Capítulo 2. "Las cosas siempre pueden ir a mejor."

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Cuando desperté seguía siendo de noche, lo supe nada más mirar por la ventana y ver la oscuridad que se veía afuera.

La casa estaba en silencio, yo no podía escuchar nada. ¿Se habría dormido mi padrastro? Miré a mi alrededor y vi a Raspy a los pies de la cama, durmiendo. No quise despertarla así que me levanté despacio, no por no hacer ruido, sino por el dolor de las costillas que no se disipaba. Me acerqué con cuidado a la puerta, la abrí con la llavecita y salí hacia el pasillo. No había nadie. Bajé las escaleras a oscuras hasta el salón de casa. Y allí estaba él.

En un principio pensé que se había quedado dormido en el suelo por la borrachera... pero luego vi el enorme charco de sangre que se había formado debajo de él. ¿¡QUÉ!? Me acerqué con cuidado para tomarle el pulso. Aun no sé como tuve el valor de hacerlo. Nada más tocarlo sentí que estaba frío... que estaba helado. Intenté tomarle el pulso de la muñeca. Estaba en lo cierto. Él estaba muerto.

¿Lo primero que pensé? Por fin. Por fin la puta razón principal de mis problemas había desaparecido. Después me detuve a sopesar mejor la situación. ¿Yo que coño iba a hacer ahora? Según él yo no tenía familia; ni tíos, ni abuelos... pero eso era imposible. Alguien tenía que haber ¿no?

Empecé a sentir algo que me empezó a destrozar poco a poco. La soledad. Siempre había sabido que estaba solo, pero ahora... ¿de dónde sacaría yo el dinero necesario para vivir? ¿Qué me pasaría? No quería acabar en una casa de acogida, ni en un orfanato... ¡NO! ¿¡Y MANGEL!? ¿Como hablaría ahora con la única razón que tenía de vivir y seguir adelante...?

Me derrumbé, sabía que él siempre me pedía que fuera fuerte, que las malas situaciones y el dolor no pudieran conmigo. Pero ahora era imposible.

Caí de rodillas al suelo, completamente destrozado, sintiendo que el único atisbo de felicidad que tenia en mi mierda de vida se había esfumado.

(...)

Cuando abrí los ojos me encontraba en un lugar que no conocía de nada. No tenia ni puta idea de donde estaba. Era una sala más bien pequeña, con las paredes y el suelo blancos y una mesa y dos sillas, yo estaba sentado en una de ellas. Miré con más detenimiento y me fijé que había una puerta blanca casi imperceptible en la pared, y a su lado un enorme espejo. ¿Para que era todo esto?

Alguien entró en la sala. Era un hombre que parecía joven, treinta años como mucho, moreno y con una nariz grande. Vestía el traje de la policía noruega. Entonces me di cuenta de que estaba metido en una sala de interrogatorios. No, no, no...

-¿Rubén Doblas Gundersen? -dijo el hombre con una voz muy aguda. Parecía seguro de sí mismo.

-S-Si. Soy yo. ¿Q-Qué ocurre? -que subnormal fui, obviamente sabia lo que hacía ahí. Él estaba muerto.

-No esperamos que recuerde lo que ocurrió, suponemos fue un shock para usted. Pero su padre... padrastro, ha fallecido de cirrosis. Lo sentimos.

¿Que lo sentían? Ja, yo no, pero eso era algo que mejor me guardaría para mí.

-Sí, lo recuerdo. -intenté sonar lo más tranquilo y formal posible.- ¿Qué ocurre?

-Bueno, por lo que hemos visto, él tenia antecedentes por robo y peleas. -dijo mirando una carpeta en la que suponía que estaba su ficha.

Y por asesinato.

-Sí, ¿estamos aquí para que me cuente lo que hizo ese bastardo? No lo necesito, gracias, ya lo he sufrido yo mismo.

-Rubén, estamos aquí para hablar de la situación y buscar una solución al problema. Y por lo que sabemos, usted no tiene familia en Noruega.

-Ya lo sabía. ¿Quiere decirme que iré a un orfanato o algo por el estilo? No se preocupe, ya me lo esperaba.

-No, Rubén. Queríamos decirte que no tienes familia en Noruega, pero sí en España. -dijo él. Pero yo ya no lo escuchaba. ¿Familia en España? ¿En España? ¿Familia?

-E-Entonces... ¿M-Me voy a vivir a España?

-Si lo deseas sí, el viaje ya está pagado, suponemos.

¿Qué? ¿El viaje está pagado?

-¿Cómo que está pagado?

-Sí, su madre al morir dejó en el testamento una herencia muy... grande, para ti: setecientos mil euros, ni más ni menos. Suponemos que eran los ahorros de su vida y que no los quiso dejar en manos de su marido. Los dejó guardados para ti, para cuando los necesitaras. Por eso tienes el viaje pagado a España. -sonrió al acabar.

¿Setecientos mil euros? Joder, eso era mucho dinero. Mucho. Y encima me iba a ir a vivir a España. Pero, ¿a qué parte de el país? ¿Y quién era ese familiar?

-Bueno, eso es mucho dinero... pero... ¿con qué familiar me iría a vivir?

-Rubén, te irías a la capital, a Madrid, con tus tíos. Tu madre tenía una hermana que se mudó al cumplir la mayoría de edad. Ahora tiene treinta y pocos. Vive allí sola, ni marido ni hijos. Ya nos hemos comunicado con ella. Te recuerda de cuando eras pequeño, aunque suponemos que tu a ella no. Y Rubén, está deseando de volver a verte...

Joder, por fin alguien que me iba a querer. Por fin toda la mierda la dejaría atrás. Por fin lo conocería a él...

-Bien, ¿cuándo me voy?

Sonrió.

-Mañana mismo. Ahora te acompañará un oficial a tu casa para recoger todas tus pertenencias.

(...)

Bajé de el coche de policía y miré hacia mi casa, grande y bonita, por fuera. Pero fea y con muchos recuerdos dolorosos en su interior.

Había una cinta policial amarilla que rodeaba toda la casa, para que nadie entrara. El oficial me siguió por el camino de entrada hasta la puerta que estaba abierta. Dentro de casa estaban todas las luces encendidas, la policía había estado registrando toda la casa. Supongo que habrían encontrado todo el alcohol y la demás mierda que mi padrastro tendría escondida. Subí las escaleras y entré a mi cuarto... ¡Raspy! ¡Mierda, mi gatita, con todo el lío se me había olvidado! Empecé a rebuscar asustado por todas partes, esperando que no hubiera huido. La encontré debajo de la cama, en un rincón, asustada. Nada más verme corrió hacia mí. Mi pobre gatita... pronto dejaríamos de pasar malos momentos, y seríamos muy felices en España.

Arranqué mis pósters de las paredes y los guardé en una bolsa, también cogí mis videojuegos y demás cosas y los metí en una maleta. Luego cogí otra maleta para meter toda mi ropa y algunas cosas más que había por la habitación.

Allí solo dejé mi ordenador y los muebles, lo demás me lo llevé. Tenía muy pocas cosas y todo cabía dentro.

El oficial me ayudó a llevar las maletas y la gata adentro de el coche, subí a él y eché la vista atrás.

Mi casa, mi antigua casa. Cinco años de daño y soledad. Cinco años de sufrimiento. Cinco años que por fin acabaron.

"Y ahora todo mejorará. -pensé.- Y Mangel, voy a conocerte. Por fin."

Y el oficial arrancó el motor y nos fuimos por fin de ese lugar infernal.

Mi nueva vida comenzaba ahí.






Alone. (Rubelangel Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora