca de pintalabios.

-Adelante. -dijo Chris.

Lola entró contoneando el culo y andando de forma que sus pechos subían y bajaban sin parar. Dul miró a Chris, quería ver si la miraba, pero no, estaba mirando los papeles que tenia sobre la mesa. Lola estaba sonriendo hasta que giró y vio a Dulce sentada en el pequeño sofá de piel, entonces se le borró la sonrisa.

-Gracias Lola, deja los papeles ahí. -dijo Chris mirando sus papeles
-Señor, es que yo quería mostrarle unas cosas. -dijo Lola inclinándose mostrando el escote.
-Lola, ahora estoy ocupado, por favor.
-Señor, es que es muy importante.
-Lola te he di...
-Chris, yo me voy, no te preocupes, te dejo con tu secretaria. -le interrumpió Dul mientras se ponía de pie.
-Pero Dul, tú y yo estábamos en algo importante. -dijo Chris mirándola.
-Podemos seguirlo luego, no pasa nada. -dijo ya en la puerta.
-Está bien, pero luego seguimos en!.
-Sí sí.

Lola sonrió falsamente a Dul y volvió la cara hacia Chris, entonces Dul a espaldas de Lola se desabrochó un botón más de la camisa y se la abrió más para mostrarle a Chris su sujetador. Él la miró con los ojos muy abiertos y tragó saliva. Dul rápidamente se volvió a cerrar la camisa y le lanzó un beso antes de salir por la puerta.

Estaba en el ascensor sonriendo por la cara que había puesto Chris, no se lo había esperado para nada y eso le gustaba. Quería sorprenderlo, hacerle feliz, ahora que lo tenía no iba a ser tan estúpida de estropearlo todo.

El día fue pasando. Trabajando mucho para arriba y para abajo, no había tenido tiempo para ver a Chris más y ni siquiera para hablar por teléfono. Además él también tenía mucho trabajo, tuvo varias reuniones y muchas visitas, la verdad que era un gran jefe y muy trabajador. Estaba mirando unas cosas por Internet cuando su móvil sonó, era un mensaje. Dul lo leyó:

Todavía estoy duro como una piedra por tu culpa.
La próxima vez que despiertes a tu amigo espero que lo trates como se merece y le des cariño.
¿Te apetece que cenemos esta noche los tres?

Dul soltó una carcajada al terminar de leer el mensaje, este hombre era realmente increíble. Él se quejaba de estar duro pero ella no se quedaba atrás, estaba tan excitada como él. Le había costado mucho trabajo irse de sus despacho, le hubiera encantado haberse quedado hay con él y que pasara lo que tuviera que pasar, pero la maldita de Lola...¡Olvídate de Lola! -se dijo.
Chris estaba con ella, era suyo y esa misma noche volverían a estar juntos.

Dul estaba almorzando con sus amigas, por fin habían llegado de sus viajes y se tenían que poner al día.

-¿Entonces tu abuela ya está mejor no Anni? -preguntó Dul dándole un trago a su copa de vino.
-Sí, ya está mejor, ahora solo tiene que descansar.
-Me alegro mucho. Yo la verdad es que vengo asqueada del viaje. -dijo May haciendo una mueca.
-Era un viaje de trabajo May, no ibas a Disney. -dijo Anni riéndose.
-Ya, pero es que no me ha pasado nada increíble, ha sido super aburrido.
-¿Y qué querías que te pasase? -preguntó Anni. 
-Pues no sé, tener una aventura con un hombretón Dios del sexo por ejemplo.
-Pero si tú estás con Guido. -dijo Dul.
-Además esas cosas nunca pasan. -dijo Anni.
-Pues a Dul le pasó cuando fue a Brasil. -dijo May.
-Pero porque Dul es una guarra. -dijo Anni riendo.
-¡Oye! -se quejó Dul.
-Bueno ¿y tú qué tal? -le preguntó May,
-Pues nada, he estado trabajando, me he comprado unos zapatos, me he acostado con Chris, también me he comprado una falda, he ido a...
-¡ESPERA! -gritó Anni.
-¿Qué? -preguntó Dul.
-¿Te has comprado una falda y no me la has enseñado? -pregunto Anni indignada.
-¡ANNI! -gritó May.
-¿Qué? -preguntó Anni.
-Esa no es la pregunta, la pregunta es, ¿TE HAS ACOSTADO CON CHRIS?
-¡CÓMO! ¿Te has acostado con Chris? -preguntó Anni con la mano en la boca.

Dul no pudo más y soltó una carcajada, como había echado de menos a sus amigas. Les contó todo lo sucedido y lo bien que estaban ahora. Terminaron de comer y cada una se fue a su trabajo. Dul y May iban en el ascensor. Mayte se bajó en la planta 13 y ella subió hasta la suya. Al llegar no había nadie, ni rastro de Sol.

Entró en su despacho, estaba totalmente oscuro, las ventanas hasta abajo, le resultó extraño porque ella nunca las cerraba. Fue a abrirlas cuando la puerta se cerró de un golpe a su espalda y alguien la cogió por atrás tapándole la boca.