Capítulo 4

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Keldarion abrazó mejor el cuerpo tembloroso de su hermano y arregló la manta que los rodeaba, para conservar el poco calor que les quedaba. Legolas enterró todavía más su cara en el pecho de Keldarion, suspirando de satisfacción.

Keldarion sonrió, contento de que su hermano estuviera cómodo, y observó la oscuridad que había fuera de su refugio debajo de un saliente de rocas. Se había hecho de noche nada más encontrar el lugar, que estaba lo bastante seco como para refugiarse y dormir. Para entonces Legolas había estado a punto de colapsar, mientras que Keldarion casi no sentía el pie.

Al mirar hacia abajo, se dio cuenta de que Legolas no había dejado de temblar. Los ojos de su hermano estaban cerrados, a punto de dormirse. Sabiendo lo fácil que sucumbiría su cuerpo al frío si lo hacía, Keldarion lo sacudió para despertarlo.

"No te duermas, mocoso."

Legolas parpadeó y miró a su hermano.

"¿Por qué no? Estoy cansado."

"Porque si te duermes ahora puede que no vuelvas a despertar."

"¿En serio? Bueno, pues despiértame cuando duerma un momento" –Legolas cerró firmemente los ojos y empezó a quedarse dormido otra vez.

"¡No! ¡No te duermas, idiota! –gritó Keldarion, golpeándole las mejillas con suavidad varias veces-. ¡Que despiertes he dicho!"

"¡Déjame, Kel!" –gruñó Legolas, abriendo los ojos otra vez y alejando la mano de su hermano.

"¡Soy el príncipe heredero del Bosque Negro y te ordeno que me obedezcas! ¡Quédate despierto! ¿Está claro?"

Legolas lo fulminó con la mirada.

"¡Eso no es justo!"

Keldarion sonrió, a pesar de todo.

"Haré lo que sea para mantenerte consciente... aunque tenga que usar mi rango."

El príncipe más joven puso los ojos en blanco, exasperado.

"Vas demasiado lejos, hermano mayor. Pero, por favor... déjame dormir. Solo unos pocos... minutos..."

Al escuchar su voz cada vez más débil, Keldarion se desesperó.

"No, Legolas, no puedo permitirlo. No te duermas. ¡Por favor!"

"Pero estoy tan cansado..."

"¡Tienes que quedarte despierto! –entonces se le ocurrió una idea-. Creo que sé cómo mantenerte ocupado. Vamos a hacer un concurso, ¿vale? Te haré varias preguntas y tienes que responderlas."

"¡Estás loco, Kel! ¡Déjame!"

"¡No, no lo haré! Ahora dime, ¿cómo se llama nuestro padre?"

Legolas miró a su hermano de forma extraña.

"¡Valar, estás loco! ¡Su nombre es Thranduil hijo de Oropher!"

"¿Y cuál es el de nuestra madre?"

Legolas suspiró, pero respondió de todos modos.

"Marwana hija de Calafalas."

"¿Cuántos años tienes?"

"¡Déjalo ya, Kel! ¡Esto es cada vez más estúpido!"

"Solo dime, ¿cuántos años tienes?"

"¡Ahora mismo me siento como si tuviera más de cien mil años!"

Keldarion se rio.

"Cierto. ¿Y yo?"

"¿Qué pasa contigo?"

"¿Cuántos años tengo?"

"Tres."

"¿Tres qué? ¿Tres años?" –insistió Keldarion.

"¡No! ¡Eres un elfling de tres meses de edad que no para de molestarme como una mosca! ¡Déjame ya, te lo advierto!"

"Todavía no, enano. Ahora que sé que todavía puedes maldecir, sé que puedes seguir con esto."

"¡No quiero! ¡Piérdete, Kel!"

"Bien, insúltame si quieres, hermano, pero quédate despierto."

Pero Legolas ya estaba a punto de cerrar los ojos.

"No... puedo..."

"Legolas –Keldarion le golpeó las mejillas con suavidad, pero no recibió más respuestas-. ¿Legolas? No... ¡Legolas!"

**********************

Observó con interés cómo el príncipe intentaba otra vez despertar a su hermano.

¿Su padre es Thranduil? Entonces ellos son hijos de Thranduil. Hmm... me pregunto cuál de ellos es el mío.

Ella se acercó más, escuchando claramente la angustia en la voz el príncipe de pelo negro.

Es el momento de averiguarlo.

**********************

"Legolas, por favor... -lo llamaba Keldarion frotándole las manos para calentárselas un poco-. ¡Despierta ya! Si no lo haces voy a..."

La voz de Keldarion se desvaneció cuando sintió una presencia cercana y se quedó con la boca abierta cuando una luz brillante apareció lentamente, iluminando la noche oscura. La luz se detuvo a cierta distancia de ellos y entonces se transformó en la imagen de una bella dama vestida de rojo.

A pesar de estar confundido, Keldarion cogió la espada y la sostuvo en alto en postura defensiva mientras que con el otro brazo protegía a su hermano.

"¿Quién... quién eres?" –preguntó, vacilante y un poco asustado por el extraño suceso.

La dama sonrió.

"Soy la señora Zuïlean, la diosa de la granada de invierno, el fruto que tu hermano intentó coger hoy."

Keldarion frunció el ceño, abrazando a Legolas más fuerte. ¿Nos vio? Pero, ¿por qué no la vimos? El príncipe había oído hablar de ella una vez, pero hacía tanto tiempo de eso que tenía problemas para recordar los detalles. De todas formas, Keldarion estaba seguro de que no había venido para ayudarlos.

"Mi hermano no cogió la fruta –dijo Keldarion, defendiendo a su hermano-. No hicimos nada malo."

"Lo sé, querido."

Ella seguía sonriendo, pero Keldarion seguía incómodo.

"¿Entonces por qué estás aquí?"

Zuïlean se rio un poco y se inclinó hacia adelante para tocar la cara de Keldarion. El príncipe se encogió y se alejó de su alcance. Ella se rio otra vez.

"Tienes razón. No hizo nada malo. Sin embargo, vuestro padre sí... hace muchos, muchos años."

Keldarion dudó. ¿De qué está hablando?

"Me quitó algo –continuó-. Y ha llegado el momento de que pague su deuda –ella se acercó más y se quedó mirando el rostro dormido de Legolas antes de pasar al de Keldarion-. Vuestro padre me prometió a uno de vosotros. Solo necesito saber... cuál."

La Promesa Olvidada de ThranduilWhere stories live. Discover now