Cielo
Dios que bien se siente eso.
No se donde estoy pero aquella sensación en mi espalda se siente tan bien que no quiero despertar.
– Mmm – murmuro algo intangible. Siento como una manos grandes me acarician la espalda y bajan a tocar mis nalgas, después vuelven a subir para masajear mis hombros. Comienzo a percibir como abren mis muslos y levantan un poco mi culo. De un momento a otro siento como algo se adentra en mí de golpe.
– Mierda – gimo por la invasión y por la sensación de placer que la acompaña.
– Nena, despierta – es Nicolas, y su voz grave por la agitación y el despertar hace que me estremezca un poco – ¿Ya estás despierta, o quieres que te ayude un poco?
Y empuja su cadera hacia mi y se adentra aún más.
– Nicolas – suelto un gemido un poco más fuerte y él se acerca pegando su pecho a mi espalda y su boca a mi oído.
– Shh cariño no creo que quieras que nos escuchen – dice mordiendo el lóbulo de mi oreja. Dios santo, qué buen despertar.
– Más.
– ¿Quieres más? – pregunta agitado – Dime a quien quieres Cielo.
– A ti – susurro – Solo a ti.
Comienza con unas embestidas pausadas pero profundas, y poco a poco incrementa la velocidad.
– Preciosa – lo escucho gruñir y estoy tan cerca.
– Si Nicolas...
– Vamos cariño, ya casi estoy.
Estoy a punto de pegar el grito en el cielo cuando abren la puerta de golpe.
– ¡Ángel!
Me lleva.
– Carajo – escuchó maldecir a Nicolas para después rápidamente tomar la sabana y cubrirnos. Giramos a ver al intruso y veo a un Dante bastante divertido para mi gusto.
– Lo siento ángel, te escuché gritar y pensé que necesitabas ayuda – parece inocente, si no fuera por la enorme sonrisa que lo culpa. Siento a Nicolas tensarse y se que está a punto de ir tras él, lo tomo del brazo y voltea a verme.
– Tranquilízate – digo sonriendo un poco.
Dirige su habitual mirada de odio hacia Dante y puedo escuchar sus dientes rechinar.
– Tienes exactamente tres segundos para largarte, o se pondrá feo – lo dice apuntando hacia la puerta con la cabeza. Dante levanta las manos en forma de paz y sale por esta. Nos miramos y nos damos por vencidos, ya que alguien más puede entrar.
Me visto y el igual lo hace para bajar a la cocina, estando ahí veo a mi tío y corro a saludarlo, y Nicolas lo hace con un simple gesto de cabeza. Dante que está sentado en la isla de la cocina me toma de un brazo y me da un beso en la mejilla, a lo que Nicolas comienza a gruñir por lo bajo.
– ¿Es que no entiendes mi idioma? – pregunta calmado, pero sabemos que no lo está.
– Claro – dice Dante – Lo que no entiendo es porque no te han internado en algún lugar.
– Pues yo no entiendo porque tanta insistencia a que toques lo que es mío – dice así de simple y siento las mejillas un poco calientes, que poca vergüenza tiene al decirlo enfrente de mi tío. Pero es algo tan natural en él, solo sigue como si nada y me sonríe al dejar mi desayuno enfrente de mi.
– Cariño quiero invitarte a un lugar – comenta mi tío al sentarse en la isla de la cocina – Nicolas, ¿gustas acompañarnos?
Y sin pensarlo asiente con la cabeza.
– ¿Dante? – mi tío hace la pregunta no formulada y veo a Nicolas tensarse.
– Claro Jad, será un placer – y no puede evitar la sonrisa burlona que se le escapa de los labios.
– Bien, porque tu madre también vendrá – dice y él solo sonríe más.
Después de terminar el desayuno, y ver a Dante exasperar a Nicolas a tal grado que le aventó su desayuno y después éste tuvo que subir a asearse y cambiarse, salimos todos a donde sea que mi tío quiera llevarnos. A la media hora de conducir llegamos a un parque, no pensé que mi tío nos traería a este parque, ¿como no me di cuenta antes?
– Bien llegamos – dice mi tío al detenernos en la entrada del parque cerca de casa, el mismo parque que mis padres me trajeron de pequeña. Dirijo mi mirada hacia él y me da una sonrisa cálida de esas que dicen, "Todo va a estar bien porque estoy contigo y no te dejaré caer" . Al entrar veo que mucha gente ha venido en familia, raro al ser un día entre semana. Nos dirigimos a la zona en donde se pueden hacer picnics y diviso a Julieta y a Celeste que nos saludan con la mano y nos acercamos a ellas.
Trajeron comida, bebidas y todos nos sentamos alrededor de la manta y comenzamos una charla en donde Dante y yo molestamos al tío Jad. Después tomo a Celeste y caminamos cerca de unos árboles cuando se nos une Dante.
– Ángel, ¿podemos hablar? – está nervioso, lo miro un tanto preocupada.
– Claro dime – digo y veo a Celeste alejarse un poco.
– Lamento lo de esta mañana – dice con una mueca.
Oh lo de esta mañana, al parecer si está arrepentido.
– En mi defensa – dice – Tu tío estaba por subir por ti y me ofrecí a ir por él, y dejame decirte que solo con subir un poco las escaleras, ya se escuchaban tus gritos.
Y sonríe pero que fresco lo dice, siento las mejillas calientes, que vergüenza.
– Dante... – comienzo a decir, pero soy interrumpida.
– Pero déjame decirte que tienes un lindo trasero ángel.
Maldito, se está burlando.
– ¿Quién tiene un lindo trasero? – aparece Nicolas por detrás.
– Nadie – digo rápidamente, ya que si se entera de lo que dijo estoy segura que lo mata – Nadie solo estamos charlando.
Creo que no se cree mi mentira pero decide dejarme ganar esta vez. Regresamos con los demás y comemos mientras caemos en un ambiente relajado, llega la tarde y me siento en completa paz. Pero, no sé porque comienzo a sentir una sensación de intranquilidad.
Y es cuando la veo.
Está en el parque.
Detrás de un árbol.
Viendo fijamente hacia acá, y no se inmuta al saber que ya la descubrí. Solo se aleja con una sonrisa y a paso firme.
Evangelina.
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Completamente Mía
RomanceEsta es la historia de Cielo Ward una chica sencilla llena de carisma y que disfruta de los que más ama, pero muy pronto la vida le enseñará que no todo siempre es bueno y que hay que luchar y atravesar los obstáculos impuestos por el destino. Acomp...