➻Dos

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¡SUELTALA! —grito tan fuerte, que su garganta dolió por unos segundos. Levanto su mano, y con los fuertes gritos en su interior, él cuerpo de Sebastián el padre de Rubén, se elevo en los aires completamente paralizado.

¿Qué haces? Dios mío... ¿C-como es posible?

— ¡RUBEN! ¡Basta!

_____

Despertó de aquel sueño agitado, sentándose en la cama mientras tallaba sus ojos llorosos. Nuevamente el recuerdo había llegado a su mente, siendo de nueva cuenta la pesadilla que mas temía. El temor se apodero de su cuerpo, no quería ser lo que Realmente es... Un monstruo como le habían llamado sus padres en ese momento.

—Rubén, hijo... ¿Estás bien? —preguntó su madre asomando la cabeza por la puerta de su habitación. El fuerte grito de Rubén al despertar, había despertado a Bente.

—Tuve... u-una —no lograba formular las palabras con claridad, gracias a su respiración agitada—, una pesadilla mama, eso es todo.

—Otra vez, ¿con lo mismo? —volvió a cuestionar, sentándose en el borde de la cama del castaño. Su ceño se encontraba levemente fruncido y movía sus ojos por toda la habitación, totalmente nerviosa.

Suspiro rascando su brazo y con la voz temblorosa dijo; —Si Madre, no puedo... No puedo olvidar lo que paso—sus ojos comenzaron a picar—, no lo entiendo.

—Lo que hiciste... Tal vez no estuvo bien...

-¡Claro que no estuvo bien! —Interrumpió echando su cabeza hacia atrás, recargándola en la cabecera y con las lagrimas corriendo por sus mejillas sonrosadas a causa del calor—, ¡claro que no! Debí hacer otra cosa no... Eso.

—Me ayudaste... eso estuvo bien—susurró besando con cariño la frente sudorosa de su hijo, dándole seguridad—. Gracias.

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— ¿Rubén?... ¿Cierto? —Yener tomo asiento a un lado del castaño quien se encogió aun mas en su asiento, sosteniendo su libro de ciencias sociales—, oye, entiendo que empezamos mal. Los chicos dicen que puedes venir.... —sonrió amistosa.

—No Gracias, estoy bien—respondió seco y Yen arrugo la frente.

—Tratamos de ser gentiles y no ser unos "Descerebrados" —hizo comillas representando su molestia—, vamos Rubén.

—Basta de insistir. Vete—cruzo los brazos en la mesa de la cafetería. Yen suspiro y camino hasta los chicos, dirigiéndole una última mirada molesta y dando un suave golpe en la mesa.

Suspiro. No se sentía seguro, mucho menos por ese sueño que tuvo. Quería estar lejos de todos y de todas. Aquel recuerdo que siempre lo atormentaba. Siempre aparecía en sus sueños, recordándole lo que era, un monstruo, un loco, un amargado, un... Asesino.

Sacudió la cabeza y limpio sus ojos llorosos. A lo lejos miro a Mike sonriéndole desde su mesa en el centro. Sonrió, una pequeña sonrisa que enseguida se borro al bajar la mirada hasta su emparedado, fresco, entero. No tenía hambre.

¿Porque tenía que recordar aquello? ¿Porque no podía olvidar? Era lo único que quería desde...

— ¡Hola! —Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz armoniosa y llena de alegría—, Te he visto callado y alejado. ¿Está todo bien?

Lo miro por unos segundos, ladeando la cabeza y abriendo levemente los ojos—Todo bien—murmuró enderezándose en su asiento.

—Mi nombre es Miguel, ¡pero todos me dicen Mangel! —Sonrió dando un pequeño saltito, tratando de saber si el castaño frente a él, le conocía de algún lado—. Soy el jefe de Grupo—dijo.

Rubén Sonrió por la alegría que emanaba el chico, Mangel. Se sintió fuertemente contagiado por la voz dulce de Miguel—Bueno Mangel, soy Rubén—respondió con una sonrisa diminuta.

