Capítulo 12

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Capítulo 12.

Bond rápidamente se escondió detrás de la barra. El camarero no tenía ni la más mínima idea de que era lo que estaba sucediendo, y se asomaba para mirar.

-¡Mantenga la cabeza abajo! –Gritó Bond.

Lamentablemente, era muy tarde. Bond sintió las gotas de sangre provenientes del cuerpo del camarero tocar su cara, le habían disparado múltiples veces en el rostro y en el pecho. El camarero cayó totalmente muerto. Bond miró la Glock con desprecio y se asomó levemente por la barra. Eran aproximadamente 15 hombres enmascarados y con ametralladoras que estaban buscando a alguien, Bond asumió que buscaban a las hijas de Leblanc. Accidentalmente, Bond movió su brazo y tiró una botella de licor al suelo, alertando a todos los terroristas, quienes comenzaron a abrir olas de balas contra él. Bond se puso en cuerpo a tierra fugazmente y se arrastró hacia uno de los lados de la barra. Los terroristas estaban tan concentrados en disparar por donde vino el ruido, que Bond pudo asomarse por abajo y disparar a uno de ellos en la pierna, para esconderse nuevamente. James no pudo evitar sonreír al escuchar los gritos de dolor del terrorista al cual le había disparado. En el momento, Bond no estaba pensando en que su hermosa chaqueta gris y su camisa blanca, con un pantalón también gris se habían manchado de sangre. Pero, cuando todo termine, si es que termina, Bond no iba a estar feliz. Luego de unos minutos permaneciendo encubierto, Bond notó que los terroristas ya no hablaban, y mucho menos, disparaban. No sabía si era una estrategia para hacerlo salir, pero decidió tomar el riesgo. Bond se asomó y los terroristas no estaban. Las hermanas Leblanc, tampoco. Bond saltó la barra y comenzó a registrar el lugar. Todos los inocentes estaban vivos, sentados en el suelo y con las manos en la cabeza, incluido Pierre. Bond fue hacia Pierre y le dio la mano para que se levante.

-Gracias. –Dijo Pierre, al mismo tiempo en que tomaba el arma del soldado al que Bond le disparó en la pierna, y le disparaba en la cabeza con la misma.

-De nada. –Replicó Bond.

Ambos pasaron por la puerta para bajar por las escaleras, ya que Bond presentía que el ascensor estaba lleno de trampas.

-¿Estás seguro de esto, Pierre? Recuerda que no es tu trabajo, no tienes obligaciones.

-Puede ser, pero eres mi amigo, y necesitas una mano.

-Te debo dos.

Ambos bajaron por las escaleras con cautela, abrieron una puerta y entraron a una gran sala en la que al parecer no había nadie. La sala estaba llena de sofás y poseía también una barra de bebidas. Tenía una gran ventana que reflejaba una hermosa vista a París.

-¡Cuidado, es una emboscada! –Gritó Pierre, al mismo tiempo que 7 terroristas salían de su cobertura, uno tenía a una de las hermanas Leblanc como rehén.

Bond y Pierre saltaron en busca de cobertura. Bond se escondió detrás del lado exterior de la barra, y Pierre detrás de un sillón. Bond disparaba a ciegas, sosteniendo el arma por encima de la cobertura y apretando el gatillo, sin mirar. Pues asomarse por unos segundos podía ser fatal. Bond gastó sus siete balas, y miró a Pierre en auxilio. Pierre metió la mano en su bolsillo, sacó un cartucho de Glock, y se lo lanzó a Bond. James lo tomó y recargó su arma. Desde su cobertura, podía ver como uno de los terroristas tenía la mitad de la cabeza descubierta al estar mal cubierto en una columna. Bond se tomó su tiempo para apuntar y acabó con el soldado, ya que éste estaba más concentrado en Pierre que en Bond. La muerte del terrorista alertó a otros dos que estaban abriendo fuego contra Bond, y Pierre aprovechó para eliminar a los dos de cuatro disparos. Los tres hombres restantes estaban muy bien cubiertos, y Pierre miró a Bond para que hiciera algo. Bond, con sigilo, caminó agachado por detrás de la barra. Tomó una botella, y se escondió detrás de la columna donde había un terrorista sin ser visto. Bond esperó a que el terrorista se asome, y le rompió la botella en la cabeza, noqueándolo. Bond volvió a ponerse detrás de la columna, mientras que el ruido de la botella rompiéndose alertó a uno de los dos restantes que fue hacia donde había caído su compañero. Nuevamente, Bond abandonó la cobertura y le clavó la botella rota en el cuello al terrorista, posiblemente acabando con su vida. Bond aprovechó, y lo usó como escudo humano, mientras que el único terrorista que quedaba le disparaba a su compañero, dando por seguro que estaba muerto. Pierre aprovechó el descuido del único que quedaba, quien sostenía a una de las hermanas Leblanc, y le disparó en la sien. La chica no dejaba de llorar, además, estaba manchada de la sangre del terrorista, lo que la ponía en un shock aún más profundo.

-Estás bien. ¿Dónde está tu hermana? –Preguntó Bond, impaciente.

-¡No lo sé, se la llevaron el resto de los terroristas, tienen que encontrarla! –Dijo la chica entre llantos.

Pierre y Bond se miraron y fueron por la puerta para bajar a la planta baja. Esta vez, tomaron el ascensor para llegar más rápido, ya que no sabían cuanto tiempo le quedaba a la otra chica Leblanc. Al llegar, había otros 7 terroristas esperándolos. Bond tomó cobertura detrás de una columna, y Pierre hizo lo mismo con otra. Al estar en muy buena cobertura, ambos eliminaron fácilmente a tres hombres. Bond estaba concentrado en disparar a dos que estaban detrás de la mesa donde está la secretaria. Podía oír a Pierre gritándole, pero no le hacía caso para no perder la concentración en la puntería.

-¡James, se la están llevando en el otro vehículo! –Gritaba Pierre, ignorado por Bond.

Bond vio que uno de los hombres detrás del escritorio asomaba su mano para dispararle. Con rapidez, le disparó en la mano. El hombre gritó, y Bond le dio en la cabeza. Después, buscó una estrategia para eliminar al que quedaba detrás de ese escritorio. Le disparó al extintor de fuego, el cuál le explotó en la cara al terrorista, quien se vio obligado a salir de su cobertura, y Bond le llenó el pecho de balas. Acto seguido, vio como uno de los vehículos arrancaba para irse.

-¡¿Sabes que es lo qué acabas de hacer!? –Gritó Pierre, furioso.

¿Dejé que se lleven a una de las hermanas Leblanc?

-¡Sí!. ¿¡Qué diablos pasa contigo?!

-No lo sé.

Bond se quedó parado, viendo como los terroristas se llevaban a la chica. Provocando su fracaso. Bond no estaba tan preocupado. No podían culparlo, después de todo, no era ningún profesional, pero si le preocupaba lo que iban a hacerle a la chica.

James Bond 007: StarshadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora