No me apartes de tu lado

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-¡aléjate de mi!

-Marinette, puedo explicártelo...

-¡no quiero escuchar una palabra más! ¡Ya no quiero verte! ¡Sal de aquí!

Era una tarde llena de nubes grises. A simple vista podía apreciarse que llovería, pero a la azabache no le importaba nada de lo que pasaba a su alrededor, su corazón estaba destrozado por alguien a quien empezó a amar. No se había levantado de su cama en varios días, ni siquiera había tenido la molestia de asistir al colegio, ¿para qué? Solo se encontraría con el, y eso era lo que menos deseaba, a fin de cuentas, cualquiera de los dos chicos, le había roto el corazón, al enterarse que era el mismo.

-¿Marinette..?- su kwami la llamo en casi un susurro. Sentía tristeza al ver a su amiga así, y lo peor era no poder hacer algo para alegrarla- crees... ¿Ya sentirte un poco mejor?

-no lo creo Tikki... Aunque hayan pasado días... La herida duele como si apenas hubiera sucedido- las lágrimas empezaban a brotar de los ojos celestes de la chica. Empezaba a odiar estar así, pero no se le ocurría otra cosa que hacer.

La kwami suspiró resignada. Voló lentamente hacia el armario de la chica y se dispuso a dormir un poco.

Las gotas de lluvia empezaron a sonar. Era el único ruido que se escuchaba en toda la casa. Los padres de Marinette se encontraban fuera de la ciudad por ver a un pariente enfermo.

La chica suspiro y poco a poco se fue levantando de la cama para sentarse en ella. Abrazo sus piernas y escondió su rostro en ellas. Ese horrible recuerdo se quedo instalado en su mente y se reproducía automáticamente en su cabeza. Odiaba no aceptar el dejar de amarlo, extrañar sus cálidos besos y sus interminables conversaciones.

-maldito seas Chat... No puedo dejar de amarte...-hablo para sí misma, pero no se espero una extraña sorpresa que entró por la ventana, literalmente.

-ni yo a ti, princesa...

Marinette se sorprendió al sentir unos brazos que la apegaban a un cuerpo por detrás. Por más que quería apartarse, su propio cuerpo no se lo permitía. Anhelaba volver a sentir ese calor cerca de su cuerpo, aunque sea por unos breves instantes.

-te lo ruego Marinette... Déjame que te explique todo. Estoy volviéndome loco al no tenerte conmigo. Extraño tu compañía, al igual que todo de ti. Ya te perdí una vez... Y no quiero hacerlo para siempre. Si no estás conmigo... Es como si yo me estuviera muriendo.

Más lagrimas brotaron de los ojos de la chica. Cada palabra del gato era como una puñalada en el pecho. Estaba indecisa ¿creerle o no?

-C-Chat... N-No sé si... M-Me quieres de... V-Verdad...

El rubio hizo que se diera la vuelta y quedarán frente a frente. Ojos azules y verdes mirándose fijamente. Ambos tenían lágrimas en los ojos, al igual que un corazón herido.

-Marinette... Ladybug... De cualquier forma, te sigo amando, te sigo adorando. Cada cosa de ti te hace especial, única para mí. Quiero que lo nuestro funcione, y que no por cualquier cosa, terminemos así como así. Por favor, resolvamos las cosas y hablemos, no nos quedemos sin nada...

-C-Chat... P-pero ¿cómo descubriste..?

El chico sonrió levemente al recordar

-lo descubrí hace unos meses, al principio no lo creía, pero... Al ver la misma sonrisa de las dos chicas a las cuales amaba... No lo dude ni un segundo más

Marinette agacho su mirada. Se sentía una tonta por hacer todo eso, y por ver que el no hizo nada parecido cuando descubrió su forma civil. El gato la tomo delicadamente por el mentón para que lo viera a los ojos, este seguía teniendo una sonrisa, más que ahora era triste. Sin resistirlo más, la azabache lo abrazo y cayeron sobre la cama. El chico también la abrazo y ninguno se dedicó a separarse. Deseaban que eso pasara, y no dejarían que algo lo arruinara.

-perdóname Chat... Fui una tonta...-Marinette rompió en silencio sin separarse de aquel abrazo.

-No... No lo eres princesa... Yo fui el tonto, creí que... Estarías mejor si no sabías quién era yo realmente...

Marinette se levantó solo un poco del gato. Ambos se volvieron a ver a los ojos.

-a mí no me importa si eres Chat Noir... O Adrien Agreste... Te seguiré amando hasta más no poder... Empezando desde ahora

-eso me parece bien, princesa...

Ambos rieron un poco, para después unirse en un beso cargado de amor. Definitivamente, cualquier persona que los conociera, podría decir que están hechos el uno para el otro.

One Shot's // Marichat //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora