Imagen 4.

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No podía creer lo fuerte que parecías ser y lo frágil que eras. Aprendí como arreglar corazones al permanecer a tu lado, aunque ninguna vez fuera arreglado el tuyo, o al menos eso me diste a entender.

-Imagen número 4.-
Que guapo que estabas dormido, sobre mi cama. Con tu pelo alborotado y las manos en una posición bastante extraña. Con solo tus calzoncillos bajo mi sábana y ésta tapándote hasta la cintura y parte del torso. Estabas muy delgado, aún te costaba comer e ibas andando todos los días hasta el hospital. Tu cara no expresaba mucho, tenia una media sonrisa casi invisible, quizás estarías soñando algo bonito. A tu madre aún le quedaba una semana más en el hospital.

Tenias el desayuno a tu lado para cuando te despertaras, aunque lo rechazarias al instante. No me gustaba quedarme mucho tiempo en la cama, por eso te veía desde la silla. Estaba escribiendo un poema, sobre la vida. Escuché como decías un nombre en sueños y tu cara empezaba a decirme que tenias miedo, no dejabas de repetir ese nombre, Jin. No sabía que conocías a un tal Jin ni nada, supuse por un momento que formaría parte de los otros que aún no me contaste.

No quería que estuvieses soñando cosas malas y te desperté, lo hice con un pequeño beso en los labios, la primera vez que rozaba tus labios. No dijiste nada, solo frotaste sus ojos y con una sonrisa los abriste.

-Buenos días. ¿Me acompañarás hoy al hospital? -Dijiste destapándose.
-Por su puesto. -Te sonreí.

Miraste el desayuno y solo te bebiste el vaso de leche, olvidaste que había fruta, una tostada, cereales y una magdalena sobre la bandeja y solo te bebiste el vaso de leche. Decepcionado cogí la bandeja y la llevé a la cocina mientras tú te vestías.

-¿Tienes novio, Jimin?
-¿Qué?
-Que si tienes novio. -Seguías en calzoncillos y te asomaste por la puerta.
-Pues...
-Es que...

Hablamos casi a la vez, hoy no parecías el Junkook de siempre, estabas alegre, tu timidez se había evaporado y te reías con cada cosa que pasaba por tu mente sin que yo me enterase.

Esa pregunta era un poco innecesaria, hasta tu te reiste y yo sabia que no era solo por nervios. Me contagiaste la risa y me reí también, luego me acerqué a ti y te dije que no, que no tenía novio. Tu sabias que ya estabas empezando a gustarme tu. No, ya me gustabas.

Me abrazaste, estabas caliente y templaste la temperatura de mi cuerpo que estaba realmente congelado. Creí estar cogiendo un resfriado y tener algo de fiebre, tu lo corroboraste poniendo tus labios en mi frente y quejándote de lo que quemaba. Dijiste que como íbamos al hospital que aprovechase y me miraran, pero tú sabias que no te dejaría solo y que no me importaba mi salud.

Caminamos hasta el hospital, intenté cogerte la mano y pude hacerlo, pero no tardaste en decir que al hacer calor ese día seria mejor no estar mucho tiempo con las manos juntas, porque sudarían. Lo entendí y seguimos andando. Hubo un silencio que medio te obligó a sacar tus cascos, no quería que te pusieras a escuchar música.

-Jungkook, sobre los otros...

Ese tema era aun peor, pero necesitaba que habaras y no escucharas música.

-Esta mañana dijiste el nombre de Jin en sueños... Pensé que seria uno de los otros.
-Te equivocas, Jimin, el no tiene nada que ver con esos. -Tu cara expresaba una tristeza absoluta.
-Perdón...
-Nada, cuando vayamos hoy a la cafetería te lo contaré todo.

Al final te pusiste los auriculares y yo me quedé mirando a la gente que pasaba, los animales, las casas, las cosas que ocurrían dentro de los bares. Te miraba alguna que otra vez, veía tus ojos tristes mirando el suelo.

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Tu madre estaba mucho mejor, ya podía ver algo, tú estabas mucho mejor y pronto volveriais a vivir juntos otra vez y esperaba que tú comieras bien de nuevo. Nos fuimos al bar mientras a tu madre le hacían su revisión y el cambio de gasas.
Al sentarte me agarraste de las manos y me miraste a los ojos.

-Jin era mi novio. Los otros y yo tuvimos un conflicto e hicieron que Jin y yo terminaramos nuestra relación. Los otros... -apreté tus manos con fuerza- conocí a uno de ellos por internet, quedamos y trajo a sus amigos, los demás. Nos hicimos muy buenos amigos, pero tuvimos algunos problemas y nos separamos, no sin antes tocarme los huevos.

Sequé la lágrima que caía por tu mejilla y miraste hacia abajo.

-¿Dónde están esos chicos ahora?
-Aquí, siempre me han seguido, a todas partes, todos los días, o uno u otro. Pero siempre.

Miré a mi alrededor, me estabas asustando.

-Hoy no han entrado en el hospital, se han quedado fuera, esperando. Los vi.
-No quiero que te separes de mí, no quiero que ocurra nada.
-No soy yo quien más corre peligro. -Me miraste a los ojos.

Images. ‹Jikook›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora