No Te Impliques

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No tengo tiempo a ponerme nerviosa antes de que Alec pase a recogerme. Todavía falta al menos una hora para que las tiendas abran, pero él ha insistido en desayunar juntos. Ni siquiera sé cómo he dejado que me convenza. Me recuerdo todo el tiempo que todo esto es por Faith y por su bienestar, aunque lo de comer con su padre no suena como algo que pueda reportarle beneficios a ella en un futuro.

-Buenos días - luce una sonrisa tranquila. No falta de realismo pero sí un poco apagada todavía.

Se me ocurre en este momento que tal vez quería ir a ver a Faith y yo se lo estoy impidiendo, pero desecho el pensamiento en cuanto llega. Fue él quien insistió en vernos tan temprano.

-Buenos días - le sonrío antes de coger mi bolso y comprobar que no me olvido de nada.

-Bonita casa - me dice de camino a su coche. Parece nervioso de nuevo.

-Gracias. Era de... - me detengo antes de decir más. No quiero iniciar una conversación sobre mi abuela - mi familia.

Eso no lo ha solucionado en absoluto, pues tampoco quiero hablar de ellos y me reprendo mentalmente por haberlos nombrado. Por suerte, Alec no dice nada más porque hemos llegado a su coche y se entretiene abriendo la puerta para mí. Para cuando se sube él, la posible conversación ya no tiene forma de reiniciarse. Algo de lo que me alegro profundamente.

-He tomado las medidas como me comentaste - me dice mientras conduce - pero creo que sería mejor si le echases un vistazo primero al cuarto. Para hacerte una idea de cómo se podrían distribuir los muebles. Tiene una forma un tanto extraña.

-Vale - vacilo al hablar. No estoy muy segura de lo que está insinuando con todo eso - ¿Quieres pasarte por allí después de desayunar?

-He pensado que sería más cómodo si comíamos en mi apartamento - me mira por un momento pero vuelve la vista al frente con rapidez antes de continuar - Si te parece bien. No quiero obligarte a nada.

Tarde para eso, pienso, porque para empezar, yo no quería nada de esto. Pero ya que he accedido a ayudarle, aceptaré lo que sea que decida con tal de acabar cuanto antes. Soy consciente de que pasaremos mucho tiempo juntos a partir de ahora, pero intentaré que sea lo más impersonal posible.

Sé que no debo implicarme con ellos dos más de lo que ya estoy. Si Adelaide se entera de que he quedado con él para ayudarlo, me matará. O peor todavía, me apartará de mi trabajo. Y eso es algo que no podré soportar.

Trabajar en neonatos es mi salvavidas. Comprobar cómo se fortalecen día a día, ver el orgullo en los ojos de sus padres, participar en su total recuperación y verlos irse a casa con su familia, eso es lo que me mantiene cuerda. Es como si expiase de algún modo mi culpa por la muerte de mis padres. No puedo renunciar a eso.

-¿Te parece bien? - su pregunta me trae de vuelta a la realidad.

-Sí, claro - asiento - Perdona. Me... perdí en mis pensamientos.

-Puedes confiar en mí - me dice - No soy ningún psicópata asesino.

De nuevo bromea, pero yo me siento morir de vergüenza. No quiero que piense que no me fío de él. Pero tampoco quiero darle detalles sobre lo que estaba pensando. Es demasiado privado.