Capítulo 19

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Capítulo 19.

El día estaba soleado y cálido. La mayoría de los atletas franceses salían a correr por el parque, y alguna que otra persona que quería moldear su físico también. Este no era el caso de Luna Starshade y de su amiga, Ann, quienes simplemente corrían por entretenimiento, mientras charlaban. Luna le estaba contando lo feliz que estaba con su actual pareja y cuanto se amaban el uno al otro. Ella estaba feliz de haber dejado atrás una vida llena de violencia, pero eso no significaba que si era necesario la utilizaría de nuevo. Ann estaba feliz debido a que su amiga había encontrado la felicidad. De hecho, sentía algo de celos, pues ella nunca había podido establecer una buena relación con un hombre, porque, a pesar de ser una mujer muy complicada, es bisexual y fiestera, por lo que la mayoría de las veces, su relación acabó con ella siendo descubierta en un acto de infidelidad. Ambas llevaban aproximadamente media hora corriendo, de lo cual no se habían dado cuenta ya que la charla aceleraba el tiempo, o al menos hacía que lo olvidasen. A Ann le llamaba la atención el hecho de que, a medida que iban avanzando por el parque, las miradas de las personas se iban hacia ellas como si fuera una especie de magnetismo. Aún así, Ann se había dado cuenta de que las miradas no eran para ella, sino para el atributo trasero de Luna, el cual era considerablemente grande. El pantalón deportivo que llevaba era algo ajustado, y a los hombres se les hacía imposible no mirar. Sus pechos no se quedaban atrás, pero al llevar un buzo bastante suelto, no se notaban, haciendo que todas las miradas fueran a su parte trasera. Después de casi una hora de estar corriendo, Ann comenzó a fatigarse y le pidió a Luna que parasen. Luna accedió, y se detuvieron.

-¿Te diste cuenta? –Preguntó Ann, curiosa.

-¿De qué? –Respondió Luna.

-Todas las miradas, son para ti.

-Ah, sí. –Dijo Luna, riéndose levemente.

A pesar de que Ann no era una mujer fea, sentía algo de envidia. Pues tiene una muy bonita cara, pero prácticamente carece de atributos físicos, y la cirugía no era una opción para ella.

-Supongo que tendré que comprarme otro pantalón. Este ya me queda chico. –Comentó Luna.

-Ya me di cuenta, y estoy segura de que todos los hombres en el parque también. –Dijo Ann, riéndose.

Ambas comenzaron a caminar por el parque tranquilamente. Mientras tanto, a unos metros de su posición, un vagabundo el cual no hacía más que robar para comprar drogas estaba adentrándose en el parque en busca de su próxima víctima. Tenía una mirada asesina en los ojos, los cuales revelaban sus siniestras intenciones. Tenía una pistola, la cual le había robado con mucha agilidad  a un policía, quitándosela del cinturón por la espalda, sin que éste se diera cuenta. El vagabundo vio a Luna y a Ann caminando, y, ya para él las presas más fáciles son las mujeres, las asaltó. Les apuntó con el arma disimuladamente, dejando salir el cañón pero no el arma entera de su chaqueta, para que las demás personas no se dieran cuenta.

-Quiero todo. Dinero, joyas, todo. –Amenazó el ladrón.

Instantáneamente, Ann cayó en un estado de shock y se puso a llorar, desesperada. Luna, en cambio, mantuvo la tranquilidad.

-No tenemos nada. –Dijo Luna.

El ladrón comenzó a verse impaciente. Le temblaban las manos y sudaba sin parar.

-¡Denme todo, ahora, o las mato aquí mismo, no tengo problema! –Gritaba, sin importarle que la gente escuchara.

Luna se impacientó. Rápidamente empujó al ladrón, y le pegó una patada con aires de acrobacia a la cabeza. Éste cayó aturdido, y levantó su brazo. En ese momento, Luna se dio cuenta de que el vagabundo no había soltado su arma al caer, y cerró los ojos, afrontando su destino.

James Bond 007: StarshadeWhere stories live. Discover now