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¿Cómo es que ha tenido Zed, su Zed, el valor de llamar princesa a otra?

Todos esos besos no eran sólo suyos. La dulce Alaska de tanto deshojar margaritas se quedó con los capullos.

Todos esos te quieros eran mentira. Donde hubo amor, ahora sólo queda ira.

Cerillas consumidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora