XXI. Myung & Yeol.

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Sungyeol sonrió apacible ante la escena frente a él. Había seguido al mayor con cautela, sentía curiosidad, de la clase de persona que convenció al hyung de ojos pequeños para divertirse.

Aunque debía admitir que le preocupaba, y sólo quería asegurarse de que estaría bien.

Cuando llegó a la puerta principal del destartalado edificio, asomó su cabeza un poco, así logró ver a sungkyu y al chico de cabellera dorada que, de no ser porque ama a Myungsoo, aquel hyung le hubiese interesado.

Su corazón casi estalla por la cercanía de ambos. No evitó sonreír ampliamente, su hyung estaba cambiando y eso lo ponía muy feliz. Recordó entonces que esa noche Myungsoo lo había invitado a quedarse y de solo pensarlo, su piel se erizo.

-¿Se fue? -preguntó el pelinegro, una vez que el alto ingreso al hogar.

-Si -respondió vacilante.

En realidad, quería aparentar estar tranquilo. Sungyeol se sentó en el sofá, mientras jugaba con sus manos, pensaba en una manera de distraerse, pero su cuerpo se paralizó al sentir una lenta respiración en su cuello.

- ¿Tienes hambre? Puedo preparar algo de comer para ti.

Su voz tan seductora hizo volcar a su corazón. Dios, estaba delirando.

-No, gracias. -titubeo- Estas ocupado mejor lo haré yo.

Inmediatamente fue a la cocina tomando algo de verduras y un poco de carne. Prepararía algo sencillo. Estuvo nervioso a la hora de cortar y rebanar los alimentos, pues, la mirada del pelinegro estuvo sobre él todo el tiempo.

Molesto.

-Myung, podrías dejar de mirarme.

-No.

-Myung...-dijo en tono de reclamo, escuchando la suave risa de su novio.

El aludido desvió su mirada, para no incomodarlo más. Volvió a concentrarse en el libro que tenía, y de pronto recordó lo ocurrido minutos atrás.

Myungsoo bufó por que sungyeol dijo: "creo que...dejaré a myung por ti" ¿Qué demonios había dicho ese chico?

El pelinegro sigilosamente se acercó a él, rodeó la cintura del alto, posando su barbilla en su hombro. Sungyeol se quedó quieto, y con el corazón agitado. Los brazos del pelinegro lo apretaron con más fuerzas haciendo que el bulto ajeno tocando sus glúteos.

-¿Qu..Qué haces? -sungyeol luchó para no gemir.

-Así que, me dejarás por mi hyung. Eh... -ronroneo cerca de su oído, dándole una mordida en el lóbulo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo entero. Myungsoo volteó a sungyeol para quedar frente a frente. Ambos se miraron por un momento, sus ojos reflejaban el deseo y miedo. Aquello, no fue impedimento para que el pelinegro acabará con la distancia entre ellos.

Sus labios se movieron desesperados, los labios de su amado era el mejor dulce que podía probar. Sungyeol se aferró al cuello de myungsoo para profundizar el beso. Pronto sus lenguas se encontraron, enfrentándose por tomar el control.

Sungyeol jadeo, la presión que sintió en sus glúteos, comenzaba a enloquecerlo. Sin esperar, el alto rodeó la cintura de myungsoo, y éste hábilmente apagó la estufa para después -instintivamente- llegar a su habitación.

Se sentó al borde de la mullida cama, y ambos se separaron unos centímetros para recuperar el aliento.

-No lo haría -dijo sungyeol entre jadeos-. Porque eres tú a quien amo.

ERASEWhere stories live. Discover now