Capítulo IX

17 3 1
                                    

Al día siguiente regresó esperando encontrar su abrigo. Lo buscó pero en la playa pero ahí no se hallaba. Estaba en el establecimiento acomodado en una silla. Se asomó para verlo desde los ventanales durante largo rato hasta que me hartó y abrí la puerta.
-¿Qué quieres?
-Mi abrigo.
-¿Cómo sé que es tuyo?
-No te hagas idiota y dámelo.
-No.
-Dámelo.
-No.
-¿Qué quieres que haga para que me lo regreses?
-Explícame por qué me diste las fotos y después las quemaste.
-La siguiente semana.
-Entonces la siguiente semana te devuelvo tu abrigo-.
-¡Eres un maldito tramposo Jim Parker!
-Tú eres la tramposa, no puedo insultarte porque no sé tu nombre-. Se alejó caminando igual que lo hiciera una niña malcriada lanzando groserías por lo bajo, caminando entre la multitud golpeando a cualquiera que se cruzara en su dirección.
-¿Quién era esa loca?-. Preguntó mi tío aún más confundido que yo.
-La chica de cada semana.
-¿Y qué deseaba?
-Que le diera su abrigo.
-¿Por qué lo tienes tú?
-Lo encontré.
-Te he dicho miles de veces que no quiero verte cerca de ella. Algunos clientes me han contado que sufre ataques de esquizofrenia.
-Está un poco mal de la cabeza pero no es para tanto.
-Bueno, mientras no sea yo quien cargue con esa persona si es que es eso dejará de importarme tu vida privada.
-¿Dudas de su existencia? ¡Es solo un ser humano! Cualquiera tiene derecho a sufrir en silencio.
-No la defiendas.
-Es la verdad-. Quería retirarme, me hostigaba la manera de pensar de Joseph, tan cerrada y fría.
-Por cierto, te habló Jane-. Mi corazón se aceleró como no había funcionado en días, la necesitaba y una parte de mí seguía sin aceptar sus decisiones.
-¡¿Qué dijo?!
-Charlé un rato con ella acerca de la pelea que tuvieron. Me invitó a su boda y espera a que asistas.
-No iré.
-Bueno, creo que piensa lo mismo. A mí tampoco me gustaría ver a mi chica casándose con otro.
-Tú estás divorciado desde hace quince años y no has tenido pareja desde entonces. ¿De qué chica hablas?
-Era una metáfora, imbécil-. Y me dejó pensando si realmente sabía diferenciar entre una metáfora y una indirecta. Me presentaría a la boda de Jane, pero no precisamente para felicitarla. Necesitaba un consejo de la chica sin nombre.

Pasaban las nueve de la noche cuando toqué su puerta aquel mismo día. Al menos el pasillo presumía de estar iluminado por una bombilla barata.
-¿Quién es?-. Dijo tratando de jugar con los tonos de su voz.
-Soy Jim, busco a la señorita Dianna sin apellido.
-La señorita Dianna sin apellido no se encuentra en este momento, pero tal vez alguien más pueda atenderlo.
-¿A sí? ¿Quién?-. No contestó pero podía escuchar su ataque de risa al otro lado de la puerta.
-¿Qué necesita joven?
-Un consejo de la única chica que conoce el amor.
-¿Tiene cómo pagar?
-Traigo tu abrigo-. Quitó los cerrojos y me recibió con una mirada infantil. Caminé a través del mar de papeles en el piso viéndose como parte de la decoración de un manicomio cubierto de sangre e imágenes de océanos.
-¿Qué quieres que te diga?
-Haré una estupidez.
-¿Tú? ¿Enserio? No me sorprende, eres un idiota.
-¿Por qué demonios todo mundo se empeña en insultarme y hacerme menos?
-Porque no eres capaz de defenderte y la gente lo ve gracioso, en este planeta necesitas tener carácter para demostrar que no eres débil. Dejaré de insultarte, pero tal vez otras personas no lo hagan. ¡Necesitas defenderte, maldita sea!
-Entendí el punto pero eso no era a lo que venía a verte.
-¿Entonces?
-Quiero arruinar la boda de Jane, suena ilógico, pero sé que la persona con la que se casará no la ama realmente
-...porque tú la quieres.
-Exacto, no la valoré, nunca le dije todo lo que significaba para mí. Y ahora es tarde.
-Jamás es tarde. Si no fueras tú diría que la dejes en paz y corra sus propios riesgos.
-Comprendo.
-Pero he visto cómo se miran ambos y ella está tratando de decirte que la busques. Se siente dolida y a pesar de lo que he vivido debería de estar completamente traumada para decirte esto. Ustedes dos dejaron de recordarme a mi infancia de mierda para contemplar un único momento de felicidad.
-¿Me ayudarás?
-Primero utilizaremos un traje, de preferencia un smoking y creo que guardo uno en este lugar-. Regresó enseguida con algo envuelto en una bolsa, era el smoking.
-Ahora póntelo-. Me fui a vestir, estaba un poco reducido de las mangas y el cuello me apretaba. Sabiendo que llegaría a mitad de un casamiento para salvar a la persona que amaba no me importó llevar esa cosa.
Cuando la chica sin nombre me miró su rostro se iluminó de tristeza.
-Me recuerdas tanto a él.
-¿Quién?¿El chico de la fotografía?
-Sí-. Cambió de tema rápidamente.-¿Te imaginas? Tú yendo por tu amada mientras una canción de James Taylor suena como fondo haciendo una tierna escena. Me gustaría observarlo pero es mucha ridiculez incluso para mí. Te advertiré algo, no siempre debes esperar a que las cosas funcionen. El amor puede desaparecer de un día para otro si no lo demuestras. Si pudiera, apostaría a que tu amigo la quiere demasiado y ella a él.
-Gracias, no ayudas demasiado.
-¿Cuándo será la boda?
-Dentro de dos semanas.
-Oh, ¿Me puedes devolver el abrigo?
-Sí, está en el sillón. ¿Te puedo regresar el smoking dentro de dos semanas?
-Quédatelo. Él tampoco lo quiere.
-¿Cómo lo sabes?
-En el lugar donde está no requiere de trajes elegantes-.
Volteé tratando de entrar fotografías en las paredes pero solo estaban esos cuadros.
-Estás obsesionada con el mar.
-Es lindo, ¿No? Atrae a la muerte.
-¿De qué hablas?
-Es cierto, por curiosidad ¿No leíste las notas verdad?
-¿Las de tu abrigo? No. Te había pedido que me dijeras por qué me diste las fotografías y después las quemaste. Si tratabas que te conociera, no ha resultado y me confundiste.
-Viste las fechas de cada una. Es un pedazo de mi vida, hay más fotos que no tengo en mi poder. Esto es una maraña. ¿Te parece que te expliqué la otra semana?
-No te presiono pero me provocas pesadillas por las noches.
-Perdón, quería librarme de ellas-.
Un rato después me marché intentando digerir información que no tenía inicio ni fin.

ScarsWhere stories live. Discover now