Cuando las pesadillas de Yamaguchi Tadashi regresaron...su corazón presentía que ya nada sería como antes...aunque no estaba seguro que pasaría, esas pesadillas de hace cuatro años solo traerían un mundo de caos dentro de su pequeño corazón...
*Los...
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Otra vez tuve esa pesadilla...hace bastante tiempo que no la tenía, inclusive pensé que podría ser capaz de superarlo, pero veo que no fue así, ¿Cuánto tiempo ha pasado?, mas de un año creo, no lo se y no es como si me tuviera que preocupar de eso.
Salí al balcón tenía que tomar aire, estaba oscuro tal vez, faltaban algunas horas para que amaneciera, todavía no me acostumbraba a estar solo de nuevo. El teléfono comenzó a sonar, ¿Quién podría ser a esta hora de la madrugada?
-¿Hola?
*Tadashi, soy Shoyo... ¿Qué tal?
-Shoyo-sonreí-...si me estas llamando a esta hora, eso significa que es de día por allá
*Sip, pero eso no importa, ¿Estás bien?
-¿Por qué preguntas?
*tuve un extraño sentimiento y lo primero que se me vino a la cabeza, fuiste tú-suspiró-... ¿Otra pesadilla?
-¿Estás entrenando o estudias para ser adivino?-ambos carcajeamos-si... Pero no te preocupes estaré bien...volveré a dormir, suerte con tu enteramiento
*nos vemos dentro de poco, saludos a todos
Ese Shoyo nunca cambia, la verdad nunca pensé que me volvería tan amigo del pequeño revoltoso, pero cuando me cambie de secundaria mantuvimos el contacto, ya son cuatros años. Shoyo fue la única persona que me apoyo cuando me decidí abrir una floristería y gracias a él lo logre.
Hace un año que mi floristería está abierta, y no me va mal, ojala todas las personas que dudaron de mi la pudieran ver, pero en realidad eso no importa mucho. Decidí alejarme del voleibol cuando me cambie de secundaria...era lo mejor.
El reloj marcó las seis de la madrugada, no pude conciliar el sueño de nuevo así que solo me arregle y fui hasta la floristería que me quedaba a una calle de mi casa. Me llenaba de tranquilidad ver los pétalos de las flores cubiertas de roció matutino, pero eso no sería por mucho. El invierno había llegado y para algunas flores no era bueno.
Durante la mañana transporté algunas flores al invernadero, para mantenerlas a salvo, y una vez que termine prepare los ramos para abrir la tienda. Shoyo trabajaba conmigo pero recibió una oferta para entrenar en el extranjero, también había otro trabajador pero tuvo un accidente y esta con reposo, se supone que debería llegar uno nuevo.
-Buenos días Tadashi-chan-entró una mujer adulta
-Oba-san, ¿Tan temprano por aquí?-ella siempre viene por las mañanas día por medio, dice que le encantan las flores y a su esposo también
-Así es, hoy ya se cumplen seis meses...así que quiero un ramo de *"no me olvides"...esas le encantaban
-Debe ser difícil su partida, ustedes se amaban mucho-le dije mientras armaba el ramo
-Es duro levantarse por las mañanas y no verlo...pero...nos amamos tanto cuando pudimos, dedicó todo su tiempo para mi, así que estoy feliz que ahora este descansando...era una buena persona
-Claro, siempre venía a comprar flores para usted, y ahora usted las compra para él-sonrió- debe estar feliz
Un sentimiento de tristeza invadió mi cuerpo, esta pareja de ancianos fueron los primeros que compraron en mi tienda y estaba muy agradecido con ellos, me hacían sentir parte de su familia... y cuando me entere que su marido se había ido, fue un golpe para mi...pero ahora que ya han pasado seis meses desde aquello, me alegra ver a Oba-san tranquila.
-Tadashi-chan... ¿Te has enamorado alguna vez?
-Ese tipo de preguntas...-suspire-claro, pero fue hace mucho
-¿Y qué sucedió?
-No era una amor correspondido así que no paso nada-sonreí-ahora solo amo a las flores
-Se que no escucharás el consejo de una vieja...pero...el amor siempre es hermoso y difícil...enamorarse siempre valdrá la pena
-Sabe que siempre escucho sus consejos Oba-san, lo terminé-le entregue el ramo
-Quedó hermoso, estoy segura que le encantara-sonrió-¿Cuánto te debo?
-Es parte de la casa, dígale que es de mi parte también
Por las mañanas siempre iban las personas adultas, al mediodía las parejas jóvenes y por la tarde los estudiantes, lo que más me gusta de todo esto es que las personas se vayan con una sonrisa en el rostro, creo que al fin había encontrado algo que me llenaba y en lo que era bueno, me hubiera gustado que mi familia viera esto, pero fueron los primeros que se opusieron...aunque no me arrepiento de nada.