—Bueno yo solo...

— ¡Hey Nerd! —se escucho el grito de Mike detrás suya, Miguel apretó los puños.

—Hay no... —Suspiró Mangel dándose la vuelta—, ¿Qué quieres? machito de mierda.

— ¡Que te pasa imbécil! —reto Mike colocándose frente a él con una mirada asesina.

Rubén se levanto al igual que Yener y Jack su amigo asiático. Tuvo una fuerte sensación, pero prefirió ignorarla, posicionándose a un lado de su nuevo amigo.

—No le llames así, relájate—habló Yener tratando de defender a Mangel—, no te han hecho nada.

—Seguro quiere hacerlo como él, así de raro—se burlo Mike y Miguel bajo el rostro apenado. Ahora Rubén sintió la necesidad de hablar, mirándolo fijamente.

—No le llames así, Mike—Rubén dijo—, no le molestes—advirtió tomando el hombro de Mangel en forma de apoyo.

—No me das miedo—murmuró con los dientes apretados, dando un fuerte empujón al pelinegro, haciendo que cayese al suelo y se quejase.

Rubén Fijo la vista en el gran cuerpo de Mike dejándolo paralizado al momento. Su cuerpo no reacciono de forma debida y casi sintió necesidad de llorar— ¿Qué pasa? —Se pregunto tratando de moverse—, No... ¡No puedo moverme! —siguió forzando a su cuerpo a moverse pero no pudo, ni un solo centímetro, atrayendo las miradas curiosas de los alumnos en la cafetería.

— ¿De qué Hablas, Mike? —preguntó asustada Yen tomando su hombro, con lentitud y con una gran sensación en su pecho. Tenía miedo y la reacción que su amigo tomaba era simplemente aterradora.

— ¡No lo Toques! —no alcanzo a mirarlo, cuando su cuerpo fue empujado con fuerza hasta la pared del pasillo contrario, golpeando su cabeza contra el azulejo de este y empapando con su sangre tinta el suelo de la cafetería. Rubén había advertido tarde, y ahora había matado a otra persona. Los gritos horrorizados de los alumnos se comenzaron a escuchar.

— ¡YEN!

Rubén retrocedió y dejo que el cuerpo de Mike volviera a la normalidad para enseguida este correr hasta el cuerpo inconsciente de Yen. Miguel miraba impactado la escena sin poder decir nada como tampoco moverse. Las lágrimas de Rubén salieron, Asustado y comprobando una vez más de lo que era capaz de hacer—Se lo... advertí—Susurro tratando de convencerse de que no había sido su culpa.

—Tú... ¡¿Tú Lo hiciste?! —preguntó Miguel en un grito, levantándose del suelo y mirándolo espantado. Los alumnos comenzaron a salir despavoridos a las aulas, y los maestros comenzaron a llegar.

—Yo...–murmuró con las palabras atascadas en su garganta—. Yo no lo hice... yo ¡no! —salió corriendo de aquella cafetería, dejando a Miguel perplejo.

Corrió hasta el aula donde antes habían dado sus clases. Su cuerpo temblaba cual gelatina y sus ojos soltaban lágrimas espesas, llenas de angustia y temor. No podía creer que acababa de matar a una chica. No podía reconocer la fuerza que tenia... no sabía cómo era posible. ¡¿Qué Demonios era?!

Ni siquiera sabía que era, como se llamaba este poder tan...

— ¿Rubén? —volvió a ser interrumpido por la voz melodiosa de Miguel. Se giro y miro al chico con los brazos extendidos hacia él.

Necesitaba un abrazo.

Corrió hacia él, se sentía asustado y los brazos de Miguel lo envolvieron con fuerza. Rubén comenzó a derramar lagrimas de miedo, no sabía que era, y porque hacia esas cosas. — ¡Yo no quería! —Sollozo en el hombro de Mangel quien acariciaba su espalda tratando de consolarle.

—Tranquilo.


s c a r e d ↮rubelangel™Where stories live. Discover now