CAPÍTULO SIETE

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Avanzamos por el pasillo cogidos de la mano y en silencio. No sabía lo que me esperaba al llegar al salón, pero por alguna extraña razón, estaba tranquila. Imaginé que era debido a la cercanía de Eric; él sin duda alguna, me trasmitia paz.

   Iba pensando en ello, cuando al fin llegamos a nuestro destino. Una vez allí, pude ver a la «pelirroja», esperándonos con una gran sonrisa en el rosto. Miré a nuestro alrededor, y comprobé, que el lugar seguía estando repleto de gente; pero no veía a mis padres por ningún lado. Centré de nuevo mi atención en la vampira bajita que nos seguía observando en silencio y ví que tenía una copa de plata en la mano. «Sangre», me dije, suponiendo que era eso lo que aquella copa contenía.

   Después de darle un último trago, la dejó de nuevo en la bandeja del camarero y fue entonces cuando se acercó a nosotros, contoneando sus caderas al ritmo de sus pasos. Sus movimientos eran muy provocativos.

   Noté el momento justo en el que captó nuestro olor. En unos breves segundos -casi imperceptibles-, sus párpados se cerraron a la vez que aspiraba profundamente y al abrirlos, su mirada se posó en la señal de mi cuello. Me sonrió, luego nos miró a los dos para decir en voz alta:

   —Ahora que la ceremonia a finalizado y con éxito... ¡Que empiece la fiesta! —exclamó.

   Todo los presentes aplaudieron y algunos incluso aullaron. Y antes de que todo volviera a la calma, comenzó a sonar una música alegre y todos empezaron a bailar. En pocos minutos, el salón donde se había desarrollado el evento, parecía una pista de baile.

   Poco después, Eric me soltó de la mano y me sujetó de la cintura atrayéndome hacía él.

   —¿Bailas? —me susurró cerca del oído, y yo, nerviosa perdida como me encontraba, simplemente asentí con la cabeza, en respuesta a su petición.

Él comenzó a contonearse, incitándome a que yo hiciera lo mismo; y eso hice, comencé a moverme al compás de la música, con su cuerpo pegado al mío. Estuvimos así, bailando de manera sensual, gran parte de la noche, excepto cuando éramos interrumpidos por algunos vampiros que se nos acercaban para saludarnos y felicitarnos.

   Finalmente, uno de esos grupos de vampiros, ataviados con trajes caros -señal de que se trataba de gente importante.-, reclamaron su atención y comenzaron a hablar con él. Yo aproveché la ocasión, para estudiar mejor el ambiente y a ver si así de paso, encontraba a mis padres.

   Mientras echaba una ojeada, pude ver que había un grupo de vampiros y humanos entremezclados, en las zonas más sombrías, haciendo algo raro. Me fijé mejor en ellos, y aunque estaban medio ocultos, pude ver suficiente... Quizás más de la cuenta. Se trataba de tres parejas donde «ellos» eran los vampiros -deduje por la palidez de sus rostros-, y las mujeres las humanas. Éstas estaban apoyadas contra la pared, con la piernas ligeramente abiertas, y ellos estaban inclinados sobre ellas y con sus cabezas enterradas en sus gargantas. Se estaban alimentando allí mismo y por el vaivén de sus caderas, juraría que estaban haciendo algo más. Aunque llevaban las ropas puestas, se las estaban apañando de alguna manera, para practicar sexo, a la vez que se alimentaban. ¡Y en público!

   Desvié mi mirada; ya había visto más que suficiente, del comportamiento vampírico. Pero sin querer, ésta se detuvo sobre una pareja de hombres que no estaban muy lejos del «grupito» en cuestión. ¿Estaban haciendo lo que creía que hacían? Así era, se estaban besando de manera apasionada, mientras ambos, con los ojos cerrados para agudizar mejor los sentidos, acariciaban la cabeza del otro. He de reconocer que quedé sorprendida, pues no sabía que los vampiros también podían ser homosexuales, pero por lo visto, así era. Y mientras pensaba en todo eso, uno de ellos abrió los ojos y me miró fijamente. Rápidamente aparté mi mirada de ellos algo avergonazda y seguí inspeccionando el lugar.

Saga <<La Era De Los Vampiros>> Libro I: <<Dulce Cautiverio>>Where stories live. Discover now