Dilan

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A pesar de que amaba a mis padres volver a la universidad después de un finde semana agotador era bueno, muy bueno.

Ava estaba de compras y para variar ya estábamos llenas de bolsas.

- Almorcemos? -. Asentí completamente agotada, amaba a mi prima y las compras, pero esto era demasiado, esta bien que nuestros padres fueran millonarios (el mío hiper) pero no por eso debíamos gastar cerca de millones de dólares cada vez que salíamos a comprar.

Llegamos a un restaurante normal más o menos un poco a lo que siempre estábamos acostumbradas. Buena servidumbre acostumbrados a hacer lo que quisiéramos.

- Buenas tardes... -. El muchacho nos miró y su rostros cambio drásticamente aunque suspiro y volvió -. Mi nombre es Dilan y seré su mesero este día, por favor acompañenme.

Ava hizo una seña sonriendo, al parecer como yo recordaba al muchacho.

- Les dejo la carta y por favor, cualquier cosa que necesiten sólo opriman el botón que se encuentra bajo la mesa, vendre enseguida. -. Por eso Ava amaba estos lugares no había que estar gritando por atención.

Ava pidió filetillo con ensalada como siempre, yo mientras ordene papas con costillas asadas.

- Sabes como te odio -. Sonreí cuando Ava miraba como yo comía.

Era cierto que Ava era un tanto más gorda que yo, era por ello que me odiaba tanto, yo podía comer todo lo que quisiera y jamás subía nisiquiera un gramo, mamá decía que era el mal de la lombriz solitaria.

- No puedes estar aquí -. Mire donde Dilan estaba y discutía con la muchacha de cabello largo quien traía a los niños con ella nuevamente.

- Dilan... -. Un hombre viejo y muy feo se acercó a Dilan quien parecía furioso. -. Saca de aquí a tu familia si no quieres salir con ellos -. El muchacho tomó a la niña en brazos quien estaba entretenida jugando y al niño lo tomo de la mano, la muchacha salió tras de el con el bebé mochila.

- Y así fue como el extraterrestre se comió tu comida... -. Que... Mire a mi prima quien parecía divertida con un pedazo de carne en sus manos. -. Volviste?

Sonreí encontrándole la razón. Me había metido en lo que no debería. Al mirar mi plato sólo quedaban las papas con una lechuga cambio de mi carne.

- Por eso pareces vaca... -. Se atraganto furiosa.

- No me hables así mala prima, nisiquiera notaste cuando baje 2 kilos.

Comencé a reír era ella, mi hermosa prima. Dilan volvió a los pocos minutos casi corriendo, en su muñeca parecía brillar una lucesita interminablemente y el comenzó a correr por las mesas disculpándose cada vez que llegaba a alguna.

- Creo que se entretuvo más de la cuenta, si ubiese ido vestido así a la gala probablemente ubiese llamado mi atención... Hoy.. Bueno hoy si parece un hombre y no un sillón.

- Ava -. La reprendí y ella me mostró la lengua con su hermoso pircing de diamantes que le había dado tía Kathe.

Theodore entró en ese momento y se sentó en el asiento disponible.

- Hola chicas...

- No estarías en Alasca -. El sonrió tomando lo que quedaba de mi vino. Había aprendido de papá desde muy pequeña a tomar vino, buen vino, Ava lo odiaba.

- Sólo escapó. -. Otra vez Theodore escapando de sus novias psicópatas.

- Cuanto te duro esta vez... -. Ted río mientras empezaba a contar. -. Bueno, creo que eso no importa, sólo no le cuentes a mamá.

A mamá le molestaba que Ted fuese así, mientras que papá simplemente se reía de las estupideces de mi hermano, aunque el era un caballero no le quitaba el divertirse a mi hermano.

- Sabes que no somos primos de sangre, quizás podamos estar juntos -. Casi me atraganto con la papa que tenía en mi boca.

- Iukkkkk Ava, eres como está... -. Dijo despectivamente dirigiéndose a mi riendo -. Fea, horrible, el peor enjendro de la existencia, como crees que te vería como a alguna mujer, no vez que te conocí como rinoceronte, antes de los frenos y con granos...

Ava lo golpeó antes de que siguiera, yo no podía parar de reír, realmente Theodore y Ava siempre se habían llevado así. De vez en cuando uno de los dos se declaraba descolocando al que se encontrará a su lado.

- Les puedo ayudar en algo más -. Dilan nos tomó por sorpresa, parecía cansado y corría por todas las mesas que había desatendido.

- La cuenta por favor. -. El muchacho asintió y a los pocos minutos volvió con la cuenta.

Al día siguiente me lo encontré en la clase de historia, estaba con unas ojeras que al parecer no le dejaban ver nada, pero aún así se mantenía despierto, era el que más preguntas realizaba y el que más empeño le ponía a la clase.

La Universidad en si era sensilla y aburrida del mismo modo, creo que me había obsesionado un poco esos ojos verdes que eran hermosos, pero al parecer el tenía novia y pasaba con ella el cien por ciento de su tiempo. O no debería trabajar tanto, y con tres niños pequeños no quedaba otra alternativa.

- Por que me sigues pequeña Grey -. Lo seguía? Ho claro que no quería eso... Como había llegado a su lado si hace solo dos minutos estaba con Ava... Claro había llegado a la salida por estar distraída viéndolo caminar... Era una estúpida.

- No te creas importante, sólo eres un becado más. -. Como se creía con derecho a hablarme de ese modo-. Vete antes de que te quite los beneficios que te ha dado MI padre... -. Su mirada se volvió oscura a pesar de lo claro de sus ojos... Sonrió me llevo a un callejón a rastras, ¿por que no podía gritar? Simplemente el habla no salía, era como en esos sueños donde aunque gritaras nadie te oiría.

- No te creas importante niña Grey... -. Dijo acorralandome en una pared con su cuerpo mucho más cerca de lo deceado.

Sus labios se pegaron a los míos antes de darme cuenta, su lengua abrió mi boca y sus manos tiraron de mi cabello. Mi cuerpo reaccionó inmediatamente, mi entrepierna se humedeció y mis manos se pegaron a su pecho marcado... También sentí como su miembro crecía en mi estomago, ho por dios, existía algo tan grande... Podría eso entrar en mi... ¿Que diablos estaba pensando? -. Yo no tengo nada que perder.

Mire donde el miraba y su celular nos sacaba una perfecta selfie de nosotros besándonos, y mirando a la cámara con cara decalientes extremos.

- Buenas tardes señorita Grey.

Se fue, me dejó a mil, lo odiaba... Un auto ubiese pasado sobre mi y no me hubiese dado cuenta... Un momento, eso contaba como violacion? Yo no quería, el me obligó... Introdujo su lengua, mi cuerpo reaccionó contra su ereccion haciéndome imaginar cosas obsenas, mi cuerpo aún no paraba de temblar ante su toque... pero sin mi consentimiento... Y tenía una foto... Ho ho... Tenía una foto de la pequeña Grey en su poder...

Me tenía en sus manos.

Phoebe GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora