IX. ¿Casualidad?

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Siete, ocho, nueve...

-Señor Kim, por aquí.

Sungkyu caminó a pasos pesados por el gran pasillo del piso diez. Con nerviosismo mordía su labio inferior, las manos empezaban a sentirse viscosas. No podía controlarse, sus sentidos se alarmaron cuando el botones dejó a un lado su equipaje e hizo una reverencia para marcharse.

Ahora estaba sólo él frente a la habitación que compartiría con su jefe.

Tímidamente tocó un par de veces la puerta, pero no hubo respuesta. Decidió sacar de su bolsillo la tarjeta dorada, la acercó al lector e inmediatamente la puerta se abrió. Sungkyu dio un pequeño respingo por la impresión. Tomó su valija del piso, suspiró profundamente y dio el primer paso para entrar a la habitación.

-Se-Señor Nam.

El interior estaba vacío, y sungkyu no tardó en abrir sus pequeños ojos, sorprendido. Tenían un minibar, una pequeña sala de estar, siguió observando lo que parecía más un departamento que habitación de hotel, fascinado, hasta que sus ojos se posaron en el gran ventanal. Se acercó con cautela tratando de no hacer mucho ruido. Observando la playa desde ahí, todo le parecía increíble.

«¿Hace cuánto no venía a este lugar?» Se preguntó.

Vagos recuerdos vinieron de su memoria; sol, la arena, y pequeñas risas. Como aquellos niños que veía jugar a las atrapadas alrededor de sus padres. Sungkyu se esforzó en recordar el rostro de aquel pequeño con el que jugaba en su infancia.

"No me atraparas. Eres lento, hyung."

"¡Cállate!"

Cerró sus ojos, apenas podía visualizar la cabellera oscura, la piel blanca, pequeños y abultados labios que...

-¿Qué haces?

La voz de su jefe lo sacó de pensamientos. Nam se encontraba vestido y arreglado para la ocasión.

Sungkyu volteó para quedar frente a su jefe, pero en el instante en que sus miradas se cruzaron, un rápido flashback pasó por su mente. Esa mirada. Aquella profunda mirada. Negó con la cabeza. Tal vez, sólo estaba agotado.

-¿No? Pretendes que yo reciba al invitado cuando es tu trabajo, Kim Sungkyu.

-Disculpe, ¿dijo algo?

Woohyun frunció el ceño. Sungkyu se vio en graves problemas, se había perdido entre pensamiento en ese corto lapsus del tiempo que no prestó atención a lo que decía.

-Lo siento. Podría darme sólo un momento. Necesito calmarme.

Nam bufó en lo que se dirigía al dormitorio.

-No iras vestido así a la reunión ¿cierto? -espetó mirándolo con desagrado desde el umbral de la puerta.

Le dedicó una sonrisa ladeada antes de entrar y cerrar la puerta de un solo golpe.

-Estúpido, Nam. -murmuró.

Perdía la paciencia con facilidad y su jefe estaba a punto de conocer al verdadero Kim Sungkyu. Al menos debía respetar a sus mayores ¿no?

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Media hora después sungkyu se encontraba listo y correctamente vestido para la ocasión. Una camisa blanca, recogida las mangas; un Jean negro un poco ajustado que hacían resaltar la delgadez de sus piernas y zapatos de suela.

No era su estilo. Lo odiaba. Pero dongwoo a quien recientemente lo vio por casualidad mientras hacía unas diligencias lo convenció para comprar algunas prendas.

ERASEWhere stories live. Discover now