Capítulo 1. "El comienzo"

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Corría. Tenia que hacerlo. Sabía que si en algún momento paraba de correr me cogerían, y estaba hasta los huevos de eso.

Me acercaba ya a la esquina de el camino infernal, solo unos pasos más y estaría a salvo, llegaría sano y salvo a mi casa...

Y tropecé al subir la escalera de casa, tropecé en el primer escalón y noté como justo en ese momento alguien tiraba de el cuello de mi sudadera hacia arriba. Estaba acabado. Otra vez.

-¿Qué creías desgraciado? ¿Pensabas que ibas a llegar a tiempo a casita para que hoy no te dieran tu merecido? Vaya, que pena... -dijo Chuck. Estúpido bastardo.

-Chuck... por favor déjame en paz. -supliqué, lo hice aún sabiendo que no serviría de nada.

Tenia miedo, mucho miedo, pero supongo que una vez que te acostumbras a sentirlo, la sensación y el dolor no son tan fuertes.

-¿Que no te golpee? ¿Vas a ir a pedírselo al asesino de tu papá que no te golpee? ¡Gilipollas! -gritó mientras me golpeaba con el puño en la cara.- Claro que no te voy a golpear, friki antisocial... -y me empujó contra el suelo.

Me caí y choqué con la espalda contra un escalón. Uf... joder vaya si dolía. Empezó a darme puntadas en las costillas, después pasando al estómago, dejándome sin respiración.

-¡Ahora que! ¿Eh? ¿Por qué no viene tu amiguito español a socorrerte? ¿Es que esta lejos? -vociferó dándome un puñetazo esta vez en el ojo izquierdo.

Se agachó hasta quedarse a mi lado, mirándome con asco y escupió en el suelo.

-Ahora, vuelve a intentar escapar otro día, gilipollas. -y eso fue lo último que dijo.

Se fue corriendo con la mochila en la mano, dejándome ahí tirado, justo en la puerta de mi casa. Mientras lo veía alejarse, intentaba recuperar la respiración, intentaba hacer que volviera a llegar oxigeno a mis pulmones...

Me levanté sosteniéndome contra la puerta, y busqué las llaves de casa en los bolsillos de mis vaqueros. Seguro que mi padrastro de mierda no estaría en casa. Estaría tirado sobre la barra de algún pub, vomitando. Como siempre. Conseguí encajar la llave en la cerradura a duras penas, y entré.

Lo primero que sentí fue el olor, a alcohol y vómito, olor al que en realidad poco a poco me acostumbraba. Dejé las llaves sobre el mueble del pasillo y me dirigí a la cocina para coger el botiquín y curarme los cortes. La casa en sí era un asco, pero la peor parte era esta. Había comida podrida sobre la mesa, botellas de whisky rotas por el suelo... y no sería yo quien lo limpiara. Abrí el armario en el que estaba el botiquín y saqué los vendajes. Me curé las heridas que tenía en las manos y las envolví en el algodón. Después hice lo mismo con las del torso... hoy había sido fuerte, mucho más fuerte que otros días. Y me dolían muchísimo las costillas... pero al menos por fin era viernes, y no saldría mas de casa al infierno del instituto. Ese era mi único consuelo. Bueno, eso y que por fin podría hablar con Miguel.

Por ultimo cogí una bolsa de hielo para el ojo, que seguro que se pondría morado. Ahora tendría que explicar a él qué mierda me había pasado esta vez...

Subí corriendo las escaleras a mi cuarto, el único sitio limpio de la casa, abrí la puerta con la llavecita que tenía escondida y entré, cerrando tras de mí. Era la única forma de que mi padrastro no entrara y rompiera todo, o vomitara, o me golpeara cuando volvía...

Solté la mochila sobre mi cama y me recoste con cuidado de no hacerme daño. ¿Que podía hacer ahora? Miguel no salia hasta tres horas después y yo no tenia nada que hacer. Bueno si, llorar. Pero le prometí que seria fuerte y no me derrumbaría. Aunque es tan difícil...

Alone. (Rubelangel Fan Fic)Where stories live. Discover now