Capítulo 2

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Luffy y Zoro comenzaron a caminar hacia la base de los marinos. Zoro se encontraba concentrado en el camino, tanto que no logró darse cuenta que el rostro de su capitán se había ensombrecido por un momento.

Kanto los miró sorprendido. Como unos extraños estaban dispuestos a salvar a su amiga, incluso antes de saber algo de ella, le pareció…raro pero, por alguna razón, sintió como el miedo se desvanecía por un momento de su cuerpo.

Por un momento se sintió motivado.

—¡Esperen!—gritó Kanto corriendo hacia ellos para adelantarse—. Yo también quiero ir. Quiero ayudar a Sarah...—les dijo seguro. El verlos a ellos, dispuestos a ayudar a su amiga, le daba coraje. Y era extraño, porque ellos eran desconocidos para él, pero le transmitían lo mismo que Sarah: valentía. Luffy lo miró a los ojos unos segundos.

El pelinegro sonrió de lado y soltó una pequeña risa para luego colocar una mano en su sombrero.

—Y entonces ¿qué esperas?—le preguntó volviendo a caminar, sin borrar su sonrisa, le agradaba el niño, le parecía fuerte aunque él no lo demostrara.

El niño lo miró unos segundos, tratando de procesar todo. No estaba acostumbrado a que lo escucharan y que aceptaran lo que muchas personas llamarían: "caprichos".

—¡Sí!—Corrió hacia ellos con una leve sonrisa, disimulando el terror que sentía en ese momento.

Luego de caminar durante varios minutos, llegaron. Habían burlado a la poca guardia que había fuera de la base sin que nadie se haya dado cuenta. Lograron divisar a Sarah atada con...cadenas...a una cruz de madera en medio del lugar. La vicealmirante Buronma estaba hablando con ella. Por lo que guardaron silencio y simplemente escucharon.

—Fue muy estúpido... El dejar que te trajeran aquí, se nota que quieres morir—dijo la rubia dándole una calada a su cigarrillo.

—¿Y qué si quiero morir?—le preguntó en un tono sarcástico—. Esa es mi decisión así que no te metas porque no te importa.

—¿Sí? ¿Entonces por qué no dejaste que te matara de un tiro allá?—preguntó ladeando la cabeza. Sarah no respondió, se dedicó a mirar al piso mordiendo levemente su labio inferior.—Ah, ¿fue por el niño?—Rió levemente—¿No querías que te viera morir? ¿es eso?

—No te importa—respondió la ojiverde, levantando la vista para mirarla mal.

—Eres muy molesta ¿Y tu padre era un Marine? Debió estar muy decepcionado de su hija por su comportamiento—le reprochó como si eso le afectase.

—Ese tipo no era mi padre...

—Sí, se nota, no te pareces en nada a él. Él era uno de los mejores en lo que hacía, tu sólo eres una simple inútil que se hace la rebelde sólo porque tiene una katana—Soltó una carcajada, la ojiverde en serio odiaba esa risa, no le provocaba nada más que asco—¡Qué torpe!, me temo que ya no podrás proteger tu preciado tesoro ya que ahora es propiedad de la marina.

La muchacha abrió los ojos en grande, si antes estaba enojada, en ese momento debería estar echando humo por las orejas.

—¡Ni se te ocurra tocar esa katana, maldita rubia estúpida!—escupió con asco, sin importarle que la rubia haya cambiado su expresión a una más seria.

—¿Cómo me...llamaste?—Buronma se sacó su cigarrillo de la boca. La miró con odio, y sin apartar la vista de sus ojos, apagó el cigarrillo en el hombro de la chica, quemando su blanca y medio lastimada piel.

Hizo una mueca de dolor y apretó los dientes, no gritaría ni se quejaría por el dolor. No le iba a dar el gusto, ya no más.

—Duele ¿verdad?—Sonrió malvada, quería seguir torturándola, amaba tener el poder que tenía sobre todas esas personas, incluyendo a la ojiverde.

¡¡Tú eres mi Nakama!! [One Piece FanFic] ×Editando×Where stories live. Discover now