Dedicado a: Camille7u7.
Andrea: Otro más, Dios mío, ¿hasta cuándo?
Agucha: Hasta que sólo quede una persona Andrea.
Carlos: Esto se está saliendo de control, quedamos 14. No permitiré que me asesinen.
Superman: Tampoco yo.
Ximena: ¿Y si borramos todos los datos del teléfono? Quizá así whatsapp se desinstale.
Cat: Ni lo intentes, que me toca a mí. Llevamos 2 días en este grupo y mañana muere uno más. Si alguien intenta eliminar whatsapp sufrirá las consecuencias.
Luisa: Pero, ¿por qué a nosotros?
Víctor: Lo mismo nos preguntábamos nosotros.
Julio César: Ya estoy harto de tus tonterías Dilvis, si soy homosexual o no, ¿a ti qué te importa?
Víctor: Es un imbécil, era una maldita persona cuando estaba vivo pero ahora todos lo somos.
Dilvis: Hablan los dos homosexuales, deberían hacerse novios, uno muerto y uno vivo.
Julio César: Ja, ja, eres un imbécil Dilvis.
Dilvis: Lo sé, no eres el primer idiota en decírmelo.
Michelle: Tranquilos.
Tranquilos.
Tranquilos.
Tranquilos.
Tranquilos.
Tranquilos.
Julio César: Estoy tranquilo, Dilvis es el que molesta.
Dilvis: Cuando me toque asesinar no lo pensaré dos veces, tú estarás muerto.
Michelle: Tranquilos.
Tranquilos.
Julio César: No le tengo miedo a la muerte Dilvis. Como Andrea, me iré cuando Dios quiera, no cuando tú lo decides.
Gemma: ¿No les da miedo platicar con fantasmas?
Ian: ¡Miedo! ¡Claro que tenemos miedo! Pero no podemos hacer nada, sólo, esperar esa prueba para salvarnos.
Carlos: Maldita sea.
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Luisa se encontraba acostada en su cama mientras miraba su celular, tenía un fuerte dolor de estómago.
Su prima llegó y se acercó de inmediato a ella, en su mano cargaba una caja de pastillas.
—Ten, éstas son las que me recetaron a mí para el dolor de mi brazo, sirve también como anestecia y dura un buen rato, no te alivia pero lo controla, debes ir al médico.
—Sí, no quiero que llegue a pasarme lo mismo que a ti.
—No Luisa, mi brazo no fue amputado por algún acto médico, fue amputado por mí.
—¿Qué estás diciendo Mar? —Preguntó Luisa mientras se levantaba de la cama un poco asombrada.
—Luisa, te platicaré porque eres mi prima favorita, y la única en la que confío. Espero que me creas. Un día me agregaron a un grupo, un grupo maldito, donde, una chica llamada Van se suicidió e hizo un pacto con el diablo para asesinarnos en el grupo, de una manera horrible, sólo 3 se salvaron, yo fui la tercera y quedaron dos personas, de ellas ya no sé nada.
—Espera —dijo Luisa y abrió la conversación del grupo de WhatsApp, le mostró el celular a su prima Mar—, ¿un grupo como éste?
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Mari: Yo no tengo miedo. Podría terminar con mi vida cuando yo quisiera pero antes, me gustaría ver un fantasma.
Claudio: Zerya cenzasional ber un fantAzma.
Julio César: ¿Y cuál es la siguiente prueba?
Ximena: Cállate Julio. Estás mal hijo, no podemos hacer prueba, no quiero sufrir.
Cat: Ya uno lo ha dicho, es momento de mi prueba, mi momento de libertad.
Randy: Una prueba fácil por favor.
Cat: Claro, una prueba de acuerdo a mi muerte.
Cat cambió el asunto a "4, Cat".
Cat: Morí en la esquina de mi cama, con un fuerte golpe en la nuca. Será sencillo, deben pararse en la esquina de su cama, no en el colchón, en la base, y deberán mandar una foto.
Michelle: Estoy gorda.
Cat: Cuanto siento que no vayas a poder.
Michelle: Se me dificultará, pero lo haré.
Randy envió una foto.
Superman envió una foto.
Claudio envió una foto.
Ximena envió una foto.
Julio César envió una foto.
Luisa envió una foto.
Carlos envió una foto.
Mari envió una foto.
Andrea envió una foto.
Ian mandó una foto.
Franco envió una foto.
Michelle envió una foto.
Belsa envió una foto.
Mari: Oh, la única persona que podría ser mi amiga.
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Gatu se encontraba haciendo las compras de la comida con su madre en un supermercado. Ella llevaba el carrito y se detuvo a ver qué galletas comprar.
No se decidía, había de todo tipo.
Gatu era una chica, de unos 15 años de edad, vestía con colores oscuros y su cabello era negro y corto. Tenía un piercing en la nariz, además de sus aretes en las orejas.
Colocó dentro del carrito una caja de galletas de fresa y caminó viendo las demás cajas de galletas para ver qué otras elegía.
Una caja de galletas cayó al carrito sin ella haberla bajado, cayó desde el último nivel del estante donde estaban.
Gatu caminó al carrito dispuesta a retirar la caja equivocada de galletas pero el carrito avanzó hacia ella de una manera brusca.
El tubo de metal que tenía abajo la golpeo arriba de sus pies causándole un fuerte dolor. Ella se agachó y se masajeó la parte donde el carrito la golpeo.
Unas barritas de granola cayeron de su lugar, iban saliendo del tubo pequeño en donde estaban colocadas hasta que cayeron todas.
Gatu se alarmó y caminó hacia ellas para qué estaba pasando, no observó nada raro, iba a irse de ese lugar para buscar a su madre pero Cat apareció frente a ella.
—Has sido la última —susurró.
—¿La última en qué? —Preguntó Gatu pero no quiso escuchar la respuesta. Iba a salir corriendo pero Cat la empujó hacia atrás, Gatu dio media vuelta e inconsientemente se encajó el tubo donde estaba las barritas de granola en el ojo.
Pegó un grito bastante fuerte y quiso salir de ahí, posicionó sus manos en la pared del estante y se hizo hacia atrás pudiendo zafarse, nuevamente Cat la empujó y esta vez Gatu se encajó el tubo en el otro ojo. Cat la empujó cada vez más hasta que el tubo atravesó su cráneo mantándola al instante.
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Gatu salió.
Cat envió una foto.
Cat salió.
