Quise con los ojos cerrados y a corazón abierto. Al final la operación acabó en desastre.
Historia ganadora de la 1ª edición de los Premios WFW en la categoría "Poesía".
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Cierro los ojos e inconscientemente apareces tú, como primer pensamiento y última lágrima del día. Aparece tu risa, haciendo que me tiemble hasta el alma, aparece tu mirada quemando cada centímetro de mi piel, aparece tu recuerdo, ese que me tortura cada noche y cada mañana al levantarme y contemplar el hueco vacío de mi cama. Me advirtieron que echar de menos duele, a veces de una manera incalculable, pero hasta que no te vi marchar y supe que no volverías a mi lado, no me di cuenta de que echar de menos puede ser una gran tortura cuando lo que echas en falta se ha ido para no volver. Y ahí es cuando tengo miedo de abrir los ojos, no quiero ser consciente de la realidad, no quiero asumir que solo voy a poder conformarme con sentirte en mis sueños y que nunca más voy a verte. Por eso cierro los ojos, porque es la mejor forma de mantenerte cerca, de verte aunque tú no puedas verme a mí.
